Complementario: La misión de Dios en favor de nosotros: Primera parte

 Capítulo 1

La misión de Dios en favor de nosotros: Primera parte 

La vida de L¡ Jingzhi y Mao Zhenping se derrumbó el 17 de octubre de 1986 a las 6 de la tarde. En aquel momento, alguien secuestró a Mao Yin, su hijo de dos años (al que llamaban Jiajia). El papá de Mao acababa de recogerlo en la guardería en Xian, la ciudad donde vivían en el noroeste de China. Ellos iban caminando juntos hacia su casa. Mao pidió algo de beber y se detuvieron frente al Hotel Jinlin. Su papá sacó una botella con agua caliente y empezó a enfriarla vertiéndola entre dos tazas. Ese momento en el que apartó la mirada, lo lamentó durante el resto de su vida.

Es la peor pesadilla de cualquier padre. En una ciudad de unos doce millones de habitantes, ¿por dónde se empieza a buscar? La desconsolada madre dé Jiajia renunció a su trabajo y se dedicó a tiempo completo a buscar a su hijito. Así empezó una búsqueda que duró más de treinta años. Li distribuyó más de cien mil volantes en Xian y las provincias vecinas. Acudió a numerosos programas de televisión pidiendo ayuda para encontrar a su amado hijo. Incluso empezó a trabajar como voluntaria en Baobei Huijia, que significa "el bebé vuelve a casa", una organización dedicada a ayudar a familias chinas a encontrar a sus hijos desaparecidos.

Las restricciones del gobierno chino sobre el tamaño de las familias lo hacían aún más doloroso. Ante la explosión del crecimiento en la década de 1960, el gobierno decretó que ninguna familia podía tener más de dos hijos. En 1979, siete años antes de que naciera Mao Yin, el gobierno lo redujo a un hijo.1 Li Jingzhi y Mao Zhenping tenían el dolor adicional de saber que habían perdido a su único hijo y no podrían tener otro.

"La esperanza es lo que me motiva a seguir viviendo -dijo Li en 2019, tras 31 años de búsqueda de su hijo-. La gente nunca debe perder la esperanza. Creo que algún día encontraré por fin a mi hijo". Li miró a la cámara de televisión y se dirigió a su hijo, esperando que siguiera vivo y estuviera observando. Dijo: "Jiajia, quiero que sepas que mamá te amará siempre. Mamá no dejará de buscarte. No importa cómo vivas ni dónde estés. Debes decirme dónde estás, para tranquilizarme. Por favor, no me hagas permanecer en la incertidumbre para siempre. Mi corazón sufre. Ahora tienes 33 años. Tal vez estás casado y tienes tus propios hijos. Yo no te importunaré ni trataré de cambiar tu vida. Mi único deseo es saber que sigues vivo donde quiera que estés".2

Un amor inagotable

La búsqueda incesante de Li refleja tenuemente la compasión ilimitada e incesante de Dios el Padre. Desde sus primeras páginas, la Biblia lo retrata como alguien que busca activamente a sus hijos perdidos. Cuando Adán y Eva desobedecieron, Dios buscó por el jardín, preguntando: "¿Dónde estás?" (Gén. 3:9). Cuando las manos de Caín derramaron la sangre de su hermano, Dios le preguntó:

"¿Dónde está Abel, tu hermano?". Podemos sentir el dolor en la voz de Dios: "¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra" (Gén. 4:9,10). Y cuando Abraham dejó a Agar e Ismael solos, abandonados, sin agua en el desierto, "Dios escuchó llorar al muchacho" (Gén. 21:17, NTV). Dios permanece en estrecha sintonía con su creación. Escucha, observa, siente y responde.

Dios oyó llorar a su pueblo en Egipto (Éxo. 3:7). Vio al bebé Moisés flotando en una barca improvisada en el rio Nilo. Observó como una princesa egipcia lo adoptaba. Y contempló a Moisés ascender al poder y alcanzar influencia en la corte del faraón. También vio su drástica caída y lo encontró pastoreando, escondido en lo que la Biblia llama "el otro extremo del desierto" (Éxo. 3:1, NVI). Fue un cambio de vida radical para Moisés, un príncipe que estaba acostumbrado a caminar por los majestuosos pasillos del palacio del faraón. Dios lo llamó por su nombre desde la zarza ardiente: "¡Moisés, Moisés!" (vers. 4).

Durante años, muchos han intentado explicar la zarza ardiente. Entre algunas de las teorías propuestas, están las siguientes: que fue una alucinación producida por alguna droga, que era un volcán activo, que fue una ilusión óptica, que era una fuga de gas natural, que se trataba de un fuego subterráneo, que fue el fuego de San Telmo, que era un arbusto con bayas o flores rojas o un arbusto que emitía vapores inflamables.3 Cualquier lector que se niegue a aceptar la zarza ardiente como un encuentro sobrenatural, ¡se quedará estupefacto ante el resto de la historia de Moisés!

Mediante la zarza ardiente, Dios se acercó a Moisés y le aseguró el cuidado incesante por su pueblo. Nuevamente, se reveló como el Dios que está íntimamente conectado con su creación. Él ve ("he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto"), oye ("he oído su clamor") y comprende ("he conocido sus angustias"). A continuación, llamó a Moisés a la acción (vers. 7).

La Biblia dice que "el otro extremo del desierto", donde Dios encontró a Moisés, era el monte Horeb, "la montaña de Dios" (vers. 1). También conocido como el monte Sinaí, es el mismo lugar en el que Moisés recibiría más adelante los Diez Mandamientos, las "palabras de vida" de la ley de Dios (Hech. 7:38). También es donde, muchos años después, Dios encuentra a otro profeta, Elías. Pero a diferencia de Moisés, Elías no estaba cuidando ovejas. Elías, el poderoso profeta de Dios, estaba escondido en una cueva.

Esta es una de las maravillas de la Biblia: nos dice la verdad sobre las personas. No exagera a los héroes y heroínas con un falso lustre espiritual, omitiendo sus defectos y errores. Piensa un momento en Elías. Acababa de salir de una increíble experiencia en la cima del monte Carmelo. El profeta solitario de Dios se había enfrentado a trescientos profetas de Baal en una prueba de fuego literal. Se rio de ellos, se burló de ellos y se mofó de ellos. Parece que Elías disfrutó cada segundo de la experiencia. Dios recompensó espectacularmente su fe y demostró quién estaba al mando. Pero luego todo salió mal, por así decirlo. Elías huyó a jezreel. A pesar de como se había puesto la situación, esto no dejaba de ser todo un maratón y un esfuerzo impresionante para un profeta después de un largo día en la montaña.

A partir de aquí, la historia se vuelve una montaña rusa. En Jezreel, Elías recibe un mensaje de la reina Jezabel, amenazando con matarlo. Elías huye de nuevo, esta vez por su vida. Finalmente, llega a Beerseba y se adentra en el desierto. Finalmente, se desploma bajo un enebro y ora pidiendo morir: "Basta ya, Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres" (1 Rey. 19:4).

Fue una caída emocional, física y espiritual impresionante. En el monte Carmelo, Elías apenas podía contener su alegría mientras se burlaba de los sacerdotes de Baal. Triunfó cuando el fuego de Dios consumió los altares y el humo se elevó a los cielos. Pero al final, se acurrucó bajo un enebro, deseando morir.

El ánimo y la alimentación

Los altibajos emocionales y espirituales, e incluso la desesperación, forman parte de la naturaleza humana. El nadador Michael Phelps, el mejor atleta olímpico de todos los tiempos, calcula que el 80 % de los atletas sufren algún tipo de depresión postolímpica. Durante su carrera olímpica, Phelps ganó 28 medallas olímpicas, 23 de ellas de oro. Un solo atleta con un medallero superior al de muchos países. Y, a pesar de ello, sufrió una depresión que lo paralizó. "Lo cierto es que luego de cada Olimpiada, creo que caía en un grave estado de depresión", declaró en la cuarta conferencia anual del Foro Kennedy. Tras los juegos Olímpicos de 2012, en los que ganó cuatro medallas de oro y dos de plata, se quedó en su habitación, sin querer comer y sin apenas dormir.4 "Fue en octubre de 2014 cuando perdí toda esperanza -dijo en un anuncio de televisión-. Era uno de los atletas más laureados del mundo. Tenía 18 medallas de oro, el sueño americano hecho realidad. Pero estaba perdido. No había salido de mi habitación en cinco días. Me preguntaba si quería seguir viviendo".5

Por lo general, celebramos los logros extraordinarios de los atletas famosos. Sin embargo, todos los días se producen otros logros menos publicitados. Los médicos de las salas de emergencia trabajan las 24 horas del día, a veces sin poder tomarse un respiro entre paciente y paciente. Los profesores invierten todo su esfuerzo en la vida de sus alumnos. Los pastores se dedican a realizar numerosas actividades espirituales durante el fin de semana: organizan, se reúnen con la gente, predican. Todos son susceptibles de sufrir algún tipo de "colapso" cuando todo se acaba.

El psicólogo Archlbald Hart denomina "depresión post-adrenalina" a la situación en la que el estrés agota el suministro de adrenalina de una persona. "[Los pastores] sucumben a la depresión post-adrenalina los lunes, cuando su sistema suprarrenal colapsa y exige tiempo para recuperarse -escribe-. Pueden sentirse deprimidos, irritables y negativos ante todo".6 En otras palabras, por favor, dale un respiro a tu pastor los lunes en la mañana.

Dios encontró a Elías bajo un enebro y envió a un ángel para que le diera de comer. A Dios le preocupaba algo tan elemental como los hábitos alimenticios de Elías. Sabía que una alimentación adecuada lo ayudaría a reanimarse y levantarse. "En pocas palabras, lo que comemos afecta directamente la estructura y la función de nuestro cerebro y, en última instancia, nuestro estado de ánimo", escribe la Dra. Eva Selhub, de la Facultad de Medicina de Harvard. Selhub compara el cerebro con un automóvil caro, que funciona mejor con gasolina de primera calidad. Los mejores combustibles para el cerebro son los alimentos ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes. El combustible barato, que puede dañar el cerebro y afectar negativamente el estado de ánimo, son los alimentos procesados y los alimentos ricos en azúcares refinados. "Lo interesante es que, durante muchos años, la ciencia médica no reconoció plenamente la conexión entre el estado de ánimo y la alimentación", afirma Selhub.7 Pero Dios sí conocía esa conexión. Cualquiera que fuera el manjar que el ángel le sirvió a Elías, le dio la energía que necesitaba para seguir adentrándose en el desierto durante cuarenta días y noches, hasta llegar al monte Horeb.

Pero una vez más, la energía de Elías se agotó, y esta vez Dios lo encontró acurrucado en una cueva. El terror y la soledad habían sustituido al éxtasis espiritual y emocional del monte Carmelo.

"¿Qué haces aquí, Elías?", le preguntó suavemente Dios (1 Rey. 19:9). Es una pregunta sencilla que indaga en el fondo de la situación. Fíjate que Elías no expresa conmoción al oír la voz de Dios. No exclama: "¿Quién eres?". Él conoce a Dios y conoce la voz de Dios. Y responde: "He sentido un vivo celo por Jehová, Dios de los ejércitos, porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Solo yo he quedado y me buscan para quitarme la vida" (vers. 10).

Dios sorprende con otra experiencia similar a la del Monte Carmelo, con vientos, un terremoto y fuego. Vuelve a susurrar la pregunta: "¿Qué haces aquí, Elías?" (vers. 13). Elías da la misma respuesta. Esta vez Dios le asegura a Elías que no está solo. De hecho, es uno de los siete mil creyentes fieles que aún viven en Israel. Y le da a Elías una lista de tareas que lo mantendrán ocupado y lo distraerán de su malestar (vers. 14-18).

Elías fue bendecido. Durante cada paso de su travesía física y emocional, Dios veló por él. Dios sabía dónde estaba. No había ningún lugar al que pudiera dirigirse en el que Dios no lo encontraría.

Traer de vuelta a los descarriados

Siglos después de Elías, los exiliados judíos sentían que su Dios ■ los había abandonado 'Los ejércitos de Babilonia habían destruido su templo. Habían perdido su amada Jerusalén y estaban cautivos en una tierra pagana. Pero Dios estaba pendiente de ellos y planeaba su liberación. En cierto sentido, los babilonios fueron responsables del exilio. Saquearon Jerusalén, saquearon la ciudad y exiliaron a los cautivos a Babilonia. Pero el profeta Ezequiel, uno de los exiliados, culpó a los dirigentes de Judá. Los reprendió por ser pastores que se preocupaban más de sí mismos que de sus ovejas. "Ustedes no ayudan a las ovejas débiles, ni curan a las enfermas, ni vendan a las que tienen alguna pata rota, ni hacen volver a las que se extravían, ni buscan a las que se pierden, sino que las tratan con dureza y crueldad." (Eze. 34:4, DHH). Ezequiel está describiendo aquí a unos pastores espirituales que no se ocupaban de las ovejas descarriadas. Y las ovejas ciertamente se habían extraviado: "Mis ovejas andan descarriadas por montes y colinas, dispersas por toda la tierra, sin que nadie se preocupe por buscarlas" (vers. 6, NVI).

Ante el fracaso espectacular y egoísta de los dirigentes, Dios anunció que intervendría y se convertiría en su Pastor: "Yo mismo me encargaré de buscar y de cuidar a mí rebaño. [...] Buscaré a las ovejas perdidas, recogeré a las extraviadas, vendaré a las heridas y fortaleceré a las débiles" (Eze. 34:11-16, NVI). Isaías dice: "Como pastor apacentará su rebaño. En su brazo llevará los corderos, junto a su pecho los llevará; y pastoreará con ternura a las recién paridas" (Isa. 40:11). En otras palabras, Dios haría lo que deberían haber hecho los líderes espirituales.

Ezequiel describe a Dios haciendo dos cosas en su papel de Pastor misionero. Las dos palabras hebreas que utiliza, darash y baqar, conllevan el significado de "buscar" y "escudriñar" (Ezequiel 34:11). Pero baqar puede tener el significado adicional de "indagar con preocupación". Es como si Dios mismo fuera en busca de las ovejas y, por el camino, llamara a las puertas de la gente para preguntar si han visto a sus ovejas perdidas.

En tiempos de Jeremías, Dios le prometió a Israel: "Les daré pastores que cumplan mi voluntad". Dios desea ser un Pastor que busca a sus ovejas y las alimenta con "con sabiduría y entendimiento" (Jer. 3:15, NVI).

El buen Pastor

Siglos más tarde, Jesús vino como Pastor preocupado y buscador. Se autodenominó "el buen Pastor". Él conoce a sus ovejas, abandona el redil para buscarlas y reunirías, e incluso da la vida por ellas (Juan 10:14-16). Es el Pastor que deja a las 99 ovejas para encontrar a una sola oveja perdida (Luc. 15:3-6).

Los pastores de los tiempos bíblicos conocían bien a sus ovejas. "Un pastor responsable conocía a cada miembro de su rebaño en lo que respecta a sus circunstancias de nacimiento, historial de salud, hábitos alimentarios y otras particularidades. No era raro que pusieran nombre a cada cabra y oveja y las llamaran por sus nombres (ver Juan 10:3)".7 En la parábola de Jesús sobre la oveja perdida, el pastor busca a una oveja que probablemente conoce bien, aunque solo sea una entre cien. Sabe cuándo y dónde nació la oveja y qué le gusta comer y, lo que es más importante, la conoce por su nombre. Podemos imaginarnos al pastor dirigiéndose al desierto, llamando por su nombre a la oveja perdida.

Tal como lo describe Mateo, el Pastor se alegra más de encontrar a la oveja perdida que de las 99 que nunca se descarriaron (Mat. 18:13). El relato de Lucas extiende esta alegría, afirmando que "hay más alegría en el cielo" (Luc. 15:7, DHH). No es que el Pastor no se preocupe y ame a las 99 ovejas restantes. Es solo que encontrar a la oveja perdida, subirla a sus hombros y llevarla a casa produce un nivel de alegría especial. Y cuando el Pastor llega triunfante a casa con la oveja perdida, llama a sus amigos y vecinos para celebrarlo (vers. 6).

Por supuesto, esta parábola no trata realmente sobre una oveja perdida. Trata sobre el Pastor que cuida de una oveja descarriada y se alegra cuando la lleva a donde pertenece.

A un griego o un romano de la época le habría parecido absurda esta representación de Dios. Sus dioses mostraban emociones humanas con heroicidades. Eran poderosos, inmorales y totalmente imprevisibles. Sin duda intervenían en la vida de los seres humanos, pero no con el cuidado personalizado y la compasión del buen Pastor. Se nos dice que cuando Jesús miraba a las multitudes, las miraba con compasión porque eran "como ovejas sin pastor" (Mat. 9:36, NTV). Los dioses griegos nunca miraban a la gente con compasión. Y los antiguos ciertamente no habrían podido imaginar a Zeus, Apolo o Poseidón recorriendo el desierto en busca de una oveja perdida.

"Una simple frase: 'Porque de tal manera amó Dios al mundo', habría desconcertado a un pagano culto" -escribe el sociólogo Rodney Stark—. Y la noción de que a los dioses les importa cómo nos tratamos unos a otros habría sido descartada como totalmente absurda". El concepto de un Dios que ama a seres que a cambio lo aman a él, era un concepto extraño en el mundo romano. En la filosofía clásica, la misericordia y la piedad eran defectos de carácter. En el estado ideal que describía Platón, la mejor forma de tratar a los mendigos era arrojándolos fuera de las fronteras del estado-nación.9

Pero en Jesús vemos a un Pastor que cuida a los marginados de la sociedad. Él sana a los leprosos, a los cojos y a los poseídos por el demonio. Es el que busca y salva a los perdidos.

El perdido es encontrado

En 2020, las esperanzas y las plegarias de Li Jingzhi obtuvieron respuesta. El 10 de mayo, Día de la Madre en China, se enteró de que habían encontrado a su hijo, vivo y sano, en otra provincia. Ocho largos días después, los padres y el hijo se reunieron, debidamente grabados por las cámaras de televisión, en un momento que haría llorar incluso a los más endurecidos. Cuando madre, padre e hijo se abrazaron, quedó claro que más de tres décadas de búsqueda habían valido la pena. "No quiero que me abandone nunca más -dijo Li Jingzhi, aferrándose con fuerza a la mano de su hijo— No dejaré que me abandone nunca más".

1  La política era más relajada para los padres de las zonas rurales. Si el primer hijo era una niña, se les permitía tener un segundo hijo. Esta política se abolió en 2015.

2  Lea Li y Andersen Xia, "Kidnapped: The Chinese Parents Desperately Searching for Missing Children", South China Mornlng Post, 14 de enero de 2020, https:// www.scmp.com/video/scmp-films/3046029/kidnapped-chinese-parents-des-perately-searching-missing-children; Néctar Gan, "Facial Recognition Helps Reunite Kidnapped Toddiér With Family After 32 Years", CNN, 19 de mayo de 2020, https://www.cnn.com/2020/05/19/asia/china-kidnapped-son-reuni-ted-intl-hnk/indExodushtml; "China Abductions: Parents Find Son Snatched ¡n Hotel 32 Years Ago", BBC, 19 de mayo de 2020, https://www.bbc.com/news/ world-asia-chína-52717670

3  Charles E. Baukal, "Pyrophany on Mount Horeb: The Burning Bush", Scandi-navian Journal ofthe Oíd Testament 30, n° 2 (2016): 215-235.

4  Susan Scutti, "Michael Phelps: 'I am Extremely Thankful That I Did Not Take My Life'", CNN, 20 de enero de 2018, https://www.cnn.com/2018/01/19/health/ michael-phelps-depression/

5  Talkspace, "Talkspace x Michael Phelps: How Therapy Helped Save His Life", video de YouTube, 0:45, 22 de mayo de 2018, https://www.youtube.com/ watch?v=j7KuJJruD4o

6  Archibald D. Hart, Unmaskíng Male Depression (Nashville, TN: Thomas Nelson, 2000), p. 42.

7  Timothy S. Laniak, Shepherds After My Own Heart: Pastoral Traditions and Leadership ¡n the Bible, New Studies in Biblical Theology 20 (Leicester: InterVar-sity, 2015), p. 57.

Rodney Stark, The Rise of Christianity (Princeton, NJ: Princeton University Press, 1996), pp. 211,212.

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