Lección 9: EL FUNDAMENTO DEL GOBIERNO DE DIOS
Sábado por la tarde
Lea para el estudio de esta semana
Apocalipsis 14:6-12; Eclesiastés 12:13-14; Proverbios 28:9; Daniel 7:25.
Texto de memoria:
"Y el dragón se enfureció contra la mujer, y fue a hacer guerra contra el resto de su descendencia, que guarda los mandamientos de Dios y tiene el testimonio de Jesucristo" (Apocalipsis 12:17).
A través del estudio intensivo de la Biblia, los adventistas llegaron a comprender el significado de la ley en el Lugar Santísimo del santuario celestial. Mirando en el corazón de la ley de Dios, también descubrieron el significado del sábado, el cuarto mandamiento. De hecho, este mandamiento, más que cualquier otro, identifica claramente a Dios como nuestro Creador, el fundamento de toda adoración verdadera, un tema que será especialmente relevante en los últimos días de la historia de la tierra (ver Apocalipsis 14:6-12).
El objetivo de Satanás desde el principio ha sido frustrar la adoración de Dios socavando la ley de Dios. Él sabe que ofender "en un punto" significa ser "culpable de todos" (Santiago 2:10); por lo tanto, anima a las personas a transgredir la ley de Dios. Satanás odia el sábado porque le recuerda a la gente al Creador y cómo debe ser adorado. Pero también está consagrado en la ley de Dios en el Lugar Santísimo del santuario celestial. Debido a que la ley es lo que define el pecado, siempre y cuando las personas busquen ser fieles a Dios, entonces Su ley debe continuar siendo válida, incluyendo el mandamiento del sábado.
El objetivo de esta lección es mostrar el vínculo entre el santuario, la ley de Dios, el sábado y la crisis venidera sobre la marca de la bestia. También exploraremos la relevancia del sábado para una generación del tiempo del fin.
*Estudie la lección de esta semana, basada en los capítulos 25–27 de El Conflicto de los Siglos, a fin de prepararse para el día de reposo 1 de junio.
Comentarios Elena G.W
El germen que se halla en la semilla crece en virtud del desarrollo del principio de vida que Dios ha implantado en él. Su desarrollo no depende del poder humano. Tal ocurre con el reino de Cristo. Es una nueva creación. Sus principios de desarrollo son opuestos a los que rigen los reinos de este mundo. Los gobiernos terrenales prevalecen por la fuerza física; mantienen su dominio por la guerra; pero el Fundador del nuevo reino es el Príncipe de Paz. El Espíritu Santo representa a los reinos del mundo bajo el símbolo de bestias fieras de rapiña; pero Cristo es el “Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”.1En su plan de gobierno no hay empleo de fuerza bruta para forzar la conciencia. Los judíos esperaban que el reino de Dios se estableciese en la misma forma que los reinos del mundo. Para promover la justicia ellos recurrieron a las medidas externas. Trazaron métodos y planes. Pero Cristo implanta un principio. Inculcando la verdad y la justicia, contrarresta el error y el pecado (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 54, 55).[N]o fue tan solo para realizar la redención del hombre para lo que Cristo vino a la tierra a sufrir y morir. Vino para engrandecer la ley y hacerla honorable. Ni fue tan solo para que los habitantes de este mundo respetasen la ley cual debía ser respetada, sino también para demostrar a todos los mundos del universo que la ley de Dios es inmutable. Si las exigencias de ella hubiesen podido descartarse, el Hijo de Dios no habría necesitado dar su vida para expiar la transgresión de ella. La muerte de Cristo prueba que la ley es inmutable. Y el sacrificio al cual el amor infinito impelió al Padre y al Hijo a fin de que los pecadores pudiesen ser redimidos, demuestra a todo el universo —y nada que fuese inferior a este plan habría bastado para demostrarlo— que la justicia y la misericordia son el fundamento de la ley y del gobierno de Dios (El conflicto de los siglos, p. 493).
Satanás obra constantemente, con intensa energía y bajo miles de disfraces, para desfigurar el carácter y el gobierno de Dios. Con planes abarcantes y bien organizados y con maravilloso poder, trabaja por mantener engañados a los habitantes del mundo. Dios, el Ser infinito y omnisciente, ve el fin desde el principio, y al hacer frente al mal trazó planes extensos y de gran alcance. Se propuso no solo aplastar la rebelión, sino también demostrar a todo el universo la naturaleza de esta. El plan de Dios se iba desarrollando y a la vez que revelaba su justicia y su misericordia, vindicaba plenamente su sabiduría y equidad en su trato con el mal …
Mediante el desarrollo del gran conflicto, Dios demostrará los principios de su gobierno, los cuales han sido falseados por Satanás y por todos los que él ha engañado. La justicia de Dios será finalmente reconocida por todo el mundo (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 64, 65).
El Santuario y la Ley
Lea Apocalipsis 11:19; Éxodo 25:16; Éxodo 31:18; Apocalipsis 12:17. ¿Qué indican estos versículos que había en el arca del pacto en el Lugar Santísimo del santuario?
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El Día de la Expiación era un día de juicio. A todo Israel se le ordenó participar en este evento mediante el arrepentimiento, el examen de conciencia y la abstención de todo trabajo (ver Levítico 23:29-31). Solo en este día, el sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo para hacer expiación por el pecado. Allí, en el aposento más recóndito del santuario, estaba el arca de la alianza. Dentro del arca estaba la ley de los Diez Mandamientos de Dios, escrita en tablas de piedra. La cubierta dorada del arca se llamaba propiciatorio, donde se rociaba sangre para limpiar el santuario del pecado. La presencia de Dios se manifestó en la gloria Shekinah sobre el propiciatorio. Cada sacrificio ofrecido revelaba la misericordia de Dios hacia los seres humanos pecadores, pero el Día de la Expiación muestra que el pecado se recuerda hasta el día del juicio (Hebreos 10:3) y que realmente solo podía ser eliminado a través de la fe en la sangre de Cristo para limpiarnos del pecado (1 Pedro 1:18-19). Allí, en la presencia de Dios, la misericordia y la justicia se combinan maravillosamente.
Al mirar dentro del santuario celestial, el apóstol Juan vio "el templo de Dios [...] abierto" y el "arca de su pacto" revelada (Apocalipsis 11:19). El Conflicto de los Siglos añade este comentario: "Dentro del lugar santísimo, en el santuario del cielo, se consagra sagradamente la ley divina, la ley que fue hablada por Dios mismo en medio de los truenos del Sinaí y escrita con Su propio dedo sobre las tablas de piedra. La ley de Dios en el santuario del cielo es el gran original, del cual los preceptos inscritos en las tablas de piedra y registrados por Moisés en el Pentateuco eran una transcripción infalible. Los que llegaron a comprender este importante punto fueron inducidos a ver el carácter sagrado e inmutable de la ley divina." (Elena G. de White, El Conflicto de los Siglos, pág. 434.)
A medida que los primeros creyentes adventistas estudiaban las enseñanzas de la Biblia sobre el santuario, se dieron cuenta de la importancia de la ley de Dios y del sábado en el corazón de la ley de Dios. Razonaron que si la ley de Dios estaba representada en el arca del pacto en el santuario celestial, ciertamente no podría haber sido abolida en la cruz.
Piense en el sábado, que, a 1,000 millas por hora, viene a nosotros todas las semanas sin excepción. ¿Qué debería decirnos eso acerca de la importancia de la doctrina de la Creación? ¿Qué otra doctrina tiene un recordatorio tan poderoso y recurrente?
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Comentarios Elena G.W
Cuando los hombres violaban la ley de Dios y desafiaban su voluntad, Satanás se regocijaba. Declaraba que ello demostraba que la ley de Dios no podía ser obedecida; el hombre no podía ser perdonado. Por cuanto él mismo, después de su rebelión, había sido desterrado del cielo, Satanás sostenía que la familia humana debía quedar privada para siempre del favor de Dios. Insistía en que Dios no podía ser justo y, al mismo tiempo, mostrar misericordia al pecador.Pero, aunque pecador, el hombre estaba en una situación diferente de la de Satanás. Lucifer había pecado en el cielo en la luz de la gloria de Dios. A él como a ningún otro ser creado había sido dada una revelación del amor de Dios. Comprendiendo el carácter de Dios y conociendo su bondad, Satanás decidió seguir su propia voluntad egoísta e independiente. Su elección fue final. No había ya nada que Dios pudiese hacer para salvarle. Pero el hombre fue engañado; su mente fue entenebrecida por el sofisma de Satanás. No conocía la altura y la profundidad del amor de Dios. Para él había esperanza en el conocimiento del amor de Dios. Contemplando su carácter, podía ser atraído de vuelta a Dios.
Mediante Jesús, la misericordia de Dios fue manifestada a los hombres; pero la misericordia no pone a un lado la justicia. La ley revela los atributos del carácter de Dios, y no podía cambiarse una jota o una tilde de ella para ponerla al nivel del hombre en su condición caída. Dios no cambió su ley, pero se sacrificó, en Cristo, por la redención del hombre (El Deseado de todas las gentes, p. 710).
Cuando se siente el Juez, se abran los libros y cada hombre sea juzgado de acuerdo con las cosas escritas en los libros, entonces las tablas de piedra, ocultas por Dios hasta aquel día, serán presentadas delante del mundo como la norma de justicia. Entonces hombres y mujeres verán que el prerrequisito de su salvación es obediencia a la perfecta ley de Dios. Nadie hallará excusa para el pecado. Mediante los justos principios de aquella ley, los hombres recibirán su sentencia de vida o muerte (Mensajes selectos, t. 1, p. 264).
La ley de Dios que se encuentra en el Santuario celestial es el gran original del que los preceptos grabados en las tablas de piedra y consignados por Moisés en el Pentateuco eran copia exacta. Los que llegaron a comprender este punto importante fueron inducidos a reconocer el carácter sagrado e invariable de la ley divina. Comprendieron mejor que nunca la fuerza de las palabras del Salvador: “Hasta que pasen el cielo y la tierra, ni siquiera una jota ni una tilde pasará de la ley”. Mateo 5:18. Como la ley de Dios es una revelación de su voluntad, un trasunto de su carácter, debe permanecer para siempre “como testigo fiel en el cielo”. Ni un mandamiento ha sido anulado; ni un punto ni una tilde han sido cambiados. Dice el salmista: “¡Hasta la eternidad, oh Jehová, tu palabra permanece en el cielo!” “Seguros son todos sus preceptos; establecidos para siempre jamás”. Salmos 119:89; 111:7, 8 (El conflicto de los siglos, p. 430).
La inmutabilidad de la Ley de Dios
Leer Mateo 5:17-18; Salmos 111:7-8; Eclesiastés 12:13-14; 1 Juan 5:3; Proverbios 28:9. ¿Qué enseñan estos pasajes bíblicos acerca de la relación del cristiano con la ley?
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Los adventistas del séptimo día siguen los pasos de los reformadores protestantes que defendieron la santidad de la ley de Dios. Note esta poderosa afirmación de Juan Wesley: "La ley ritual o ceremonial entregada por Moisés a los hijos de Israel, que contenía todos los mandamientos y ordenanzas que se relacionaban con los antiguos sacrificios y el servicio del templo, nuestro Señor ciertamente vino a destruir, disolver y abolir por completo. . . . Pero la ley moral, contenida en los Diez Mandamientos, y aplicada por los profetas, no la quitó. No era el propósito de su venida revocar ninguna parte de esto. Esta es una ley que nunca se puede quebrantar, que 'permanece firme como el testigo fiel en el cielo'. Cada parte de esta ley debe permanecer en vigor, sobre toda la humanidad y en todas las épocas; como si no dependiera ni del tiempo ni del lugar, ni de ninguna otra circunstancia susceptible de cambio, sino de la naturaleza de Dios y de la naturaleza del hombre, y de su relación inmutable entre sí". —"Upon Our Lord's Sermon on the Mount", Discourse V, John Wesley's Sermons: An Anthology (Nashville, TN: Abington Press, 1991), págs. 208, 209.
Comparar Éxodo 34:5-7; Romanos 7:11-12; Salmos 19:7-11; Salmos 89:14; Salmos 119:142; Salmos 119:172. ¿Qué nos dicen estos versículos acerca de la relación entre la ley de Dios y el carácter de Dios?
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Puesto que la ley de Dios es una transcripción de su carácter, el fundamento de su trono y la base moral de la humanidad, Satanás la odia. "Nadie podía dejar de ver que si el santuario terrenal era una figura o modelo del celestial, la ley depositada en el arca en la tierra era una transcripción exacta de la ley en el arca en el cielo; y que la aceptación de la verdad concerniente al santuario celestial implicaba el reconocimiento de las exigencias de la ley de Dios y la obligación del sábado del cuarto mandamiento. Aquí estaba el secreto de la amarga y decidida oposición a la exposición armoniosa de las Escrituras que revelaba el ministerio de Cristo en el santuario celestial. (Elena G. de White, El Conflicto de los Siglos, pág. 435.)
¿Cuáles son las razones que la gente suele dar para argumentar que ya no estamos obligados a guardar los Diez Mandamientos? ¿Qué crees que hay realmente detrás?
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Comentarios Elena G.W
Cuando los hombres violaban la ley de Dios y desafiaban su voluntad, Satanás se regocijaba. Declaraba que ello demostraba que la ley de Dios no podía ser obedecida; el hombre no podía ser perdonado. Por cuanto él mismo, después de su rebelión, había sido desterrado del cielo, Satanás sostenía que la familia humana debía quedar privada para siempre del favor de Dios. Insistía en que Dios no podía ser justo y, al mismo tiempo, mostrar misericordia al pecador.Pero, aunque pecador, el hombre estaba en una situación diferente de la de Satanás. Lucifer había pecado en el cielo en la luz de la gloria de Dios. A él como a ningún otro ser creado había sido dada una revelación del amor de Dios. Comprendiendo el carácter de Dios y conociendo su bondad, Satanás decidió seguir su propia voluntad egoísta e independiente. Su elección fue final. No había ya nada que Dios pudiese hacer para salvarle. Pero el hombre fue engañado; su mente fue entenebrecida por el sofisma de Satanás. No conocía la altura y la profundidad del amor de Dios. Para él había esperanza en el conocimiento del amor de Dios. Contemplando su carácter, podía ser atraído de vuelta a Dios.
Mediante Jesús, la misericordia de Dios fue manifestada a los hombres; pero la misericordia no pone a un lado la justicia. La ley revela los atributos del carácter de Dios, y no podía cambiarse una jota o una tilde de ella para ponerla al nivel del hombre en su condición caída. Dios no cambió su ley, pero se sacrificó, en Cristo, por la redención del hombre (El Deseado de todas las gentes, p. 710).
Cuando se siente el Juez, se abran los libros y cada hombre sea juzgado de acuerdo con las cosas escritas en los libros, entonces las tablas de piedra, ocultas por Dios hasta aquel día, serán presentadas delante del mundo como la norma de justicia. Entonces hombres y mujeres verán que el prerrequisito de su salvación es obediencia a la perfecta ley de Dios. Nadie hallará excusa para el pecado. Mediante los justos principios de aquella ley, los hombres recibirán su sentencia de vida o muerte (Mensajes selectos, t. 1, p. 264).
La ley de Dios que se encuentra en el Santuario celestial es el gran original del que los preceptos grabados en las tablas de piedra y consignados por Moisés en el Pentateuco eran copia exacta. Los que llegaron a comprender este punto importante fueron inducidos a reconocer el carácter sagrado e invariable de la ley divina. Comprendieron mejor que nunca la fuerza de las palabras del Salvador: “Hasta que pasen el cielo y la tierra, ni siquiera una jota ni una tilde pasará de la ley”. Mateo 5:18. Como la ley de Dios es una revelación de su voluntad, un trasunto de su carácter, debe permanecer para siempre “como testigo fiel en el cielo”. Ni un mandamiento ha sido anulado; ni un punto ni una tilde han sido cambiados. Dice el salmista: “¡Hasta la eternidad, oh Jehová, tu palabra permanece en el cielo!” “Seguros son todos sus preceptos; establecidos para siempre jamás”. Salmos 119:89; 111:7, 8 (El conflicto de los siglos, p. 430).
El Sábado y la Ley
Leer Apocalipsis 14:6-7; Apocalipsis 4:11; Génesis 2:1-3; Éxodo 20:8-11. ¿Cuál es la relación entre la Creación, el sábado y la ley de Dios?
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La creación habla de nuestro valor a los ojos de Dios. No estamos solos en el universo, ni somos un accidente genético. En otras palabras, el escenario científico común de los orígenes de la vida, que ha sido recogido por los medios de comunicación y la cultura popular, presenta una visión de nuestros orígenes que es en todos los sentidos incompatible con el relato bíblico.
Estamos aquí porque Jesús nos creó. Y Él es digno de nuestra adoración no solo porque nos creó, sino también porque nos redimió. La Creación y la Redención están en el corazón de toda adoración verdadera. Por lo tanto, el día de reposo es vital para entender el plan de salvación. El sábado habla del cuidado de un Creador y del amor de un Redentor.
Al final de la semana de la Creación, Dios descansó en la belleza y majestad del mundo que había creado. También fue un ejemplo para nosotros. El sábado es una pausa semanal para alabar a Aquel que nos creó. Al adorar en el día de reposo, abrimos nuestros corazones para recibir la bendición especial que Él colocó solo en ese día, y en ningún otro día.
El día de reposo nos señala a un Creador que nos amó demasiado como para abandonarnos cuando nos desviamos de Su propósito para nosotros. El sábado es un símbolo eterno de nuestro descanso en Él. Es un signo especial de lealtad al Creador (Ezequiel 20:12; Ezequiel 20:20). Es un símbolo de descanso, no de obras; de la gracia, no del legalismo; de seguridad, no de condenación; de depender de Dios para la salvación, no de nosotros mismos. El verdadero descanso sabático es el descanso de la gracia en los brazos amorosos de Aquel que nos creó, Aquel que nos redimió y Aquel que viene de nuevo por nosotros.
El mensaje de Apocalipsis 14:1-20, el mensaje de Dios para el mundo del tiempo del fin, llama a las personas a descansar en Su amor y cuidado cada sábado. Nos llama a recordar a Aquel que nos creó y darle gloria. Guardar el sábado también es un eslabón de conexión entre la perfección del Edén y la gloria de los nuevos cielos y la nueva tierra venidera. Nos recuerda que un día los esplendores del Edén serán restaurados.
La mayoría de los adventistas del séptimo día se han enfrentado a la acusación de ser legalistas, y esa acusación suele estar relacionada con nuestra observancia del sábado. Analice el sábado como símbolo de la redención y la justicia por la fe. ¿Por qué obedecer el mandamiento de Dios de descansar llevaría a la gente a pensar que estamos tratando de abrirnos camino hacia el cielo?
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Comentarios Elena G.W
Os amonesto: no coloquéis vuestra influencia contra los mandamientos de Dios. Esa ley es tal como Jehová la escribió en el templo del cielo. El hombre puede hollar su copia terrenal, pero el original se conserva en el arca de Dios en el cielo; y sobre la cubierta de esa arca, precisamente encima de esa ley está el propiciatorio. Jesús está allí mismo, delante de esa arca, para mediar por el hombre…Nada escrito sobre esas tablas podía ser raído. El precioso registro de la ley fue colocado en el arca del testamento y está todavía allí, oculto y a salvo, de la familia humana. Pero en el tiempo señalado por Dios, él sacará esas tablas de piedra para que sean un testimonio ante todo el mundo contra la desobediencia de sus mandamientos y contra el culto idolátrico de un día de reposo falsificado (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 1, p. 1123).
“La importancia del sábado, como institución conmemorativa de la creación, consiste en que recuerda siempre la verdadera razón por la cual se debe adorar a Dios”, porque él es el Creador, y nosotros somos sus criaturas. “Por consiguiente, el sábado forma parte del fundamento mismo del culto divino, pues enseña esta gran verdad del modo más contundente, como no lo hace ninguna otra institución. El verdadero motivo del culto divino, no tan solo del que se tributa en el séptimo día, sino de toda adoración, reside en la distinción existente entre el Creador y sus criaturas. Este hecho capital no perderá nunca su importancia ni debe caer nunca en el olvido” (J. N. Andrews, History of the Sabbath, cap. 27). Por eso, es decir, para que esta verdad no se borrara nunca de la mente de los hombres, instituyó Dios el sábado en el Edén y mientras el ser él nuestro Creador siga siendo motivo para que le adoremos, el sábado seguirá siendo señal conmemorativa de ello (El conflicto de los siglos, p. 433).
[El sábado] nos presenta a Cristo como Santificador tanto como Creador. Declara que el que creó todas las cosas en el cielo y en la tierra, y mediante quien todas las cosas existen, es cabeza de la iglesia, y que por su poder somos reconciliados con Dios. Porque, hablando de Israel, dijo: “Díles también mis sábados, que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico” (Ezequiel 20:12), es decir, que los hace santos. Entonces el sábado es una señal del poder de Cristo para santificarnos. Es dado a todos aquellos a quienes Cristo hace santos. Como señal de su poder santificador, el sábado es dado a todos los que por medio de Cristo llegan a formar parte del Israel de Dios…
A todos los que reciban el sábado como señal del poder creador y redentor de Cristo, les resultará una delicia. Viendo a Cristo en él, se deleitan en él. El sábado les indica las obras de la creación como evidencia de su gran poder redentor. Al par que recuerda la perdida paz del Edén, habla de la paz restaurada por el Salvador (El Deseado de todas las gentes, pp. 255, 256).
La Marca de la Bestia
Leer Apocalipsis 12:12; Apocalipsis 12:17; Apocalipsis 13:7. ¿Cómo revelan estos textos la ira de Satanás? ¿Por qué está tan enojado el diablo con el pueblo de Dios de los últimos tiempos?
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Apocalipsis 12:1-17 describe el conflicto cósmico entre Cristo y Satanás a través de los siglos. Llega a su clímax con el ataque final de Satanás contra el pueblo de Dios. Apocalipsis 13:1-18 Presenta a los dos aliados del dragón, la bestia del mar y la bestia de la tierra. Estos dos poderes se unen a él para hacer la guerra contra el pueblo de Dios.
Leer Apocalipsis 13:4; Apocalipsis 13:8; Apocalipsis 13:12; Apocalipsis 13:15; Apocalipsis 14:7; Apocalipsis 14:9-11. (Véase también Apocalipsis 15:4; Apocalipsis 16:2; Apocalipsis 19:20; Apocalipsis 20:4; Apocalipsis 22:9.) ¿Cuál es el tema clave que aparece en todos estos versículos?
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Nótese el contraste. O las personas adoran al Creador o adoran a otra cosa. El Creador es digno de adoración (Apocalipsis 5:9). La controversia entre Cristo y Satanás comenzó en el cielo sobre la adoración: "Subiré sobre las alturas de las nubes, seré semejante al Altísimo" (Isaías 14:14). Satanás quería que la adoración perteneciera solo al Creador. Según Apocalipsis 13:1-18, tiene éxito a través de la actividad de la bestia terrestre (Apocalipsis 13:4).
Una comparación con Daniel 7:1-28 muestra que esta bestia terrestre es lo mismo que el cuerno pequeño que "busca cambiar los tiempos y las leyes" y ejerce autoridad durante 1.260 "días" proféticos, es decir, durante 1.260 años (Daniel 7:25; comparar Apocalipsis 13:5; Véase la lección 6). La única parte de la ley de Dios, los Diez Mandamientos, que trata del tiempo es el cuarto mandamiento. Esta iglesia ha intentado cambiar el día de adoración del sábado, el séptimo día, al domingo, el primer día de la semana.
Para que un poder terrenal buscara cambiar el día de adoración, el séptimo día, el sábado, que Dios mismo dio como señal de su autoridad (Éxodo 31:13; Ezequiel 20:12; Ezequiel 20:20), es un intento de usurpar la autoridad divina en el nivel más básico posible. En este punto, entonces, está el foco del conflicto final sobre la adoración verdadera y la falsa.
Por esta razón, el Apocalipsis identifica a las personas que son fieles a Dios como aquellas "que guardan los mandamientos de Dios" (Apocalipsis 12:17; Apocalipsis 14:12). Esto incluye el séptimo día, el sábado, no el domingo. Aquellos que rehúsan el llamado final de los tres ángeles a adorar a Dios en Su día santo (Isaías 58:13) y que adoren a la bestia en su falso sábado, el domingo, recibirán la marca de la bestia (véase la lección 11).
Comentarios Elena G.W
El gran conflicto entre el bien y el mal aumentará en intensidad hasta la consumación de los tiempos. En todas las edades la ira de Satanás se ha manifestado contra la iglesia de Cristo; y Dios ha derramado su gracia y su Espíritu sobre su pueblo para robustecerlo contra el poder del maligno. Cuando los apóstoles de Cristo estaban por llevar el evangelio por el mundo entero y consignarlo por escrito para provecho de todos los siglos venideros, fueron dotados especialmente con la luz del Espíritu. Pero a medida que la iglesia se va acercando a su liberación final, Satanás obrará con mayor poder. Descenderá “teniendo grande ira, sabiendo que tiene poco tiempo”. Apocalipsis 12:12. Obrará “con grande potencia, y señales, y milagros mentirosos”. 2 Tesalonicenses 2:9.Por espacio de seis mil años esa inteligencia maestra, después de haber sido la más alta entre los ángeles de Dios, no ha servido más que para el engaño y la ruina. Y en el conflicto final se emplearán contra el pueblo de Dios todos los recursos de la habilidad y sutileza satánicas, y toda la crueldad desarrollada en esas luchas seculares. Durante este tiempo de peligro los discípulos de Cristo tienen que dar al mundo la amonestación del segundo advenimiento del Señor; y un pueblo ha de ser preparado “sin mácula, y sin reprensión” para comparecer ante él a su venida. 2 Pedro 3:14. Entonces el derramamiento especial de la gracia y el poder divinos no será menos necesario a la iglesia que en los días apostólicos (El conflicto de los siglos, p. 13).
El deber de adorar a Dios estriba en la circunstancia de que él es el Creador, y que a él es a quien todos los demás seres deben su existencia. Y cada vez que la Biblia presenta el derecho de Jehová a nuestra reverencia y adoración con preferencia a los dioses de los paganos, menciona las pruebas de su poder creador. “Todos los dioses de los pueblos son ídolos; mas Jehová hizo los cielos”. Salmo 96:5. “¿A quién pues me compararéis, para que yo sea como él? dice el Santo. ¡Levantad hacia arriba vuestros ojos, y ved! ¿Quién creó aquellos cuerpos celestes?”… Dice el salmista: “Reconoced que Jehová él es Dios: él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos”. “¡Venid, postrémonos, y encorvémonos; arrodillémonos ante Jehová nuestro Hacedor!” Salmo 100:3; 95:6. Y los santos que adoran a Dios en el cielo dan como razón del homenaje que le deben: “¡Digno eres tú, Señor nuestro y Dios nuestro, de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas!” Apocalipsis 4:11 (El conflicto de los siglos, pp. 432, 433).
Si el sábado se hubiese observado universalmente, los pensamientos e inclinaciones de los hombres se habrían dirigido hacia el Creador como objeto de reverencia y adoración, y nunca habría habido un idólatra, un ateo, o un incrédulo. La observancia del sábado es señal de lealtad al verdadero Dios, “que hizo el cielo y la tierra, y el mar y las fuentes de agua”. Resulta pues que el mensaje que manda a los hombres adorar a Dios y guardar sus mandamientos, los ha de invitar especialmente a observar el cuarto mandamiento (El conflicto de los siglos, p. 433).
Los mensajes de los tres ángeles
En Apocalipsis 14:7, el primer ángel clama a gran voz: "Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio; y adorad a Aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas'" (NVI). La súplica del Cielo es que demos nuestra lealtad suprema y nuestra adoración sincera al Creador a la luz del juicio inminente.
El segundo ángel declara: "Babilonia ha caído, ha caído, esa gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino de la ira de su fornicación" (Apocalipsis 14:8). Babilonia representa un sistema religioso apóstata caído que ha rechazado el mensaje del primer ángel en favor de un sistema falso de adoración. Es por eso que Apocalipsis 14:9-11 advierte contra la adoración de "la bestia y su imagen". Aquí se presentan dos opciones opuestas: la adoración del Creador o la adoración de la bestia. Cada persona en el planeta Tierra tomará su decisión final e irrevocable sobre quién tiene su lealtad total: Jesús o Satanás.
Leer Apocalipsis 14:12. ¿Cuáles son las dos características que identifican a los que se niegan a adorar a la bestia? ¿Por qué ambos son de vital importancia?___________________________________________________________________________________________
Dios tendrá un pueblo de los últimos tiempos que le será leal frente a la mayor oposición y la persecución más feroz en la historia del mundo. A través del don de la justicia de Cristo, vivirán vidas obedientes y llenas de gracia. Adorar al Creador se opone directamente a adorar a la bestia y se expresa en guardar los mandamientos de Dios. Este conflicto final sobre la lealtad a Cristo o la lealtad al poder de la bestia se centra en la adoración, y en el corazón de esta gran controversia entre el bien y el mal está el sábado.
Estos seguidores comprometidos del Salvador no solo tendrán fe "en" Jesús, sino que también tendrán la fe "de" Jesús. La fe de Jesús es una fe tan profunda, tan confiada, tan comprometida, que todos los demonios en el infierno y todas las pruebas en la tierra no pueden sacudirla. Es una fe que confía cuando no puede ver, cree cuando no puede razonar por qué y espera cuando no puede entender. Esta "fe de Jesús" es en sí misma un don que recibimos por la fe. Nos ayudará a superar la crisis que se avecina. Cuando estalle la crisis final y nos enfrentemos a un boicot económico, persecución, encarcelamiento y la muerte misma, la fe de Jesús nos llevará a través de las últimas horas de la tierra hasta que Jesús regrese.
¿Cómo está preparando Dios tu fe hoy para lo que vendrá en el futuro?
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Comentarios Elena G.W
Se ve a ese [tercer] ángel que vuela por en medio del cielo “diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero… Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”.Este es el pueblo que está reparando la brecha de la ley de Dios. Ven que el sábado del cuarto mandamiento ha sido suplantado por un falso día de reposo, un día que la Palabra de Dios no autoriza. Son leales a su Dios en medio de gran oposición, y se alistan bajo el estandarte del tercer ángel (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 4, p. 1174).
Si tenemos el espíritu y el poder del mensaje del tercer ángel, debemos presentar juntos la ley y el evangelio, porque van juntos. Así como un poder terreno está incitando a los hijos a la desobediencia a anular la ley de Dios, y a pisotear la verdad de que Cristo es nuestra justicia, un poder de lo alto está obrando en los corazones de los que son leales, para que ensalcen la ley, y a Jesús como Salvador completo. A menos que el poder divino penetre en la experiencia del pueblo de Dios, las teorías e ideas erróneas aherrojarán las mentes; Cristo y su justicia se perderán de la experiencia de muchos, y su fe quedará sin poder ni vida.
Los predicadores han de presentar plenamente a Cristo tanto en las iglesias como en los campos nuevos, a fin de que los oyentes obtengan una fe inteligente. Debe enseñarse a la gente que Cristo es su salvación y su justicia…
El centro de nuestro mensaje no es solo los mandamientos de Dios, sino también la fe de Jesús. Una brillante luz resplandece sobre nuestra senda hoy día, y nos induce a aumentar nuestra fe en Jesús. Debemos recibir todo rayo de luz, y andar en él (Obreros evangélicos, pp. 169, 170).
[C]uando el mundo invalide la ley de Dios, ¿cuál será el efecto sobre los que son genuinamente obedientes y rectos? ¿Serán arrastrados por la fuerte corriente del mal? Debido a que tantos se alistan bajo el estandarte del príncipe de las tinieblas, ¿se desviará de su fidelidad el pueblo que guarda los mandamientos de Dios? ¡Nunca! Ninguno que permanezca en Cristo fallará o caerá. Sus seguidores obedecerán a una autoridad más elevada que la de cualquier potentado terrenal. Mientras el desprecio que se coloca sobre los mandamientos de Dios induce a muchos a suprimir la verdad y a mostrar menos reverencia por ella, los que son fieles mantendrán en alto con todo fervor las verdades distintivas (Maranata: el Señor viene, 20 de enero, p. 29).
Reflexiones adicionales
"A falta de un testimonio bíblico a su favor, muchos con incansable persistencia instaron, olvidando cómo se había empleado el mismo razonamiento contra Cristo y sus apóstoles: '¿Por qué nuestros grandes hombres no entienden esta cuestión del sábado? Pero pocos creen como tú. No puede ser que tengas razón y que todos los hombres de ciencia del mundo estén equivocados.
"Para refutar tales argumentos, sólo era necesario citar las enseñanzas de las Escrituras y la historia de los tratos del Señor con su pueblo en todas las épocas". —Elena G. de White, El Conflicto de los Siglos, p. 455
"Los cristianos de generaciones pasadas observaban el domingo, suponiendo que al hacerlo estaban guardando el sábado bíblico; y ahora hay verdaderos cristianos en todas las iglesias, sin exceptuar la comunión católica romana, que creen honestamente que el domingo es el sábado de designación divina. Dios acepta la sinceridad de su propósito y su integridad ante Él. Pero cuando la observancia del domingo sea impuesta por la ley, y el mundo sea iluminado en cuanto a la obligación del verdadero sábado, entonces cualquiera que transgreda el mandato de Dios, de obedecer un precepto que no tiene mayor autoridad que el de Roma, honrará al papado por encima de Dios. Está rindiendo homenaje a Roma y al poder que impone la institución ordenada por Roma. Está adorando a la bestia y a su imagen. A medida que los hombres rechacen entonces la institución que Dios ha declarado que es el signo de su autoridad, y honren en su lugar lo que Roma ha escogido como señal de su supremacía, aceptarán entonces el signo de lealtad a Roma, 'la marca de la bestia'. Y no es hasta que la cuestión se presenta claramente ante el pueblo, y se les lleva a escoger entre los mandamientos de Dios y los mandamientos de los hombres, que los que continúan en transgresión recibirán 'la marca de la bestia'. "—El Conflicto de los Siglos, pág. 449.
Preguntas de discusión
- El mundo está cambiando tan rápido, tan dramáticamente. ¿Por qué debemos estar siempre atentos para que los acontecimientos del último día no nos pillen desprevenidos?
___________________________________________________________________________________________ - ¿Cómo armoniza el entendimiento del juicio y la ley de Dios con el hecho de que somos salvos solo por gracia?
___________________________________________________________________________________________ - ¿Cuáles son las maneras en que puedes testificar a aquellos que no comprenden el significado del verdadero día de reposo y guardan sinceramente el domingo, el primer día de la semana?
___________________________________________________________________________________________ - ¿Qué peligros acecha la unión de los poderes de la Iglesia y del Estado? ¿Cómo debemos relacionarnos como cristianos con el gobierno?
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Comentarios Elena G.W
La fe por la cual vivo, 28 de octubre, “Un pueblo que guarda la ley de Dios”, p. 309;Maranata: el Señor viene, 24 de julio, “El remanente y el sellamiento”, p. 219.
Plan de enseñanza
Pensamiento clave: Al ver el santuario celestial y el día del juicio, nos damos cuenta del significado de la ley de Dios y el sábado en el corazón de la ley de Dios.
1. Haga que un voluntario lea Mateo 5:17 , 18 ; Ecl 12:13 , 14 ; 1 Juan 5:3 .
- Pida a los miembros de la clase que compartan una breve reflexión sobre cuál es el punto más importante de este pasaje.
- ¿Cuál es la relación entre la ley de Dios y su carácter?
- Aplicación Personal: ¿Qué razones tienes para querer guardar los mandamientos de Dios? ¿Estás intentando hacer lo imposible? Comparte tus pensamientos.
- Estudio de caso: Uno de sus familiares afirma: “Ya no tenemos que guardar los mandamientos. Estamos bajo la gracia, no bajo la ley. Si intentas obedecer la ley, eres un legalista”. ¿Cómo le responderías a tu familiar?
2. Haga que un voluntario lea Apocalipsis 14:6 , 7 ; 4:11 , Génesis 2:1-3; Éxodo 20:8-11 .
- Pida a los miembros de la clase que compartan una idea sobre cuál es el punto más importante de este texto.
- ¿En qué se parece el sábado a la historia de la Creación y a la ley de Dios juntas?
- Aplicación personal: ¿Cómo es el sábado un símbolo de redención y justicia por la fe? Comparta sus pensamientos. (Nota: consulte Ezequiel 20:12 y 20:20 ).
- Estudio de caso: Uno de tus amigos dice: “¿Por qué guardas el antiguo sábado judío? ¿No sabes que el antiguo pacto ha sido abolido y estamos bajo el nuevo pacto de gracia? El sábado era una sombra que Jesús eclipsó con su resurrección el domingo”. ¿Cómo le responderías a tu amigo?
3. Haga que un voluntario lea Apocalipsis 12:12 , 17 ; 13:7 ; 14:7 , 9-11 .
- Pida a los miembros de la clase que compartan una breve reflexión sobre cuál es el punto más importante de este texto.
- ¿Por qué está tan enojado Satanás con el pueblo de Dios de los últimos tiempos?
- Aplicación personal: ¿Qué tema clave aparece en todos estos versículos? Comparte tus pensamientos.
- Estudio de caso: Uno de sus vecinos afirma: “El mundo parece estar cambiando dramáticamente. ¿Cómo podemos estar atentos para que estos acontecimientos no nos pillen desprevenidos?” ¿Cómo le responderías a tu vecino?
4. Pida a un voluntario que lea Apocalipsis 14:12 .
- Pida a los miembros de la clase que compartan una idea sobre cuál es el punto más importante de este texto.
- ¿Cuáles son las dos características que identifican a quienes se niegan a adorar a la bestia? ¿Por qué son ambos importantes?
- Aplicación Personal: ¿Cómo está preparando Dios tu fe hoy para lo que viene en el futuro? Comparte tus pensamientos.
- Estudio de caso: Piense en una persona que necesita escuchar un mensaje de la lección de esta semana. Dile a la clase lo que planeas hacer esta semana para compartir con ellos.
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