Lección 8: LA PROMESA

 

Lección 8.14-20 de mayo

La promesa

sábado por la tarde

Lea para el estudio de esta semana: Génesis 22, Heb. 11:17 , Lev. 18:21 , Juan 1:1-3 , Rom. 5:6-8 , Génesis 23-25, Rom. 4:1-12 .

Texto para Memorizar: “Y Abrahám era viejo, muy avanzado en edad; y Jehová había bendecido a Abrahám en todo” Génesis 24:1, NVI ) .

Finalmente, como Dios había prometido, Sara le dio a Abrahám un hijo, “en su vejez” Gén. 21:2 ) , y llamó al bebé Isaac (ver Gén. 21:1-5 ) . Pero la historia de Abrahám está lejos de terminar, alcanzando un momento culminante con él llevando a su hijo al Monte Moriah para ser sacrificado. Isaac, sin embargo, es reemplazado por un carnero Gén. 22:13 ) , lo que significó el compromiso de Dios de bendecir a las naciones a través de su “simiente” Gén. 22:17 , 18 ) . Esa simiente, por supuesto, era Jesús Hechos 13:23 ) . Por lo tanto, en esta historia asombrosa (y en cierto modo inquietante) se revela más del plan de salvación.

Cualesquiera que sean las profundas lecciones espirituales aquí, la familia de Abrahám, sin embargo, debe haber sido sacudida por ello, y el futuro de Abrahám no está claro. Sara muere después del sacrificio en Moriah (Génesis 23), e Isaac permanece soltero.

Abrahám entonces toma la iniciativa para asegurarse de que el futuro "correcto" lo seguirá. Arregla el matrimonio de su hijo con Rebeca (Génesis 24), quien dará a luz dos hijos Gén. 25:21-23 ) , y el mismo Abrahám se casa con Cetura, quien le dará muchos hijos Gén. 25: 1-6 ) . Esta semana, seguiremos a Abrahám hasta el final de su vida Gén. 25:7-11 ) .

Estudie la lección de esta semana para prepararse para el sábado 21 de mayo.


Comentarios Elena G.W

El gran acto de fe de Abrahám descuella como un fanal de luz, que ilumina el sendero de los siervos de Dios en las edades subsiguientes. Abrahám no buscó excusas para no hacer la voluntad de Dios. Durante aquel viaje de tres días tuvo tiempo suficiente para razonar, y para dudar de Dios si hubiera estado inclinado a hacerlo… Abrahám era humano, y sus pasiones y sus inclinaciones eran como las nuestras; pero no se detuvo a inquirir cómo se cumpliría la promesa si Isaac muriera. No se detuvo a discutir con su dolorido corazón. Sabía que Dios es justo y recto en todos sus requerimientos, y obedeció el mandato al pie de la letra…

La fe de Abrahám se manifestó por sus obras. “¿No fue justificado por las obras Abrahám, nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe obró con sus obras, y que la fe fue perfecta por las obras?” Santiago 2:21, 22.

Son muchos los que no comprenden la relación que existe entre la fe y las obras. Dicen: “Cree solamente en Cristo, y estarás seguro. No tienes necesidad de guardar la ley”. Pero la verdadera fe se manifiesta mediante la obediencia. Cristo dijo a los judíos incrédulos: “Si fuerais hijos de Abrahám, las obras de Abrahám haríais”. Juan 8:39 (Historia de los patriarcas y profetas, p. 148).

Los seres celestiales fueron testigos de la escena en que se probaron la fe de Abrahám y la sumisión de Isaac. La prueba fue mucho más severa que la impuesta a Adán. La obediencia a la prohibición hecha a nuestros primeros padres no entrañaba ningún sufrimiento; pero la orden dada a Abrahám exigía el más atroz sacrificio. Todo el cielo presenció, absorto y maravillado, la intachable obediencia de Abrahám. Todo el cielo aplaudió su fidelidad. Se demostró que las acusaciones de Satanás eran falsas. Dios declaró a su siervo: “Ya conozco que temes a Dios [a pesar de las denuncias de Satanás], pues que no me rehusaste tu hijo, tu único”. El pacto de Dios, confirmado a Abrahám mediante un juramento ante los seres de los otros mundos, atestiguó que la obediencia será premiada.

Había sido difícil aun para los ángeles comprender el misterio de la redención, entender que el Soberano del cielo, el Hijo de Dios, debía morir por el hombre culpable. Cuando a Abrahám se le mandó ofrecer a su hijo en sacrificio, se despertó el interés de todos los seres celestiales. Con intenso fervor, observaron cada paso dado en cumplimiento de ese mandato. Cuando a la pregunta de Isaac: “¿Dónde está el cordero para el holocausto?” Abrahám contestó: “Dios se proveerá de cordero;” y cuando fue detenida la mano del padre en el momento mismo en que estaba por sacrificar a su hijo y el carnero que Dios había provisto fue ofrecido en lugar de Isaac, entonces se derramó luz sobre el misterio de la redención, y aun los ángeles comprendieron más claramente las medidas admirables que había tomado Dios para salvar al hombre. Véase 1 Pedro 1:12 (Historia de los patriarcas y profetas, p. 151).

domingo15 de Mayo

El Monte Moriah

Lea Génesis 22:1-12 y Hebreos 11:17 . ¿Cuál fue el significado de esta prueba? ¿Qué lecciones espirituales surgen de este asombroso evento?

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Génesis 22 se ha convertido en un clásico de la literatura mundial y ha inspirado a filósofos y artistas, no solo a teólogos. Sin embargo, el significado de la prueba de Dios es difícil de comprender. Este mandato divino contradecía la posterior prohibición bíblica contra los sacrificios humanos Lev. 18:21 ) , y seguramente parecía obrar en contra de la promesa de Dios de un pacto eterno a través de Isaac Gén. 15:5 ) .

Entonces, ¿cuál fue el propósito de Dios al llamarlo a hacer esto? ¿Por qué probarlo de una manera tan poderosa?

La noción bíblica de “prueba” (en hebreo, nissah ) abarca dos ideas opuestas. Se refiere a la idea de juicio, es decir, un juicio para saber qué hay en el corazón del probado Deut. 8:2 ; compárese con Gén. 22:12 ) . Pero también trae la seguridad de la gracia de Dios a favor de los probados Éxodo 20:18-20 ) .

En este caso, la fe de Abrahám en Dios lo lleva al punto de que corre el riesgo de perder su “futuro” (su posteridad). Y, sin embargo, porque confía en Dios, hará lo que Dios le pida, sin importar lo difícil que sea entenderlo todo. Después de todo, ¿qué es la fe sino confiar en lo que no vemos o entendemos completamente?

Además, la fe bíblica no se trata tanto de nuestra capacidad de dar a Dios y de sacrificarnos por Él —aunque eso tiene un papel, sin duda Rom. 12:1 ) — sino de nuestra capacidad de confiar en Él y recibir Su gracia mientras entender cuán indignos somos.

Esta verdad fue reafirmada en lo que siguió. Todas las obras de Abrahám, sus muchas actividades celosas, su doloroso viaje con su hijo, incluso su disponibilidad para obedecer y ofrecer a Dios lo mejor de sí mismo, por muy instructivo que sea, no pudieron salvarlo. ¿Por qué? Porque el Señor mismo había provisto un carnero para el sacrificio previsto, que en sí mismo apuntaba a su única esperanza de salvación, Jesús.

Abrahám debe haber entendido, entonces, la gracia. No son nuestras obras para Dios las que nos salvan, sino que es la obra de Dios para nosotros Efesios 3:8 ; comparar con Rom. 11:33 ) , por mucho que, como Abrahám, seamos llamados a trabajar para Dios, lo cual Las acciones de Abrahám encarnan poderosamente Santiago 2:2-23 ) .

¿Qué te dice personalmente la historia de Abrahám e Isaac en el Monte Moriah acerca de tu fe y cómo la manifiestas?


Comentarios Elena G.W

Dios había llamado a Abrahám para que fuese el padre de los fieles, y su vida había de servir como ejemplo de fe para las generaciones futuras. Pero su fe no había sido perfecta. Había manifestado desconfianza para con Dios al ocultar el hecho de que Sara era su esposa, y también al casarse con Agar.

Para que pudiera alcanzar la norma más alta, Dios le sometió a otra prueba, la mayor que se haya impuesto jamás a hombre alguno. En una visión nocturna se le ordenó ir a la tierra de Moria para ofrecer allí a su hijo en holocausto en un monte que se le indicaría.

Cuando Abrahám recibió esta orden, había llegado a los ciento veinte años. Se le consideraba ya un anciano, aun en aquella generación. Antes había sido fuerte para arrostrar penurias y peligros, pero ya se había desvanecido el ardor de su juventud. En el vigor de la virilidad, uno puede enfrentar con valor dificultades y aflicciones capaces de hacerle desmayar en la senectud, cuando sus pies se acercan vacilantes hacia la tumba. Pero Dios había reservado a Abrahám su última y más aflictiva prueba para el tiempo cuando la carga de los años pesaba sobre él y anhelaba descansar de la ansiedad y el trabajo (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 143, 144).

Cuando el pecado ha adormecido las percepciones morales, el malhechor no discierne los defectos de su carácter ni se da cuenta de la enormidad del mal que ha cometido; y, a menos que se rinda al poder convincente del Espíritu Santo, permanecerá en una ceguera parcial con respecto a su pecado. Sus confesiones no son sinceras y fervorosas…

El corazón humillado y contrito, doblegado por el arrepentimiento genuino, podrá apreciar un poco el amor de Dios y el costo del Calvario; y de la misma manera como un hijo confiesa ante un padre amoroso, el que está verdaderamente arrepentido presentará todos sus pecados ante Dios (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 603).

Con todo, la inteligencia limitada de los hombres resulta inadecuada para comprender los planes del Dios infinito. Nuestras investigaciones no nos harán descubrir jamás las profundidades de Dios. No debemos intentar con mano presuntuosa levantar el velo que encubre su majestad. El apóstol exclama: “¡Cuán incomprensibles son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” Romanos 11:33. No obstante podemos comprender lo bastante su modo de tratar con nosotros y los motivos que le hacen obrar como obra, para reconocer un amor y una misericordia infinitos unidos a un poder sin límites. Nuestro Padre celestial dirige todas las cosas con sabiduría y justicia, y no debemos vivir descontentos ni desconfiados, sino inclinarnos en reverente sumisión. Él nos revelará sus designios en la medida en que su conocimiento sea para nuestro bien, y en cuanto a lo demás debemos confiar en Aquel cuya mano es omnipotente y cuyo corazón rebosa de amor (El conflicto de los siglos, p. 517).

Lunes16 de mayo

Dios proveerá

Lea Génesis 22:8 , 14 , 18 . ¿Cómo cumplió Dios su promesa de que Él proveerá?   ¿Qué se proporcionó?

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Cuando Isaac preguntó sobre el animal del sacrificio, Abrahám dio una respuesta intrigante: Dios “proveerá para sí mismo el cordero para el holocausto” Gén. 22:8, NVI ) . Sin embargo, la forma verbal hebrea en realidad puede significar “Dios se proveerá a sí mismo como el cordero”. El verbo “proveer” ( yir'eh lo) se usa de una manera que puede significar “proveerse a Sí mismo” (o literalmente, “verse a Sí mismo”).

¡Lo que se nos muestra aquí, entonces, es la esencia del plan de salvación, con el Señor mismo sufriendo y pagando en Sí mismo la pena por nuestros pecados!

Lea Juan 1:1-3 y Romanos 5:6-8 . ¿Cómo nos ayudan estos versículos a comprender lo que sucedió en la Cruz, que está prefigurado en el sacrificio aquí en el Monte Moriah?


Allí, en el monte Moriah, mucho antes de la cruz, el carnero del sacrificio “preso por los cuernos en un matorral” Gén. 22:13 ) señalaba directamente a Jesús. Él es Uno que es “visto” aquí, como explica Abraham más tarde, “En el monte donde se ve a Jehová” Gén. 22:14 , traducción del autor) . Jesús mismo había señalado la declaración profética de Abrahám aquí, cuando dijo, haciéndose eco de la declaración de Abrahám: “Abrahám, vuestro padre, se alegró de ver mi día, y lo vio y se alegró” Juan 8:56, NVI ) .

“Fue para impresionar la mente de Abrahám con la realidad del evangelio, así como para probar su fe, que Dios le ordenó matar a su hijo. La agonía que soportó durante los días oscuros de esa terrible prueba le fue permitida para que pudiera comprender por su propia experiencia algo de la grandeza del sacrificio hecho por el Dios infinito para la redención del hombre.” — Elena G. de White, Patriarcas y profetas , pág. 154 .

¿Cómo nos ayuda lo que sucedió aquí a comprender mejor lo que sucedió en la cruz y lo que Dios ha sufrido por nosotros? ¿Cuál debería ser nuestra respuesta a lo que se ha hecho por nosotros?


Comentarios Elena G.W

Aquel día, el más largo en la vida de Abrahám, llegó lentamente a su fin. Mientras su hijo y los siervos dormían, él pasó la noche en oración, todavía con la esperanza de que algún mensajero celestial viniera a decirle que la prueba era ya suficiente, que el joven podía regresar sano y salvo a su madre. Pero su alma torturada no recibió alivio… Satanás estaba muy cerca de él susurrándole palabras llenas de dudas e incredulidad; pero Abrahám rechazó sus sugerencias…

Ni aun entonces murmuró Abrahám contra Dios, sino que fortaleció su alma espaciándose en las evidencias de la bondad y la fidelidad de Dios. Se le había dado este hijo inesperadamente; y el que le había dado este precioso regalo ¿no tenía derecho a reclamar lo que era suyo? Entonces su fe le repitió la promesa: “En Isaac te será llamada descendencia” (Génesis 21:12), una descendencia incontable, numerosa como la arena de las playas del mar. Isaac era el hijo de un milagro, y ¿no podía devolverle la vida el poder que se la había dado? Mirando más allá de lo visible, Abrahám comprendió la divina palabra, “porque pensaba que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos”. Hebreos 11:19… (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 129, 130).

[Con] voz temblorosa, Abrahám reveló a su hijo el mensaje divino. Con terror y asombro Isaac se enteró de su destino; pero no ofreció resistencia. Habría podido escapar a esta suerte si lo hubiera querido; el anciano, agobiado de dolor, cansado por la lucha de aquellos tres días terribles, no habría podido oponerse a la voluntad del joven vigoroso. Pero desde la niñez se le había enseñado a Isaac a obedecer pronta y confiadamente, y cuando el propósito de Dios le fue manifestado, lo aceptó con sumisión voluntaria. Participaba de la fe de Abrahám, y consideraba como un honor el ser llamado a dar su vida en holocausto a Dios. Con ternura trató de aliviar el dolor de su padre, y animó sus debilitadas manos para que ataran las cuerdas que lo sujetarían al altar (Historia de los patriarcas y profetas, p. 147).

Entonces Abrahám vio “un carnero a sus espaldas trabado en un zarzal”, y en seguida trajo la nueva víctima y la ofreció “en lugar de su hijo”. Lleno de felicidad y gratitud, Abrahám dio un nuevo nombre a aquel lugar sagrado y lo llamó “Jehová Yireh”, o sea, “Jehová proveerá” (Historia de los patriarcas y profetas, p. 148).

Fue para grabar en la mente de Abrahám la realidad del evangelio, así como para probar su fe, por lo que Dios le mandó sacrificar a su hijo… Ninguna otra prueba podría haber causado a Abrahám tanta angustia como la que le causó el ofrecer a su hijo.

Dios dio a su Hijo para que muriera en la agonía y la vergüenza. A los ángeles que presenciaron la humillación y la angustia del Hijo de Dios, no se les permitió intervenir como en el caso de Isaac. No hubo voz que clamara: “¡Basta!” El Rey de la gloria dio su vida para salvar a la raza caída. ¿Qué mayor prueba se puede dar del infinito amor y de la compasión de Dios? (Historia de los patriarcas y profetas, p. 150).

Martes17 de mayo

La muerte de Sara

En Génesis 22:23 , vemos el relato del nacimiento de Rebeca, que anticipa el futuro matrimonio entre Isaac y Rebeca (Génesis 24). Asimismo, el informe de la muerte y sepultura de la esposa de Abrahám, Sara (Génesis 23), anticipa su futuro matrimonio con Cetura Gén. 25:1-4 ) .

Lee Génesis 23. ¿Qué función tiene la historia de la muerte y sepultura de Sara en el cumplimiento de la promesa de Dios a Abrahám?

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La mención de la muerte de Sara después de la historia del sacrificio de Isaac sugiere que ella podría haber sido afectada por este incidente, que casi le cuesta la vida a su hijo. De alguna manera, Sara también estuvo involucrada en la “prueba” con su esposo, así como lo estuvo en sus viajes y sus ocasionales faltas de fe Gén. 12:11-13 ) .

Aunque no sabemos cuánto sabía Sara sobre el incidente después de que ocurrió, podemos inferir que probablemente se enteró eventualmente. Sara no era el tipo de mujer que guardaría silencio sobre asuntos importantes o que la perturbaran (comparar con Gén. 16:3-5 ; Gén. 18:15 ; Gén. 21:9 , 10 ) . Su ausencia y su silencio, e incluso el momento de su muerte después de ese evento dramático, dice más acerca de su relevancia para los hechos que su presencia física. El hecho de que se mencione la vejez de Sara Gén. 23:1 ) , en eco de la vejez de Abrahám Gén. 24:1 ) , muestra su importancia para la historia.

De hecho, Sara es la única mujer en el Antiguo Testamento de la que se menciona el número de sus años, lo que podría mostrar su participación en la historia incluso después del hecho. El enfoque en la compra del lugar de entierro de Sara (que cubre la mayor parte del capítulo), en lugar de su muerte, enfatiza la conexión con la Tierra Prometida.

Ya la especificación de que ella murió “en la tierra de Canaán” Gén. 23:2 ) subraya el arraigo de la muerte de Sara en la promesa de Dios de la tierra. Sara es la primera muerta del clan de Abrahám que murió y fue enterrada en la Tierra Prometida. La preocupación de Abrahám por sí mismo, “un extranjero y un visitante” Gén. 23:4, NKJV ) , y su insistente discusión con los hijos de Het, muestran que Abrahám está interesado no solo en adquirir un lugar de sepultura; él está principalmente preocupado por establecerse en la tierra de forma permanente.

Lea Génesis 23:6 . ¿Qué nos dice esto sobre el tipo de reputación que tenía Abrahám? ¿Por qué es esto importante para entender para qué fue usado por el Señor?



Comentarios Elena G.W

Sara era la primera y la única verdadera esposa de Abrahám. Tenía derechos, como esposa y madre, que nadie más podía tener en el seno de la familia. Reverenciaba a su esposo y lo llamaba señor, pero sentía celos de que sus afectos fueran compartidos con Agar. El Señor no reprendió a Sara por la actitud que asumió. Los ángeles, en cambio, reprendieron a Abrahám por desconfiar del poder de Dios, lo que lo indujo a tomar a Agar por esposa con la idea de que por medio de ella se cumplirían las promesas…

Abrahám… [nada] dijo a Sara acerca de la naturaleza de su viaje, porque sabía cuánto amaba a Isaac, y que ese afecto la induciría a desconfiar de Dios y a no entregar a su hijo. El patriarca no permitió que el amor paternal lo dominara y lo indujera a rebelarse contra Dios. El mandamiento del Señor había sido calculado para sacudirlo profundamente. “Toma ahora a tu hijo”. Y entonces, como para probar un poco más su corazón, añadió: “Tu único, Isaac, a quien amas”; es decir, al único hijo de la promesa, “y ofrécelo allí en holocausto” (La historia de la redención, pp. 82, 83).

La herencia que Dios prometió a su pueblo no está en este mundo. Abrahám no tuvo posesión en la tierra, “ni aun para asentar un pie”. Hechos 7:5. Poseía grandes riquezas y las empleaba en honor de Dios y para el bien de sus prójimos; pero no consideraba este mundo como su hogar. El Señor le había ordenado que abandonara a sus compatriotas idólatras, con la promesa de darle la tierra de Canaán como posesión eterna; y sin embargo, ni él, ni su hijo, ni su nieto la recibieron. Cuando Abrahám deseó un lugar donde sepultar sus muertos, tuvo que comprarlo a los cananeos. Su única posesión en la tierra prometida fue aquella tumba cavada en la peña en la cueva de Macpela (Historia de los patriarcas y profetas, p. 166).

“Mi enfermedad me ha mostrado mi propia debilidad, y la paciencia y amor de mi Salvador y su poder para salvar… Él conoce nuestra debilidad, sabe que nos falta fe y ánimo y sin embargo no nos desecha.

“Yo puedo caer en mi puesto antes que el Señor venga; pero cuando todos los que están en la tumba se levanten, yo veré a Jesús si soy fiel, y seré como él. ¡Oh, qué gozo insuperable ver a Aquel a quien amamos, ver en su gloria a Aquel que nos amó tanto que se dio a sí mismo por nosotros; contemplar aquellas manos que fueron horadadas por nuestra redención, extendidas hacia nosotros para bendecirnos y darnos la bienvenida! ¡Qué importa que tengamos que trabajar duramente y sufrir aquí, si tan solo logramos la resurrección! Esperaremos pacientemente hasta que termine nuestro tiempo de prueba, y entonces elevaremos el cántico alegre de triunfo” (Notas biográficas de Elena G. de White, p. 294).

miércoles18 de mayo

Una esposa para Isaac

Génesis 24 cuenta la historia del matrimonio de Isaac después de la muerte de Sara. Las dos historias están relacionadas.

Lee Génesis 24. ¿Por qué está tan preocupado Abrahám de que su hijo no se case con una mujer cananea?

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Así como Abrahám quería adquirir la tierra para enterrar a su esposa, por la promesa de Dios a sus descendientes de que tendrían esta tierra, ahora insiste en que Isaac tampoco se establezca fuera de la Tierra Prometida Gén. 24:7 ) . Además, la decisión de Isaac de llevar a su novia a la tienda de Sara y la nota de que Rebeca consoló a Isaac “después de la muerte de su madre” Gén. 24:67 ) apuntan hacia la muerte de Sara, lo que implica el dolor de Isaac por la pérdida de su madre.

La historia está llena de oraciones y cumplimiento de oraciones y rica en lecciones sobre la providencia de Dios y la libertad humana. Comienza con las palabras de Abrahám. Jurando por “Jehová, el Dios de los cielos y el Dios de la tierra” Gén. 24:3, NVI ) , Abraham está ante todo reconociendo a Dios como el Creador Gén. 1:1 , Génesis 14:19 ). ) , con una relación directa con los nacimientos de los descendientes de Abrahám, incluido el Mesías mismo.

La referencia a “Su ángel” y a “Jehová Dios de los cielos” Gén. 24:7, NVI ) apunta hacia el Ángel del Señor que vino del cielo para rescatar a Isaac de ser sacrificado Gén. 22:11 ). . El Dios que controla el universo, el Ángel del SEÑOR que intervino para salvar a Isaac, conducirá en esta cuestión del matrimonio.

Abrahám deja abierta, sin embargo, la posibilidad de que la mujer no responda al llamado de Dios. Tan poderoso como Él es, Dios no obliga a los humanos a obedecerle. Aunque el plan de Dios para Rebeca es seguir a Eliezer, conserva su libertad de elección. Es decir, era posible que esta mujer no quisiera venir, y si no, no estaría obligada a hacerlo.

Por lo tanto, vemos aquí otro ejemplo del gran misterio de cómo Dios nos ha dado, como humanos, el libre albedrío, la libre elección, una libertad que Él no pisoteará. (Si lo hiciera, no sería libre albedrío.) Y, sin embargo, de alguna manera, a pesar de la realidad del libre albedrío humano y de muchas de las terribles elecciones que hacen los humanos con ese libre albedrío, todavía podemos confiar en que al final el amor y la voluntad de Dios la bondad, en última instancia, prevalecerá.

¿Por qué es tan reconfortante saber que si bien no todas las cosas son la voluntad de Dios, Él todavía está a cargo? ¿Cómo nos prueban este punto profecías como la de Daniel 2, por ejemplo?


Comentarios Elena G.W

Abrahám había llegado a la ancianidad y sabía que pronto moriría, pero aún le quedaba un acto por cumplir, para asegurar a su descendencia el cumplimiento de la promesa. Isaac era el que Dios había designado para sucederle como depositario de la ley de Dios y padre del pueblo escogido; pero todavía era soltero. Los habitantes de Canaán estaban entregados a la idolatría, y Dios, sabiendo que tales uniones conducirían a la apostasía, había prohibido el matrimonio entre ellos y su pueblo. El patriarca temía el efecto de las corruptoras influencias que rodeaban a su hijo. La fe habitual de Abrahám en Dios y su sumisión a la voluntad divina se reflejaban en el carácter de Isaac; pero el joven era de afectos profundos, y de naturaleza benigna y condescendiente. Si se unía con una mujer que no temiera a Dios, se vería en peligro de sacrificar sus principios en aras de la armonía. Para Abrahám, elegir esposa para su hijo era asunto de suma importancia y anhelaba que se casara con quien no le apartase de Dios (Historia de los patriarcas y profetas, p. 168).

“Y había salido Isaac a orar al campo, a la hora de la tarde; y alzando sus ojos miró, y he aquí los camellos que venían. Rebeca también alzó sus ojos, y vio a Isaac, y descendió del camello; porque había preguntado al criado: ¿Quién es este varón que viene por el campo hacia nosotros? Y el siervo había respondido: Este es mi señor. Ella entonces tomó el velo, y cubrióse. Entonces el criado contó a Isaac todo lo que había hecho. E introdújola Isaac a la tienda de su madre Sara, y tomó a Rebeca por mujer; y amóla: y consolóse Isaac después de la muerte de su madre” (Historia de los patriarcas y profetas, p. 171).

Hay una victoria que ambos debéis obtener… la victoria sobre la terquedad. No la obtendréis sino mediante la ayuda de Cristo. Podréis luchar mucho tiempo para dominaros, pero no tendréis éxito si no recibís la fuerza de lo alto. Mediante la gracia de Cristo, podréis obtener la victoria sobre vosotros mismos y sobre vuestro egoísmo. Si vivís la vida de Cristo, si a cada paso consentís al sacrificio, si manifestáis constantemente una simpatía siempre mayor para con aquellos que necesitan ayuda, obtendréis victoria tras victoria. Día tras día, aprenderéis a dominaros y a fortalecer los puntos débiles de vuestros caracteres. El Señor Jesús será vuestra luz, vuestra fuerza, vuestra corona de gozo, porque habréis sometido vuestra voluntad a la suya.

Hombres y mujeres pueden alcanzar el ideal que Dios les propone si consienten en aceptar a Cristo como Ayudador suyo. Entregaos completamente al Señor. El pensamiento de que habéis de luchar para conseguir la vida eterna os fortalecerá y estimulará. Cristo debe daros fuerza para vencer. Mediante su ayuda, podréis destruir el egoísmo hasta en sus raíces más profundas (Testimonios para la iglesia, t. 7, p. 50).

jueves19 de mayo

Una esposa para Abrahám

Lea Génesis 24:67-25:8 . ¿Cuál es el significado de estos eventos finales en la vida de Abrahám?

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Después de la muerte de Sara, Abrahám se volvió a casar. Al igual que Isaac, recibe consuelo después de la muerte de Sara Gén. 24:67 ) . Seguramente el recuerdo de Sara aún debe estar vivo en la mente del patriarca, como lo está para su hijo.

Sin embargo, la identidad de su nueva esposa no está clara. El hecho de que el cronista asocie a los hijos de Cetura junto con los hijos de Agar, sin mencionar el nombre de Cetura, sugiere, sin embargo, que Cetura podría (como algunos han sugerido) ser Agar. Simplemente no lo sabemos. También es significativo que Abrahám se comporte con los hijos de Cetura como lo hizo con el hijo de Agar: los despide para evitar cualquier influencia espiritual y hacer una clara distinción entre su hijo con Sara y los demás hijos.

También da “todo lo que tenía a Isaac” Gén. 25:5 ) , mientras que “dio dones a los hijos de las concubinas” Gén. 25:6, NVI ) . La clasificación de “concubinas” también puede implicar que el estado de Cetura, como Agar, era el de una concubina. La potencial identificación de Cetura como Agar también puede explicar la sutil alusión al recuerdo de Sara como preludio de su matrimonio con Cetura-Agar.

Lo interesante es que en Génesis 25:1-4 , 12-18 , se da una lista de los hijos que tuvo Abrahám con Cetura, así como una lista de los hijos de Ismael. El propósito de la genealogía después del matrimonio de Abrahám con Cetura, quien le dio seis hijos, en comparación con sus otros dos hijos (Isaac e Ismael), es quizás proporcionar evidencia inmediata de la promesa de Dios de que Abrahám engendraría muchas naciones.

La segunda genealogía se refería a los descendientes de Ismael, quienes también componían 12 tribus (comparar con Gén. 17:20 ) , tal como sucedería con Jacob Gén. 35:22-26 ) . Aunque, por supuesto, el pacto de Dios estará reservado a la simiente de Isaac Gén. 17:21 ) , no a Ismael, un punto sobre el cual las Escrituras son muy claras.

El informe de la muerte de Abrahám entre las dos genealogías Gén. 25:7-11 ) también da testimonio de la bendición de Dios. Revela el cumplimiento de Su promesa a Abrahám, hecha muchos años antes, de que moriría “en buena vejez” Gén. 15:15, NVI ) y “lleno de años” (comparar con Ecles. 6:3 ). .

Al final, el Señor se mantuvo fiel a Sus promesas de gracia a su fiel siervo Abrahám, cuya fe se describe en las Escrituras como un gran ejemplo, si no el mejor ejemplo, en el Antiguo Testamento de salvación por fe (ver Rom. 4: 1-12 ) .

Comentarios Elena G.W

Abrahám había notado los resultados que desde los días de Caín hasta su propio tiempo dieran los casamientos entre los que temían a Dios y los que no le temían. Tenía ante los ojos las consecuencias de su propio matrimonio con Agar y las de los lazos matrimoniales de Ismael y de Lot. La falta de fe de Abrahám y de Sara había dado lugar al nacimiento de Ismael, mezcla de la simiente justa con la impía. La influencia del padre sobre su hijo era contrarrestada por la de los idólatras parientes de su madre, y por la unión de Ismael con mujeres paganas. Los celos de Agar y de las esposas que ella había elegido para Ismael, rodeaban a su familia de una barrera que Abrahám trató en vano de romper.

Las anteriores enseñanzas de Abrahám no habían quedado sin efecto sobre Ismael, pero la influencia de sus esposas determinó la introducción de la idolatría en su familia. Separado de su padre, e irritado por las riñas y discordias de su familia destituida del amor y del temor de Dios, Ismael fue incitado a escoger la vida de salvaje merodeo como jefe del desierto, y fue “su mano contra todos, y las manos de todos contra él”. Génesis 16:12. En sus últimos días se arrepintió de sus malos caminos, y volvió al Dios de su padre, pero quedó el sello del carácter que había legado a su posteridad. La nación poderosa que descendió de él, fue un pueblo turbulento y pagano, que de continuo afligió a los descendientes de Isaac (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 171, 172).

Así como la Biblia presenta dos leyes, una inmutable y eterna, la otra provisional y temporaria, así también hay dos pactos. El pacto de la gracia se estableció primeramente con el hombre en el Edén, cuando después de la caída se dio la promesa divina de que la simiente de la mujer heriría a la serpiente en la cabeza. Este pacto puso al alcance de todos los hombres el perdón y la ayuda de la gracia de Dios para obedecer en lo futuro mediante la fe en Cristo. También les prometía la vida eterna si eran fieles a la ley de Dios. Así recibieron los patriarcas la esperanza de la salvación.

Este mismo pacto le fue renovado a Abrahám en la promesa: “En tu simiente serán benditas todas las gentes de la tierra”. Génesis 22:18. Esta promesa dirigía los pensamientos hacia Cristo. Así la entendió Abrahám (Véase Gálatas 3:8, 16), y confió en Cristo para obtener el perdón de sus pecados. Fue esta fe la que se le contó como justicia (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 386, 387).

Abrahám era un hombre favorecido por Dios. El Señor dijo: “Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio”. Génesis 18:19. Abrahám fue honrado por Dios porque cultivó la religión en la familia e hizo que el temor de Dios penetrase en toda su casa. Es Dios quien dice: “Yo sé que él mandará”, es decir, que de su parte no habrá traición del cometido sagrado; no cederá ante nadie, sino ante Dios; hay una ley, y Abrahám la guardará; ninguna emoción ciega empañará su sentido del bien ni se interpondrá entre Dios y las almas de sus hijos; ese tiempo de indulgencia, que es la crueldad más atroz, no hará que Abrahám se extravíe (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 516).

viernes20 de mayo

Pensamiento Adicional : Debido a que Abrahám era el profeta extraordinario con quien Dios compartiría Sus planes Gén. 18:17 ) , Dios entró en la esfera humana de Abrahám y compartió con él, hasta cierto punto, Su plan de salvación a través del sacrificio de Su Hijo.

“Isaac era una figura del Hijo de Dios, a quien se ofreció en sacrificio por los pecados del mundo. Dios imprimiría en Abrahám el evangelio de salvación para el hombre. Para hacer esto, y hacer que la verdad fuera una realidad para él, así como para probar su fe, le pidió que matara a su amado Isaac. Todo el dolor y la agonía que soportó Abrahám a través de esa prueba oscura y terrible tenían el propósito de grabar profundamente en su entendimiento el plan de redención para el hombre caído. Se le hizo comprender en su propia experiencia cuán indecible era la abnegación del Dios infinito al dar a su propio Hijo a morir para rescatar al hombre de la ruina total. Para Abrahám ninguna tortura mental podría ser igual a la que soportó al obedecer el mandato divino de sacrificar a su hijo.” — Elena G. de White, Testimonios para la Iglesia, vol. 3 , pág. 369.

“Abrahám se había hecho viejo y esperaba morir pronto; sin embargo, le quedaba un acto por hacer para asegurar el cumplimiento de la promesa a su posteridad. Isaac fue designado divinamente para sucederlo como guardián de la ley de Dios y padre del pueblo elegido, pero aún no estaba casado. Los habitantes de Canaán fueron entregados a la idolatría, y Dios había prohibido los matrimonios mixtos entre Su pueblo y ellos, sabiendo que tales matrimonios conducirían a la apostasía. El patriarca temía el efecto de las influencias corruptoras que rodeaban a su hijo... En la mente de Abrahám, la elección de una esposa para su hijo era un asunto de gran importancia; estaba ansioso de que se casara con alguien que no lo apartara de Dios... Isaac, confiando en la sabiduría y el afecto de su padre, se conformó con encomendarle el asunto, creyendo también que Dios mismo dirigiría en la elección hecha.” — Elena de White, Patriarcas y Profetas , p. 171 .

Preguntas de discusión:

  1. En clase, hable sobre la voluntad de Abrahám de sacrificar a Isaac. Trate de imaginar el tipo de fe que revela este relato. ¿Qué es tan sorprendente, y al mismo tiempo preocupante, acerca de esta historia?
  2. ¿Qué pasa con el libre albedrío? ¿Por qué nuestra fe no tiene sentido sin que sea una realidad? ¿Qué ejemplos tenemos en la Biblia del libre albedrío y cómo, a pesar de las decisiones equivocadas que toman las personas, la voluntad de Dios finalmente se cumple?



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