Lección 9: JACOB, EL SUPLANTADOR

 

Lección 9.21-27 de mayo

Jacob el Suplantador

sábado por la tarde

Lea para el estudio de esta semana: Génesis 25:21-34 , Génesis 28:10-22 , Génesis 11:1-9 , Génesis 29:1-30 , Génesis 30:25-32 .

Texto para memorizar: “Y Esaú dijo: '¿No se llama correctamente Jacob? Porque me ha suplantado estas dos veces. ¡Él me quitó mi primogenitura, y ahora mira, me ha quitado mi bendición!' Y él dijo: '¿No me has reservado una bendición?'” Génesis 27:36, NVI ) .

Ahora retomamos la continuación de la historia familiar de Isaac, el niño milagroso y antepasado temprano de la simiente prometida. Sin embargo, la historia no comienza particularmente bien. El carácter defectuoso de su hijo Jacob se manifestará en la rivalidad entre los dos hermanos por la primogenitura Gén. 25:27-34 ) y, en consecuencia, por el derecho a obtener la bendición de Isaac (Génesis 27).

Debido a que Jacob engaña a su padre y le roba la bendición a su hermano mayor, tendrá que huir para salvar su vida. En el exilio, Dios lo confronta en Betel Gén. 28:10-22 ) . A partir de entonces, Jacob, el engañador, experimentará él mismo algún engaño. En lugar de Raquel, a quien Jacob amaba (Génesis 29), Lea, la hija mayor, será dada a Jacob, y tendrá que trabajar 14 años para ganarse a sus esposas.

Sin embargo, Jacob también experimentará la bendición de Dios, porque en el exilio tendrá 11 de sus hijos, y Dios aumentará su riqueza.

Por lo tanto, cualquier otra cosa que podamos ver en esta historia, podemos ver cómo Dios cumplirá las promesas de su pacto, de una forma u otra, independientemente de la frecuencia con la que su pueblo falle.

Estudie la lección de esta semana para prepararse para el sábado 28 de mayo.


Comentarios Elena G.W

Isaac presentó a sus hijos [los] privilegios y condiciones [de la primogenitura], y les indicó claramente que Esaú, por ser el mayor, tenía derecho a la primogenitura. Pero Esaú no amaba la devoción, ni tenía inclinación hacia la vida religiosa. Las exigencias que acompañaban a la primogenitura espiritual eran para él una restricción desagradable y hasta odiosa. La ley de Dios, condición del pacto divino con Abrahán, era considerada por Esaú como un yugo servil… Rebeca… estaba convencida de que Jacob estaba destinado a heredar la promesa divina. Repitió a Isaac las palabras del ángel; pero los afectos del padre se concentraban en su hijo mayor, y se mantuvo firme en su propósito.

Jacob había oído a su madre referirse a la indicación divina de que él recibiría la primogenitura, y desde entonces tuvo un deseo indecible de alcanzar los privilegios que esta confería. No era la riqueza del padre lo que ansiaba; el objeto de sus anhelos era la primogenitura espiritual. Tener comunión con Dios, como el justo Abrahán, ofrecer el sacrificio expiatorio por su familia, ser el progenitor del pueblo escogido y del Mesías prometido, y heredar las posesiones inmortales que estaban contenidas en las bendiciones del pacto: estos eran los honores y prerrogativas que encendían sus deseos más ardientes. Sus pensamientos se dirigían constantemente hacia el porvenir, y trataba de comprender sus bendiciones invisibles (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 176, 177).

Por la fe y la oración Jacob, siendo de suyo débil y pecador, llegó a ser príncipe con Dios. Así podréis llegar a ser hombres y mujeres de fines elevados y santos, de vida noble, hombres y mujeres que por ninguna consideración se apartarán de la verdad, del bien y de la justicia. A todos nos acosan preocupaciones apremiantes, cargas y obligaciones; pero cuanto más difícil la situación y más pesadas las cargas, tanto más necesitamos a Jesús (El ministerio de curación, p. 409).

La fe es un elemento esencial de la oración que prevalece. “Porque es menester que el que a Dios se allega, crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. “Si demandáremos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que demandáremos, sabemos que tenemos las peticiones que le hubiéremos demandado”. Hebreos 11:6; 1 Juan 5:14, 15. Con la fe perseverante de Jacob, con la persistencia inflexible de Elías, podemos presentar nuestras peticiones al Padre, solicitando todo lo que ha prometido. El honor de su trono está empeñado en el cumplimiento de su palabra (Profetas y reyes, p. 116).

domingo22 de mayo

Jacob y Esaú

Lea Génesis 25:21-34 . Compare las dos personalidades de Jacob y Esaú. ¿Qué cualidades de Jacob lo predispusieron a ser digno de la bendición de Isaac?

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Ya desde el vientre de su madre entendemos que Jacob y Esaú son diferentes y lucharán entre sí. Mientras que Esaú es descrito como un cazador duro que corre por el campo, Jacob es visto como una persona “mansa” sentada en la tienda y meditando. La palabra hebrea tam, traducida como “suave” (NKJV), es el mismo verbo que se aplica a Job y a Noé, traducida como “irreprensible” para Job Job 1:8, NKJV ) y “perfecto” para Noé Gen. 6:9). , NKJV ) .

Esta diferencia de carácter se manifiesta más adelante en sus vidas Gén. 27:1-28:5 ) . Cuando Esaú llega a casa cansado y hambriento, Jacob le cocina lentejas. Para Esaú, el disfrute inmediato visible y físico de la comida “hoy” Gén. 25:31 ) es más importante que la futura bendición asociada con su primogenitura (comparar con Heb. 12:16 , 17 ) .

“Las promesas hechas a Abraham y confirmadas a su hijo fueron tomadas por Isaac y Rebeca como el gran objeto de sus deseos y esperanzas. Con estas promesas Esaú y Jacob estaban familiarizados. Se les enseñó a considerar el derecho de primogenitura como un asunto de gran importancia, ya que incluía no solo una herencia de riqueza mundana sino una preeminencia espiritual. El que lo recibiera sería el sacerdote de su familia, y en la línea de su posteridad vendría el Redentor del mundo.” — Elena G. de White, Patriarcas y profetas , pág. 177 .

Para Jacob, en contraste con su hermano, lo que importa es el futuro significado espiritual de la bendición. Sin embargo, más tarde, bajo la instigación de su madre (ver Génesis 27), Jacob engaña abierta y deliberadamente a su padre, incluso usando el nombre de "Jehová tu Dios" Gén. 27:20, NKJV ) al perpetrar ese engaño. Hace este terrible engaño, aunque era por algo que sabía que era bueno.

Los resultados fueron trágicos, agregando capas completamente nuevas de disfunción a una familia ya disfuncional.

Jacob quería algo bueno, algo de valor, y eso era admirable (especialmente comparado con la actitud de su hermano). Sin embargo, usó engaños y mentiras para conseguirlo. ¿Cómo podemos evitar caer en una trampa similar de hacer el mal para que venga el “bien”?


Comentarios Elena G.W

Jacob y Esaú, los hijos gemelos de Isaac, presentan un contraste sorprendente tanto en su vida como en su carácter. Esta desigualdad fue predicha por el ángel de Dios antes de que nacieran. Cuando él contestó la oración de Rebeca, le anunció que tendría dos hijos y le reveló su historia futura, diciéndole que cada uno sería jefe de una nación poderosa, pero que uno de ellos sería más grande que el otro, y que el menor tendría la preeminencia.

Esaú se crió deleitándose en la complacencia propia y concentrando todo su interés en lo presente. Contrario a toda restricción, se deleitaba en la libertad montaraz de la caza, y desde joven eligió la vida de cazador. Sin embargo, era el hijo favorito de su padre. El pastor tranquilo y pacífico se sintió atraído por la osadía y la fuerza de su hijo mayor, que corría sin temor por montes y desiertos, y volvía con caza para su padre y con relatos palpitantes de su vida aventurera.

Jacob, reflexivo, aplicado y cuidadoso, pensando siempre más en el porvenir que en el presente, se conformaba con vivir en casa, ocupado en cuidar los rebaños y en labrar la tierra. Su perseverancia paciente, su economía y su previsión eran apreciadas por su madre. Sus afectos eran profundos y fuertes, y sus gentiles e infatigables atenciones contribuían mucho más a su felicidad que la amabilidad bulliciosa y ocasional de Esaú. Para Rebeca, Jacob era el hijo predilecto (Historia de los patriarcas y profetas, p. 175).

[Aunque le] daba más valor a las bendiciones eternas que a las temporales, Jacob no tenía todavía un conocimiento experimental del Dios a quien adoraba. Su corazón no había sido renovado por la gracia divina. Creía que la promesa respecto a él mismo no se podría cumplir mientras Esaú poseyera la primogenitura; y constantemente estudiaba los medios de obtener la bendición que su hermano consideraba de poca importancia y que para él era tan preciosa.

Cuando Esaú, al volver un día de la caza, cansado y desfallecido, le pidió a Jacob la comida que estaba preparando, este último, en quien predominaba siempre el mismo pensamiento, aprovechó la oportunidad y ofreció saciar el hambre de su hermano a cambio de la primogenitura. “He aquí yo me voy a morir —exclamó el temerario y desenfrenado cazador—; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?” Génesis 25:32. Y por un plato de lentejas se deshizo de su primogenitura, y confirmó la transacción mediante un juramento…

“Así menospreció Esaú la primogenitura”. Al deshacerse de ella, tuvo un sentimiento de alivio. Ahora su camino estaba libre; podría hacer lo que se le antojara. ¡Cuántos aun hoy día, por este insensato placer, mal llamado libertad, venden su derecho a una herencia pura, inmaculada y eterna en el cielo! (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 177, 178).

Es el motivo lo que da carácter a nuestros actos, marcándolos con ignominia o con alto valor moral. No son las cosas grandes que todo ojo ve y que toda lengua alaba lo que Dios tiene por más precioso. Los pequeños deberes cumplidos alegremente, los pequeños donativos dados sin ostentación, y que a los ojos humanos pueden parecer sin valor, se destacan con frecuencia más altamente a su vista. Un corazón lleno de fe y de amor es más apreciable para Dios que el don más costoso (El Deseado de todas las gentes, p. 567).

Lunes23 de mayo

La escalera de Jacob

Tan pronto como Esaú se entera de que Jacob ha recibido la bendición de su padre, comprende que ha sido engañado y suplantado por su hermano Gén. 27:36 ) , y quiere matarlo Gén. 27:42 ) . Rebeca está preocupada y quiere prevenir este crimen que sería fatal para ambos hijos Gén. 27:45 ) . Entonces, con el apoyo de Isaac Gén. 28:5 ) , insta a Jacob a huir con su familia Gén. 27:43 ) . En su camino al exilio, Jacob se encuentra con Dios en un sueño en un lugar que llamará Betel, “la casa de Dios”, y allí hará un voto.

Lea Génesis 28:10-22 . Compare con Génesis 11:1-9 . ¿En qué se diferencia Betel de Babel? ¿Qué lección podemos aprender acerca de nuestra relación con Dios de la experiencia de Jacob en Betel versus lo que sucedió en Babel?

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En este sueño, Jacob ve una escalera extraordinaria que está conectada con Dios. El mismo verbo hebreo, natsav, se usa para referirse a la escalera que está "levantada" Gén. 28:12, NVI ) y al SEÑOR que "estaba" Gén. 28:13, NVI ) , como si la escalera y Jehová son una misma cosa.

La escalera está ligada al intento de Babel de llegar al cielo. Como la Torre de Babel, la escalera llega hasta la “puerta del cielo”. Pero mientras la Torre de Babel representa el esfuerzo humano para subir y llegar a Dios, la escalera de Betel enfatiza que el acceso a Dios puede lograrse solo a través de la venida de Dios a nosotros, y no a través del esfuerzo humano.

En cuanto a la "piedra" sobre la que Jacob puso su cabeza y tuvo su sueño, se convierte en el símbolo de Beth-El, "la casa de Dios" Gén. 28:17 ; compárese con Gén. 28:22 ) , que apunta al templo, el santuario, el centro de la actividad salvífica de Dios para la humanidad.

Sin embargo, Jacob no limita a lo espiritual y lo místico su expresión de adoración y sentido de asombro por lo que le había sucedido. Es decir, quería responder en términos concretos y externos. Así, Jacob decide “dar un décimo” a Dios, no para obtener la bendición de Dios, sino como respuesta agradecida al don de Dios, que ya le ha sido dado. Aquí nuevamente vemos la idea del diezmo mucho antes del surgimiento de la nación de Israel.

Lea nuevamente Génesis 28:22 . El “diezmo” se toma de “todo lo que me das” Gén. 28:22, NVI ) . ¿Qué punto importante debemos tomar de lo que dice Jacob aquí sobre el diezmo y lo que es?



Comentarios Elena G.W

Amenazado de muerte por la ira de Esaú, Jacob salió fugitivo de la casa de su padre; pero llevó consigo la bendición paterna. Isaac le había renovado la promesa del pacto y como heredero de ella, le había mandado que tomase esposa de entre la familia de su madre en Mesopotamia. Sin embargo, Jacob emprendió su solitario viaje con un corazón profundamente acongojado. Con solo su báculo en la mano, debía viajar durante varios días por una región habitada por tribus indómitas y errantes. Dominado por su remordimiento y timidez, trató de evitar a los hombres, para no ser hallado por su airado hermano. Temía haber perdido para siempre la bendición que Dios había tratado de darle…

Pero Dios no abandonó a Jacob. Su misericordia alcanzaba todavía a su errante y desconfiado siervo. Compasivamente el Señor reveló a Jacob precisamente lo que necesitaba: un Salvador. Había pecado; pero su corazón se llenó de gratitud cuando vio revelado un camino por el cual podría ser restituido a la gracia de Dios.

Cansado de su viaje, el peregrino se acostó en el suelo, con una piedra por cabecera. Mientras dormía, vio una escalera, clara y reluciente, “que estaba apoyada en tierra, y su cabeza tocaba en el cielo”. Véase Génesis 28. Por esta escalera subían y bajaban ángeles. En lo alto de ella estaba el Señor de la gloria, y su voz se oyó desde los cielos: “Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac”. La tierra en que estaba acostado como desterrado y fugitivo le fue prometida a él y a su descendencia, al asegurársele: “Todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente”. Esta promesa había sido dada a Abrahán y a Isaac, y ahora fue repetida a Jacob. Luego, en atención especial a su actual soledad y tribulación, fueron pronunciadas las palabras de consuelo y estímulo: “He aquí, yo soy contigo, y te guardaré por donde quiera que fueres, y te volveré a esta tierra; porque no te dejaré hasta tanto que haya hecho lo que te he dicho” (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 182, 183).

Nuestro tiempo, nuestros talentos y nuestros bienes debieran dedicarse en forma sagrada al que nos confió estas bendiciones. Cada vez que se obra en nuestro favor una liberación especial, o recibimos nuevos e inesperados favores, debiéramos reconocer la bondad de Dios, expresando nuestra gratitud no solo en palabras, sino, como Jacob, mediante ofrendas y dones para su causa. Así como recibimos constantemente las bendiciones de Dios, también hemos de dar sin cesar.

“Y de todo lo que me dieres —dijo Jacob—, el diezmo lo he de apartar para ti”. Nosotros que gozamos de la clara luz y de los privilegios del evangelio, ¿nos contentaremos con darle a Dios menos de lo que daban aquellos que vivieron en la dispensación anterior menos favorecida que la nuestra? De ninguna manera. A medida que aumentan las bendiciones de que gozamos, ¿no aumentan nuestras obligaciones en forma correspondiente? Pero ¡cuán en poco las tenemos! ¡Cuán imposible es el esfuerzo de medir con reglas matemáticas lo que le debemos en tiempo, dinero y afecto, en respuesta a un amor tan inconmensurable y a una dádiva de valor tan inconcebible! (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 185, 186).

MartesMayo 24

El engañador engañado

Lea Génesis 29:1-30 . ¿Cómo y por qué permite Dios el engaño de Labán? ¿Qué lecciones aprendió Jacob?

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Lo primero que ve Jacob cuando llega al lugar de destino es una piedra, quizás una pista que se refiere a la piedra de Betel, que significaba la presencia de Dios Gén. 28:18 , 19 ) . Es esta piedra la que, después de todo, le dará a Jacob la oportunidad de interactuar con Raquel. Cuando Jacob escucha de los pastores que están de pie que Raquel viene con sus ovejas para dar de beber a su rebaño, insta a los pastores a remover la piedra. Se niegan, lo que le da a Jacob la oportunidad de hacerlo solo y de presentarse a Raquel Gén. 29:11 ) .

Raquel respondió corriendo hacia su familia. Este primer contacto entre Jacob y Raquel fue productivo: “Jacob amó a Raquel” Gén. 29:18 ) , tanto que los siete años que trabajó para Labán a cambio de Raquel fueron como “unos pocos días” Gén. 29:20 ). ) .

Sin embargo, después de estos siete años, Jacob es engañado. La noche de la boda, es Lea, la hermana mayor, y no Raquel, a quien Jacob descubre en su cama. Aprovechando la confusión de la fiesta y la intensa emoción y vulnerabilidad de Jacob, Labán había logrado este truco. Curiosamente, Jacob usa la misma palabra raíz para “engañar” Gén. 29:25, NVI ) que Isaac había usado para caracterizar el comportamiento de Jacob hacia su padre y su hermano Gén. 27:35 ) .

Tenga en cuenta que el mismo pensamiento también está implícito en la lex talionis (ley de la venganza), "ojo por ojo, diente por diente" Éxodo 21:24 ; comparar con Génesis 9:6 ) , que obliga al culpable a identificarse con su víctima en que el culpable se enfrenta a lo que hizo la víctima. De manera similar, entonces, lo que Jacob le había hecho a otra persona, ahora se le había hecho a él.

Jacob entiende ahora lo que significa ser víctima del engaño. Irónicamente, Dios le enseña a Jacob sobre su propio engaño a través del engaño de Labán. Aunque Jacob como “engañador” Gén. 27:12 ) sabe bien lo que significa el engaño, se sorprende cuando es víctima del engaño. Por lo tanto, hace la pregunta: "¿Por qué... me has engañado?" Gén. 29:25, NVI ) , lo que demuestra que él sabe que el engaño está mal.

Aunque Jacob fue el engañador, él mismo fue el engañado. ¿Cómo podemos aprender a confiar en Dios cuando no vemos que se haga “justicia”, cuando vemos que las personas que hacen el mal se salen con la suya, o cuando vemos sufrir a los inocentes?


Comentarios Elena G.W

Jacob trabajó fielmente siete años por Raquel, y los años durante los cuales sirvió, “pareciéronle como pocos días, porque la amaba”. Génesis 29:20. Pero el egoísta y codicioso Labán, deseoso de retener tan valioso ayudante, cometió un cruel engaño al substituir a Lea en lugar de Raquel… Su indignado reproche fue contestado por Labán con el ofrecimiento de que trabajara por Raquel otros siete años. Pero el padre insistió en que Lea no fuese repudiada, puesto que esto deshonraría a la familia. De este modo se encontró Jacob en una situación sumamente penosa y difícil; por fin, decidió quedarse con Lea y casarse con Raquel. Fue siempre a Raquel a quien más amó; pero su predilección por ella excitó envidia y celos, y su vida se vio amargada por la rivalidad entre las dos hermanas.

Veinte años permaneció Jacob en Mesopotamia, trabajando al servicio de Labán quien, despreciando los vínculos de parentesco, estaba ansioso de apropiarse de todas las ventajas. Exigió catorce años de trabajo por sus dos hijas; y durante el resto del tiempo cambió diez veces el salario de Jacob. Con todo, el servicio de Jacob fue diligente y fiel (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 187, 188).

Se puede pasar por alto y ocultar a los ojos de los hombres el engaño, la mentira y la infidelidad, pero no a los ojos de Dios. Los ángeles del Señor, los cuales vigilan el desarrollo de nuestro carácter y pesan nuestro valor moral, registran en los libros del cielo estas transacciones menores que revelan el carácter. Si un obrero es infiel en las vocaciones diarias de la vida, y descuida su trabajo, el mundo no lo juzgará incorrectamente si estima su norma religiosa de acuerdo con su norma comercial.

“El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel: y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto”. Lucas 16:10. No es la magnitud de un asunto lo que hace que sea justo o injusto. Así como un hombre trata con sus semejantes, tratará con Dios. El que es infiel en las riquezas injustas, no recibirá nunca las riquezas verdaderas. Los hijos de Dios no deben dejar de recordar que en todas sus transacciones comerciales son probados y pesados en la balanza del santuario (Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 305).

Jesús asumió la naturaleza humana para dejar a la humanidad un modelo completo y perfecto. Es su intención hacernos como él es, leales en todo propósito, sentimiento y pensamiento: leales de corazón, alma y vida. Esto es cristianismo. Nuestra naturaleza caída ha de ser purificada, ennoblecida, y consagrada mediante la obediencia a la verdad. La fe cristiana nunca armonizará con los principios mundanos; la integridad cristiana se opone a todo engaño y fingimiento. El que alberga más el amor de Cristo en el corazón, el que refleja la imagen del Salvador más perfectamente, es a la vista de Dios la persona más leal, más noble y honorable sobre la faz de la tierra (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 218).

miércoles25 de mayo

La bendición de la familia

Para Jacob, los últimos siete años de exilio fueron una carga y, sin embargo, también fueron los años más fructíferos. En ellos, Jacob engendrará 11 de los 12 hijos que se convertirán en los antepasados ​​del pueblo de Dios.

Esta sección constituye el centro de la historia de Jacob Gén. 25:19-35:26 ) , y comienza y termina con la frase clave Dios “abrió su matriz”, refiriéndose a Lea Gén. 29:31 ) y a Raquel Génesis 30:22 ) . Cada vez que esta declaración es seguida por nacimientos, la evidencia es que estos nacimientos son el resultado de la acción milagrosa de Dios.

Lea Génesis 29:31-30:22 . ¿Cómo vamos a comprender hoy el significado de lo que ocurre aquí?

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Dios abrió la matriz de Lea, y ella tuvo un hijo, Rubén, cuyo nombre contiene el verbo ra'ah, que significa "ver". Debido a que Dios "vio" que Jacob no la amaba Gén. 29:31 ) , este niño fue una compensación por su dolor y sufrimiento.

Además, da el nombre de Simeón, que contiene el verbo shama', “oído”, a su segundo hijo, porque Dios había “oído” ( shama' ) la profundidad y la humillación de su dolor y, por tanto, tuvo piedad sobre ella tal como había oído la aflicción de Agar Gén. 29:33 ) .

El hijo de Lea, “Simeón”, también resonará con el nombre del hijo de Agar, “Ismael”, que significa “Dios oirá” (ver Gén. 16:11 ) . Cuando Lea da a luz a su último hijo, lo llama Judá, que significa “alabanza”. Lea ya no se refiere a su dolor o incluso a su bendición. Ella simplemente se enfoca en Dios y lo alaba por Su gracia.

Extrañamente, es solo cuando Lea no puede dar a luz de nuevo que Dios “recuerda” a Raquel y abre la matriz de Raquel Gén. 30:22 ) . Raquel, la esposa amada, tuvo que esperar siete años después de su matrimonio, y 14 años después de su compromiso con Jacob, para tener su primer hijo Gén . 29: 18 , 27 ; compárese con Gén. 30 : 25 ) . Ella le dio el nombre de “José” para significar que Dios había “quitado [ 'asaf ] mi oprobio” y “me añadirá [ yasaf ] otro hijo” Gén. 30:23 , 24 , NVI)Por malas que fueran algunas de estas acciones, Dios aún podía usarlas, incluso si no las aprobaba, para crear una nación a partir de la simiente de Abrahám.

¿De qué manera revela esta historia que los propósitos de Dios se cumplirán en el cielo y en la tierra, a pesar de las debilidades y los errores humanos?



Comentarios Elena G.W

Cuando [Jacob] se dio cuenta de que lo habían engañado, y que Lea había desempeñado su parte en la estafa, no la pudo amar. Su tío quería conservar los fieles servicios de Jacob por un tiempo más prolongado, y por eso lo engañó dándole a Lea en lugar de Raquel. Jacob reprendió a Labán por tratar con tanta liviandad sus afectos al darle a Lea, a quien no amaba. El padre rogó a Jacob que no la repudiara, pues en ese tiempo esto se consideraba una tremenda desgracia, no solo para la esposa sino para toda la familia. Jacob se vio en una situación muy difícil, pero decidió finalmente conservar a Lea y casarse también con su hermana. Aquélla recibió mucho menos amor que Raquel (La historia de la redención, pp. 91, 92).

La inspiración registra fielmente las faltas de los hombres buenos que fueron distinguidos por el favor de Dios; en realidad, sus defectos resaltaban más que sus virtudes. Muchos se han preguntado el porqué de esto, y ha sido motivo de que el infiel se burle de la Biblia. Pero una de las evidencias más poderosas de la veracidad de la Escritura consiste en que ella no hermosea las acciones de sus personajes principales ni tampoco oculta sus pecados. Las mentes de los hombres están tan sujetas a prejuicios que no es posible que la historia humana sea absolutamente imparcial. Si la Biblia hubiera sido escrita por personas no inspiradas, habría presentado indudablemente el carácter de sus hombres distinguidos bajo un aspecto más favorable. Pero tal como es, nos proporciona un relato correcto de sus vidas.

Los hombres a quienes Dios favoreció, y a quienes confió grandes responsabilidades, fueron a veces vencidos por la tentación y cometieron pecados, tal como nosotros hoy luchamos, vacilamos y frecuentemente caemos en el error. Sus vidas, con todos sus defectos y extravíos, están ante nosotros, para que nos sirvan de aliento y amonestación. Si se los hubiera presentado como personas intachables, nosotros, con nuestra naturaleza pecaminosa, podríamos desesperar por nuestros errores y fracasos. Pero viendo cómo lucharon otros con desalientos como los nuestros, cómo cayeron en la tentación como nos ha ocurrido a nosotros, y cómo, sin embargo, se reanimaron y llegaron a triunfar mediante la gracia de Dios, nos sentimos alentados en nuestra lucha por la justicia. Así como ellos, aunque vencidos algunas veces, recuperaron lo perdido y fueron bendecidos por Dios, también nosotros podemos ser vencedores mediante el poder de Jesús. Por otro lado, la narración de sus vidas puede servirnos de amonestación. Muestra que de ninguna manera justifica Dios al culpable. Ve el pecado que haya en aquellos a quienes más favoreció, y lo castiga en ellos aun más severamente que en los que tienen menos luz y responsabilidad (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 242, 243).

Dependemos totalmente de Dios, y nuestra fe se fortalece por creer todavía, aunque no podamos ver el propósito de Dios en su trato con nosotros, o las consecuencias de ese trato. La fe señala hacia adelante y hacia arriba a las cosas venideras, aferrándose del único poder que puede hacernos completos en Dios. “¿O forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz: sí, haga paz conmigo”, dice el Señor (La temperancia, p. 173).

jueves26 de mayo

Jacob se va

En esta historia, Jacob, quien engañó a su padre y a su hermano para adquirir la primogenitura, y quien robó la bendición que Isaac había diseñado para darle a su hijo mayor, sin embargo permaneció pasivo hacia Labán y lo sirvió fielmente. Jacob sabe bien que ha sido engañado por su suegro y, sin embargo, lo dejó pasar. Es difícil entender la pasividad de Jacob considerando su temperamento. Jacob podría haberse rebelado, o al menos resistir a Labán o negociar con él. Pero no lo hizo. Simplemente hizo lo que Labán le había pedido, sin importar cuán injusto fuera todo.

Sin embargo, al nacer José, el primer hijo de Raquel, Jacob finalmente llegó al año catorce de su “servicio” a Labán Gén. 30:26 ) , y ahora considera dejar a Labán para regresar a la Tierra Prometida. Pero a Jacob le preocupa proveer para su “propia casa” Gén. 30:30 ) .

Lea Génesis 30:25-32 . ¿Qué está pasando aquí, y qué tipo de razonamiento usa Jacob? ¿Cuál es la respuesta de Labán?

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Había sido un desvío muy largo para Jacob, quien se había ido de casa hacía mucho tiempo. Probablemente no había sido su intención original mantenerse alejado de su país por tanto tiempo, pero los acontecimientos lo mantuvieron alejado durante años. Ahora es el momento de regresar a casa, y con qué familia también regresará.

Mientras tanto, la conformidad antinatural de Jacob sugiere que quizás Jacob haya cambiado; ha entendido la lección de fe. Es decir, Jacob esperó la señal de Dios para irse. Solo cuando Dios le habla, Jacob decide moverse.

Dios se revela a sí mismo a Jacob como “el Dios de Betel” y le ordena a Jacob que deje la casa de Labán y regrese a “tu familia” Gén. 31:13, NVI ) con las mismas palabras que Dios usó para llamar a Abram a que se vaya “de tu familia” Gén. 12:1, NVI ) .

Lo que le ayudó a ver que era hora de irse también fue la actitud de los hijos de Labán y del mismo Labán (ver Gén. 31:1 , 2 ) . “Jacob habría dejado a su astuto pariente mucho antes si no hubiera sido por el temor de encontrarse con Esaú. Ahora él sintió que estaba en peligro por parte de los hijos de Labán, quienes, considerando sus riquezas como propias, podrían tratar de obtenerlas por medio de la violencia.” — Elena G. de White, Patriarcas y profetas , pág. 193 .

Por lo tanto, tomó a su familia y posesiones y se fue, comenzando así otra fase en la gran saga del pueblo del pacto de Dios.


Comentarios Elena G.W

[A] medida que el tiempo pasaba, Labán comenzó a envidiar la mayor prosperidad de Jacob, quien prosperó mucho, “y tuvo muchas ovejas, y siervas y siervos, y camellos y asnos”. Génesis 30:25-27, 30, 43.

Los hijos de Labán participaban de los celos de su padre, y sus palabras maliciosas llegaron a oídos de Jacob: “Jacob ha tomado todo lo que era de nuestro padre; y de lo que era de nuestro padre ha adquirido toda esta grandeza. Miraba también Jacob el semblante de Labán, y veía que no era para con él como ayer y antes de ayer”. Véase Génesis 31.

Jacob habría dejado a su astuto pariente mucho antes, si no hubiese temido el encuentro con Esaú. Ahora comprendió que estaba en peligro frente a los hijos de Labán, quienes, considerando suya la riqueza de Jacob, tratarían tal vez de obtenerla por la fuerza (Historia de los patriarcas y profetas, p. 191).

[Jacob estaba angustiado; no sabía qué camino tomar. Llevó su caso al Señor y le suplicó que lo dirigiera. El Altísimo respondió misericordiosamente su angustiada oración. “Vuélvete a la tierra de tus padres, y a tu parentela, que yo estaré contigo.

“Envió, pues, y llamó a Raquel y a Lea al campo donde estaban sus ovejas, y les dijo: Veo que el semblante de vuestro padre no es para conmigo como era antes; mas el Dios de mi padre ha estado conmigo. Vosotras sabéis que con todas mis fuerzas he servido a vuestro padre; y vuestro padre me ha engañado y me ha cambiado el salario diez veces; pero Dios no le ha permitido que me hiciese mal”. Jacob les contó el sueño que le había dado Dios, en el cual le dijo que abandonara a Labán y regresara a casa de sus parientes. Raquel y Lea también expresaron su insatisfacción por los procedimientos de su padre. “¿Tenemos acaso parte o heredad en la casa de nuestro padre? ¿No nos tiene ya como por extrañas, pues que nos vendió, y aun se ha comido del todo nuestro precio? Porque toda la riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre, nuestra es y de nuestros hijos; ahora, pues, haz todo lo que Dios te ha dicho” (La historia de la redención, pp. 92, 93).

Desde que pecaron nuestros primeros padres, no ha habido comunicación directa entre Dios y el hombre. El Padre puso el mundo en manos de Cristo para que por su obra mediadora redimiera al hombre y vindicara la autoridad y santidad de la ley divina.

Toda comunicación entre el cielo y la raza caída se ha hecho por medio de Cristo. Fue el Hijo de Dios quien dio a nuestros primeros padres la promesa de la redención. Fue él quien se reveló a los patriarcas. Adán, Noé, Abrahán, Isaac, Jacob, y Moisés comprendieron el evangelio. Buscaron la salvación por medio del Substituto y Garante del ser humano. Estos santos varones de antaño comulgaron con el Salvador que iba a venir al mundo en carne humana; y algunos de ellos hablaron cara a cara con Cristo y con ángeles celestiales (Historia de los patriarcas y profetas, p. 381, 382).

viernes27 de mayo

Pensamiento Adicional : Dios escogió a Jacob, no porque lo mereciera, sino por Su gracia. Y, sin embargo, Jacob trabajó duro para tratar de merecer la gracia, lo cual en sí mismo es una contradicción. Si lo mereciera, entonces no sería gracia; serían obras (ver Rom. 4:1-5 ) , lo cual es contrario al evangelio. Solo más tarde, Jacob comenzó a comprender el significado de la gracia de Dios y lo que significaba confiar en Dios, vivir por fe y depender completamente del Señor. La experiencia de Jacob contiene una lección importante para la persona ambiciosa: no se esfuerce por promocionarse a expensas de los demás.

“Jacob pensó en obtener el derecho a la primogenitura a través del engaño, pero se sintió decepcionado. Pensó que lo había perdido todo, su conexión con Dios, su hogar y todo, y allí era un fugitivo decepcionado. Pero, ¿qué hizo Dios? Lo miró en su condición sin esperanza, vio su desilusión y vio que había material allí que devolvería la gloria a Dios. Apenas ve su condición, presenta la escalera mística, que representa a Jesucristo. Aquí está el hombre, que había perdido toda conexión con Dios, y el Dios del cielo lo mira y consiente en que Cristo llene el abismo que ha abierto el pecado. Podríamos haber mirado y dicho, anhelo el cielo, pero ¿cómo puedo alcanzarlo? No veo manera. Eso es lo que pensó Jacob, y entonces Dios le muestra la visión de la escalera, y esa escalera conecta la tierra con el cielo, con Jesucristo. Un hombre puede escalarlo, porque la base descansa sobre la tierra y el peldaño más alto llega hasta el cielo”. — Comentarios de Elena de White,Comentario bíblico adventista del séptimo día , vol. 1, pág. 1095 .

Preguntas de discusión:

  1. Mire los personajes de estas personas (Isaac, Rebeca, Jacob, Esaú, Labán, Raquel, Lea) en algunos de estos relatos de la historia sagrada. Mire todas las mentiras y engaños involucrados. ¿Qué nos enseña esto sobre la naturaleza humana en general y la gracia de Dios?
  2. Al leer la historia de Jacob, ¿qué evidencia puedes encontrar de que con el tiempo su carácter fue madurando y creciendo?
  3. ¿Cuáles son las formas en que nosotros, como adventistas del séptimo día, podríamos estar en peligro de tener la actitud de Esaú hacia su primogenitura? Es decir, ¿cómo podemos asegurarnos de nunca dejar de amar y apreciar toda la luz que Dios nos ha dado?


Comentarios Elena G.W

Mi vida hoy, 23 de noviembre, “Con veracidad”, p. 341;

La historia de la redención, “Los años de exilio de Jacob”, pp. 91, 92.

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