Lección 9: JESÚS, EL SACRIFICIO PERFECTO

Lección 9.19-25 de febrero

Jesús, el Sacrificio Perfecto

sábado por la tarde

Lea para el estudio de esta semana: Heb. 9:15 , Génesis 15:6–21 , Jer. 34:8–22 , Ef. 3:14–19 , Heb. 7:27 , Heb. 10:10 , Heb. 9:22–28 .

Texto para memorizar: “Porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los que son santificados” Hebreos 10:14, NVI ) .

La idea de que un hombre encontrado culpable y ejecutado en una cruz debería ser adorado como Dios era ofensivo para la mente antigua. La escasa referencia a la cruz en la literatura romana muestra su aversión a la idea. Para los judíos, la ley declaraba que Dios maldecía a un hombre empalado en un madero Deut. 21:23 ) .

Así, los primeros motivos que encontramos en las pinturas cristianas de las catacumbas fueron el pavo real (supuestamente símbolo de la inmortalidad), una paloma, la palma de la victoria del atleta y el pez. Posteriormente, aparecieron otros temas: el arca de Noé; Abraham sacrificando el carnero en lugar de Isaac; Daniel en el foso de los leones; Jonás siendo escupido por el pez; un pastor cargando un cordero; o representaciones de milagros como la curación del paralítico y la resurrección de Lázaro. Estos eran símbolos de salvación, victoria y cuidado. La cruz, por otro lado, transmitía una sensación de derrota y vergüenza. Sin embargo, fue la cruz la que se convirtió en el emblema del cristianismo. De hecho, Pablo simplemente llamó al evangelio “la palabra de la cruz” 1 Corintios 1:18, NVI ) .

Esta semana veremos la cruz como aparece en el libro de Hebreos.

Estudie la lección de esta semana para prepararse para el sábado 26 de febrero.


Comentarios Elena G.W

Fue la cruz, instrumento de vergüenza y tortura, la que trajo esperanza y salvación al mundo. Los discípulos no eran sino hombres humildes, sin riquezas, y sin otra arma que la palabra de Dios; sin embargo en la fuerza de Cristo salieron para contar la maravillosa historia del pesebre y la cruz y triunfar sobre toda oposición. Aunque sin honor ni reconocimiento terrenales, eran héroes de la fe. De sus labios salían palabras de elocuencia divina que hacían temblar al mundo (Los hechos de los apóstoles, p. 64).

[E]n los días de Pablo, la cruz se consideraba con sentimientos de repulsión y horror. El ensalzar como Salvador de la humanidad a uno que había muerto en la cruz provocaría naturalmente el ridículo y la oposición…

Pero para Pablo, la cruz era el único objeto de supremo interés. Desde que fuera contenido en su carrera de persecución contra los seguidores del crucificado Nazareno, no había cesado de gloriarse en la cruz. En aquel entonces se le había dado una revelación del infinito amor de Dios, según se revelaba en la muerte de Cristo; y se había producido en su vida una maravillosa transformación que había puesto todos sus planes y propósitos en armonía con el cielo. Desde aquella hora había sido un nuevo hombre en Cristo. Sabía por experiencia personal que una vez que un pecador contempla el amor del Padre, como se lo ve en el sacrificio de su Hijo, y se entrega a la influencia divina, se produce un cambio de corazón, y Cristo es desde entonces todo en todo (Los hechos de los apóstoles, pp. 199, 200).

La cruz del Calvario nos atrae con poder, ofreciéndonos una razón por la cual deberíamos amar a nuestro Salvador y hacerlo el primero y el último y el mejor en todo. Deberíamos ocupar el lugar que nos corresponde como penitentes humildes al pie de la cruz. Allí, al contemplar la agonía de nuestro Salvador, al Hijo de Dios que muere —el Justo por los injustos—, podemos aprender lecciones de mansedumbre y humildad de mente. Contemplemos a Aquel a cuya sola palabra acudirían legiones de ángeles en su ayuda, transformado en un objeto de diversión y burla, de injurias y odio. Él mismo se entrega como un sacrificio por el pecado. Al ser vilipendiado, no amenaza; cuando se lo acusa falsamente, no abre su boca. En la cruz, ora por sus asesinos. Al morir, paga un precio infinito por cada uno de ellos. Soporta sin murmurar el castigo por los pecados del hombre. Y esta víctima que no se queja es el Hijo de Dios. Su trono existe desde la eternidad y su reino no tendrá fin (Exaltad a Jesús, p. 227).

domingo 20 de febrero

¿Por qué se necesitaban sacrificios?

Hebreos 9:15 explica que la muerte de Jesús como sacrificio tenía el propósito de proveer “la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto”, para que el pueblo de Dios pudiera “recibir la promesa de la herencia eterna” ( LBLA) .

En el antiguo Cercano Oriente, un pacto entre dos personas o naciones era un asunto serio. Se trataba de un intercambio de promesas bajo juramento. Implicaba la suposición de que los dioses castigarían a quienes rompieran el juramento. A menudo, estos pactos se ratificaban mediante el sacrificio de un animal.

Por ejemplo, cuando Dios hizo un pacto con Abraham, la ceremonia involucró cortar animales por la mitad Gén. 15:6-21 ) . Las partes caminarían entre las partes como reconocimiento de que esos animales representaban el destino de la parte que rompió el pacto. Significativamente, solo Dios caminó entre los animales, con el propósito de comunicarle a Abraham que Él no romperá Su promesa.

Compare Génesis 15:6-21 y Jeremías 34:8-22 . ¿Qué enseñan estos textos acerca del pacto?

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El pacto con Dios le dio a Israel acceso a la Tierra Prometida como su herencia. Implicó, sin embargo, un conjunto de mandamientos y la aspersión de sangre sobre un altar. Esta aspersión implicaba el destino de la parte que rompía el pacto. Por eso Hebreos dice que “sin derramamiento de sangre no se hace remisión [de los pecados]” Heb. 9:22 , traducción literal) .

Cuando Israel rompió el pacto, Dios enfrentó un doloroso dilema. El pacto exigía la muerte de los transgresores, pero Dios amaba a Su pueblo. Si Dios simplemente mirara hacia otro lado o se negara a castigar a los transgresores, Sus mandamientos nunca serían aplicables y este mundo caería en el caos.

El Hijo de Dios, sin embargo, se ofreció a sí mismo como Sustituto. Él murió en nuestro lugar para que "recibiéramos la herencia eterna prometida" Heb. 9:15 , 26 , NVI; Rom. 3:21-26 ) . Es decir, Él iba a defender la santidad de Su ley mientras que al mismo tiempo salvaría a aquellos que quebrantaban esa ley. Y Él pudo hacer esto sólo a través de la cruz.

¿Cómo podemos ver aquí por qué la ley es tan central en el mensaje del evangelio?


Comentarios Elena G.W

El pacto de la gracia se estableció primeramente con el hombre en el Edén, cuando después de la caída se dio la promesa divina de que la simiente de la mujer heriría a la serpiente en la cabeza. Este pacto puso al alcance de todos los hombres el perdón y la ayuda de la gracia de Dios para obedecer en lo futuro mediante la fe en Cristo. También les prometía la vida eterna si eran fieles a la ley de Dios. Así recibieron los patriarcas la esperanza de la salvación.

Este mismo pacto le fue renovado a Abraham en la promesa: “En tu simiente serán benditas todas las gentes de la tierra”. Génesis 22:18. Esta promesa dirigía los pensamientos hacia Cristo. Así la entendió Abraham (véase Gálatas 3:8, 16), y confió en Cristo para obtener el perdón de sus pecados. Fue esta fe la que se le contó como justicia. El pacto con Abraham también mantuvo la autoridad de la ley de Dios…

Aunque este pacto fue hecho con Adán, y más tarde se le renovó a Abraham, no pudo ratificarse sino hasta la muerte de Cristo. Existió en virtud de la promesa de Dios desde que se indicó por primera vez la posibilidad de redención. Fue aceptado por fe: no obstante, cuando Cristo lo ratificó fue llamado el pacto nuevo. La ley de Dios fue la base de este pacto, que era sencillamente un arreglo para restituir al hombre a la armonía con la voluntad divina, colocándolo en situación de poder obedecer la ley de Dios (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 386, 387).

Cristo es nuestro Mediador y Sumo Sacerdote en presencia del Padre. Se reveló a Juan como el Cordero inmolado, como si hubiera estado en el mismo acto de derramar su sangre en favor del pecador. Cuando al oyente se le presenta la ley de Dios, mostrándole la profundidad de sus pecados, debe señalársele el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Debe enseñársele el arrepentimiento para con el Padre y la fe para con nuestro Señor Jesucristo. Así estará la labor del representante de Jesús en armonía con la obra que nuestro Salvador realiza en el Santuario celestial (Testimonios para la iglesia, t. 4, pp. 388, 389).

Caín se presentó a Dios con murmuración e incredulidad en el corazón tocante al sacrificio prometido y a la necesidad de las ofrendas expiatorias. Su ofrenda no expresó arrepentimiento del pecado. Creía, como muchos creen ahora, que seguir exactamente el plan indicado por Dios y confiar enteramente en el sacrificio del Salvador prometido para obtener salvación, sería una muestra de debilidad. Prefirió depender de sí mismo. Se presentó confiando en sus propios méritos. No traería el cordero para mezclar su sangre con su ofrenda, sino que presentaría sus frutos, el producto de su trabajo. Presentó su ofrenda como un favor que hacía a Dios, para conseguir la aprobación divina. Caín obedeció al construir el altar, obedeció al traer una ofrenda; pero rindió una obediencia solo parcial. Omitió lo esencial, el reconocimiento de que necesitaba un Salvador (Historia de los patriarcas y profetas, p. 59).

Lunes21 de febrero

Diversas clases de sacrificios

La muerte de Jesús proporcionó el perdón o la remisión de nuestros pecados. La remisión de nuestros pecados, sin embargo, involucra mucho más que la cancelación del castigo por nuestra transgresión del pacto. Se trata de otros elementos tan importantes. Es por eso que el sistema de sacrificios israelita tenía cinco tipos diferentes de sacrificios. Cada uno era necesario para expresar la riqueza del significado de la cruz de Cristo.

Lea Efesios 3:14-19 . ¿Cuál fue la petición de oración de Pablo a favor de los creyentes?

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La ofrenda del holocausto (u ofrenda quemada) requería que todo el animal fuera consumido en el altar (Levítico 1) . Representaba a Jesús, cuya vida fue consumida por nosotros. La expiación requería el compromiso total de Jesús con nosotros. Aunque era igual a Dios, Jesús “se despojó a sí mismo tomando forma de siervo” Filipenses 2:5-8, NVI ) .

La ofrenda de grano era un regalo de gratitud por la provisión de Dios de sustento para Su pueblo (Levítico 2). También representa a Jesús, “el pan de vida” Juan 6:35 , 48 ) , a través de quien tenemos vida eterna.

La ofrenda de paz o de comunión implicaba una comida comunitaria con amigos y familiares para celebrar el bienestar provisto por Dios (Levítico 3) . Representaba a Cristo, cuyo sacrificio nos proporcionó paz Isaías 53:5 , Rom. 5:1 , Efesios 2:14 ) . También enfatiza que necesitamos participar en el sacrificio de Jesús comiendo Su carne y bebiendo Su sangre Juan 6:51-56 ) .

La ofrenda por el pecado o de purificación proporcionaba expiación por los pecados Lev. 4:1-5:13 ) . Este sacrificio enfatizó el papel de la sangre del animal, que representaba su vida, para proporcionar la redención de los pecados Lev. 17:11 ) y apuntaba hacia la sangre de Jesús que nos redime de nuestros pecados Mat. 26:28 ) . Romanos 3:25 , Hebreos 9:14 ) .

La ofrenda por la culpa o reparación Lev. 5:14-6:7 ) proporcionaba perdón en los casos en que la reparación o restitución era posible. Nos dice que el perdón de Dios no nos libera de la responsabilidad de reparar o restituir, cuando sea posible, a aquellos a quienes hemos agraviado.

Los sacrificios del santuario nos enseñan que la experiencia de la salvación es más que simplemente aceptar a Jesús como nuestro Sustituto. También necesitamos “alimentarnos” de Él, compartir Sus beneficios con los demás y reparar a aquellos a quienes hemos agraviado.

Comentarios Elena G.W

No es solamente el privilegio sino también el deber de todo cristiano mantener una íntima unión con Cristo, y tener una rica experiencia en las cosas de Dios… Cuando leemos acerca de la vida de hombres que han sido eminentes por su piedad, a menudo consideramos su experiencia y sus conquistas como muy fuera de nuestro alcance. Pero este no es el caso. Cristo murió por todos; y se nos asegura en su Palabra que él está más dispuesto a dar su Espíritu Santo a los que se lo piden que los padres terrenales a dar buenas dádivas a sus hijos. Los profetas y apóstoles no perfeccionaron caracteres cristianos por milagro. Ellos utilizaron los medios que Dios había colocado a su alcance; y todos los que desean aplicar el mismo esfuerzo obtendrán los mismos resultados.

En su carta a la iglesia de Efeso, Pablo… les asegura que elevará sus fervientes oraciones por su prosperidad espiritual:

“Doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo… que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”. Efesios 3:14, 16-19 (La edificación del carácter, p. 83).

[Jesús fue] “hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte”. Voluntariamente tomó la naturaleza humana. Fue un acto suyo y por su propio consentimiento. Revistió su divinidad con humanidad. Él había sido siempre como Dios, pero no apareció como Dios. Veló las manifestaciones de la Deidad que habían producido el homenaje y originado la admiración del universo de Dios. Fue Dios mientras estuvo en la tierra, pero se despojó de la forma de Dios y en su lugar tomó la forma y la figura de un hombre. Anduvo en la tierra como un hombre. Por causa de nosotros se hizo pobre, para que por su pobreza pudiéramos ser enriquecidos. Puso a un lado su gloria y su majestad. Era Dios, pero por un tiempo se despojó de las glorias de la forma de Dios. Aunque anduvo como pobre entre los hombres, repartiendo sus bendiciones por dondequiera que iba, a su orden legiones de ángeles habrían rodeado a su Redentor y le hubieran rendido homenaje. Pero anduvo por la tierra sin ser reconocido, sin ser confesado por sus criaturas, salvo pocas excepciones. La atmósfera estaba contaminada con pecados y maldiciones en lugar de himnos de alabanza. La parte de Cristo fue pobreza y humillación. Mientras iba de un lado a otro cumpliendo su misión de misericordia para aliviar a los enfermos, para reanimar a los deprimidos, apenas si una voz solitaria lo llamó bendito, y los más encumbrados de la nación lo pasaron por alto con desprecio (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 5, p. 1101).

Martes 22 de febrero

El sacrificio perfecto de Jesús

Lea Hebreos 7:27 y Hebreos 10:10 . ¿Cómo se describe el sacrificio de Jesús en estos pasajes?

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Los sacerdotes levitas, que eran “muchos en número, porque la muerte les impedía continuar en el cargo” Heb. 7:23, NVI ) , se contrastan con Jesús, que vive para siempre y tiene un sacerdocio eterno Heb. 7: 24 , 25 ) . Los sacerdotes levitas "diariamente" Heb. 7:27 ) y "cada año" Heb. 9:25 ) ofrecían dones y sacrificios "que no pueden perfeccionar la conciencia del adorador" Heb. 9:9, NVI ; Heb. 10 ). :1-4 ) .

Jesús, sin embargo, se ofreció a sí mismo “una vez por todas” un “único sacrificio” Heb. 10:10 , 12-14 , NVI) que limpia nuestras conciencias Heb. 9:14 , Heb. 10:1-10 ) y pone quitar el pecado Hebreos 9:26 ) . El sacrificio de Jesús es superior al sacrificio de animales porque Jesús era el Hijo de Dios Heb. 7:26-28 ) , quien cumplió perfectamente la voluntad de Dios Heb. 10:5-10 ) .

La descripción del sacrificio de Jesús como ocurrido “una vez por todas” tiene varias implicaciones importantes.

Primero, el sacrificio de Jesús es perfectamente efectivo y nunca debe ser superado. Los sacrificios de los sacerdotes levitas se repetían porque no eran efectivos; de lo contrario, "¿no habrían dejado de ofrecerse, ya que los adoradores, una vez limpios, ya no tendrían conciencia de los pecados?" Hebreos 10:2, NVI ) .

Segundo, todas las diferentes clases de sacrificios del Antiguo Testamento encontraron su cumplimiento en la cruz. Por lo tanto, Jesús no solo nos limpia del pecado Heb. 9:14 ) , Él también provee santificación Heb. 10:10-14 ) al quitar el pecado de nuestras vidas Heb. 9:26 ) . Antes de que los sacerdotes pudieran acercarse a Dios en el santuario y ministrar a favor de sus semejantes, tenían que ser limpiados y santificados o consagrados (Levítico 8, 9). El sacrificio de Jesús nos limpia y nos consagra Heb. 10:10-14 ) para que podamos acercarnos a Dios con confianza Heb. 10:19-23 ).y servirle como “sacerdocio real” Hebreos 9:14 , 1 Pedro 2:9 ) .

Finalmente, el sacrificio de Jesús también alimenta nuestra vida espiritual. Proporciona un ejemplo que debemos observar y seguir. Por lo tanto, Hebreos nos invita a fijar nuestra mirada en Jesús, especialmente en los eventos de la cruz, y seguir Su guía Heb. 12:1-4 , Heb. 13:12 , 13 ) .

La cruz es la base de todos los beneficios que Dios nos otorga. Proporciona purificación del pecado, santificación para servir y alimento para crecer. ¿Cómo podemos experimentar mejor lo que se nos ha dado en Jesús?


Comentarios Elena G.W

Mientras Dios deseaba enseñar a los hombres que el don que los reconcilia consigo mismo proviene de él, el gran enemigo de la humanidad procuró representar a Dios como un ser que se deleita en destruirlos. De este modo los sacrificios y los ritos mediante los cuales el cielo quería revelar el amor divino fueron pervertidos.

Con sus palabras y sus acciones, durante su ministerio terrenal, el Mesías iba a revelar a la humanidad la gloria de Dios el Padre. Cada acto de su vida, cada palabra que hablara, cada milagro que realizara, iba a dar a conocer a la humanidad caída el amor infinito de Dios.

Mediante los patriarcas y los profetas, así como mediante las figuras y los símbolos, Dios hablaba al mundo del advenimiento de quien lo libertaría del pecado (Exaltad a Jesús, p. 20).

El fundamento de nuestra esperanza en Cristo es el hecho de que nos reconozcamos a nosotros mismos como pecadores necesitados de restauración y redención. Porque somos pecadores tenemos ánimo para reclamarlo como nuestro Salvador. Por lo tanto, prestemos atención, no sea que tratemos a los que yerran en forma tal que manifieste que no tenemos necesidad de redención. No delatemos, condenemos y destruyamos como si nosotros fuéramos perfectos. La obra de Cristo es reparar, curar, restaurar. Dios es amor en sí mismo, en su misma esencia. Él… no da a Satanás ocasión de triunfo por presentar la peor apariencia o por exponer nuestras debilidades a nuestros enemigos.

Cristo vino a poner la salvación al alcance de todos. Los que más yerran, los más pecaminosos, no fueron pasados por alto; sus labores estaban especialmente dedicadas a aquellos que más necesitaban la salvación que él había venido a ofrecer. Cuanto mayores eran sus necesidades de reforma, más profundo era el interés de él, mayor su simpatía, y más fervientes sus labores. Su gran corazón lleno de amor se conmovió hasta sus profundidades en favor de aquellos cuya condición era más desesperada, de aquellos que más necesitaban su gracia transformadora (In Heavenly Places, p. 291; parcialmente en En los lugares celestiales, p. 293 y en La maravillosa gracia de Dios, p. 234).

No hay descanso para el cristiano vivo antes de llegar al mundo eterno. El obedecer a los Mandamientos de Dios es hacer lo recto y solo lo recto. Tal es la virilidad cristiana.

Pero muchos necesitan aprender frecuentes lecciones de la vida de Cristo, que es el autor y consumador de nuestra fe. “Reducid pues a vuestro pensamiento a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, porque no os fatiguéis en vuestros ánimos desmayando. Que aun no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado”. Hebreos 12:3, 4. Debemos crecer en la gracia cristiana. Manifestando mansedumbre bajo la provocación y apartándoos de la bajeza terrenal, dais evidencia de que el Salvador mora en vosotros, y cada uno de vuestros pensamientos, palabras y actos atraerá a los hombres a Jesús más bien que a vosotros mismos. Hay mucho trabajo que hacer, y poco tiempo en que hacerlo. Sea, pues, la obra de vuestra vida inspirar en todos el pensamiento de que tienen que trabajar para Cristo. Dondequiera que haya deberes que cumplir que otros no entienden porque no desean ver la obra de su vida, aceptadlos y hacedlos.

La norma de la moralidad no es bastante elevada entre el pueblo de Dios (Testimonios para la iglesia, t. 5, pp. 562, 563).

miércoles 23 de febrero

La cruz y el costo del perdón

Lea Hebreos 9:22-28 . ¿Qué dice este pasaje acerca de la obra de Cristo en el santuario celestial?

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La idea de que el santuario celestial necesita limpieza tiene sentido en el contexto del santuario del Antiguo Testamento. El santuario es un símbolo del gobierno de Dios 1 Sam. 4:4 , 2 Sam. 6:2 ) , y la forma en que Dios trata con el pecado de Su pueblo afecta la percepción pública de la justicia de Su gobierno Sal. 97: 2 ) . Como gobernante, Dios es el Juez de Su pueblo, y se espera que Él sea justo, vindicando a los inocentes y condenando a los culpables. Así, cuando Dios perdona al pecador, Él carga con la responsabilidad judicial. El santuario, que representa el carácter y la administración de Dios, está contaminado. Esto explica por qué Dios carga con nuestros pecados cuando perdona Éxodo 34:7 ,número 14:17-19 , el hebreo original para "perdonar" [ nariz? ] en estos versículos significa “llevar, llevar”) .

El sistema de sacrificios en el santuario israelita ilustra este punto. Cuando una persona buscaba el perdón, traía un animal como sacrificio en su favor, confesaba sus pecados sobre él y lo sacrificaba. La sangre del animal se pintaba sobre los cuernos del altar o se rociaba ante el velo en el templo en el primer departamento. Así, el pecado fue transferido simbólicamente al santuario. Dios tomó los pecados del pueblo y los llevó Él mismo.

En el sistema israelita, la limpieza o expiación de los pecados ocurría en dos fases. Durante el año, los pecadores arrepentidos traían sacrificios al santuario, los cuales los limpiaban de su pecado pero transferían el pecado al santuario, a Dios mismo. Al final del año, en el Día de la Expiación, que era el día del juicio, Dios limpiaría el santuario, liberando Su responsabilidad judicial al transferir los pecados del santuario al chivo expiatorio, Azazel, quien representaba a Satanás Lev. 16 ). :15-22 ) .

Este sistema de dos fases, representado por los dos departamentos en el santuario terrenal, que eran un modelo del santuario celestial Éxodo 25:9 , Hebreos 8:5 ) , permitió a Dios mostrar misericordia y justicia al mismo tiempo. Los que confesaban sus pecados durante el año mostraban lealtad a Dios al observar un descanso solemne y afligirse en el Día de la Expiación Lev. 16:29-31 ) . Aquellos que no mostraran lealtad serían “cortados” Lev. 23:27-32 ) .

Piensa a lo que te enfrentarías si tuvieras que enfrentar el justo castigo por tus pecados. ¿Cómo debería ayudarte esa verdad a comprender lo que Cristo ha hecho por ti?


Comentarios Elena G.W

Solo una vez al año el sumo sacerdote podía entrar en el Lugar Santísimo después de preparativos sumamente solemnes y cuidadosos. Y ningún ojo mortal, salvo el del sumo sacerdote, podía contemplar la sagrada grandiosidad de este compartimiento, porque era la morada especial de la gloria visible de Dios. El sumo sacerdote siempre entraba temblando, mientras la gente aguardaba su regreso en medio del más solemne silencio. Sus más fervientes deseos eran que Dios los bendijera. Frente al propiciatorio Dios mantenía comunión con el sumo sacerdote. Si este permanecía más tiempo del que parecía conveniente, la gente a menudo comenzaba a aterrorizarse, temerosa de que por causa de sus pecados o algún pecado del sacerdote la gloria del Señor le hubiera quitado la vida. Pero cuando oían el sonido de las campanillas que llevaba en su vestimenta, sentían un profundo alivio. Salía entonces el sumo sacerdote y bendecía al pueblo (La historia de la redención, p. 159).

El inmaculado Hijo de Dios pendía de la cruz: su carne estaba lacerada por los azotes; aquellas manos que tantas veces se habían extendido para bendecir, estaban clavadas en el madero; aquellos pies tan incansables en los ministerios de amor estaban también clavados a la cruz; esa cabeza real estaba herida por la corona de espinas; aquellos labios temblorosos formulaban clamores de dolor. Y todo lo que sufrió: las gotas de sangre que cayeron de su cabeza, sus manos y sus pies, la agonía que torturó su cuerpo y la inefable angustia que llenó su alma al ocultarse el rostro de su Padre, habla a cada hijo de la humanidad y declara: Por ti consiente el Hijo de Dios en llevar esta carga de culpablidad; por ti saquea el dominio de la muerte y abre las puertas del Paraíso. El que calmó las airadas ondas y anduvo sobre la cresta espumosa de las olas, el que hizo temblar a los demonios y huir a la enfermedad, el que abrió los ojos de los ciegos y devolvió la vida a los muertos, se ofrece como sacrificio en la cruz, y esto por amor a ti. Él, el Expiador del pecado, soporta la ira de la justicia divina y por causa tuya se hizo pecado (El Deseado de todas las gentes, pp. 703, 704).

En esta vida, podemos apenas empezar a comprender el tema maravilloso de la redención. Con nuestra inteligencia limitada podemos considerar con todo fervor la ignominia y la gloria, la vida y la muerte, la justicia y la misericordia que se tocan en la cruz; pero ni con la mayor tensión de nuestras facultades mentales llegamos a comprender todo su significado. La largura y anchura, la profundidad y altura del amor redentor se comprenden tan solo confusamente. El plan de la redención no se entenderá por completo ni siquiera cuando los rescatados vean como serán vistos ellos mismos y conozcan como serán conocidos; pero a través de las edades sin fin, nuevas verdades se desplegarán continuamente ante la mente admirada y deleitada. Aunque las aflicciones, las penas y las tentaciones terrenales hayan concluido, y aunque la causa de ellas haya sido suprimida, el pueblo de Dios tendrá siempre un conocimiento claro e inteligente de lo que costó su salvación (El conflicto de los siglos, p. 632).

jueves 24 de febrero

El juicio y el carácter de Dios

Lea Romanos 3:21-26 ; Romanos 1:16 , 17 ; Romanos 5:8 . ¿Qué revela acerca de Dios la redención en la cruz para el perdón de nuestros pecados?

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El perdón de nuestros pecados implica dos fases en la mediación de Jesús en los dos departamentos del santuario celestial. Primero, Jesús quitó nuestros pecados y los cargó Él mismo en la cruz para brindar perdón a todos los que creen en Él Hechos 2:38 , Hechos 5:31 ) . En la cruz, Jesús ganó el derecho de perdonar a cualquiera que crea en Él porque Él cargó con su pecado. También ha inaugurado un nuevo pacto, que le permite poner la ley de Dios en el corazón de los creyentes por medio del Espíritu Santo Heb. 8:10-12 , Ez. 36:25-27 ) .

Una segunda fase en el ministerio de Jesús consiste en un juicio, el juicio anterior al advenimiento, que aún era futuro desde el punto de vista de Hebreos Heb. 2:1-4 ; Heb. 6:2 ; Heb. 9:27 ). , 28 ; Hebreos 10:25 ) . Este juicio comienza con el pueblo de Dios y se describe en Daniel 7:9-27 , Mateo 22:1-14 y Apocalipsis 14:7 . Su propósito es mostrar la justicia de Dios al perdonar a su pueblo. En este juicio, los registros de sus vidas estarán abiertos para que el universo los vea. Dios mostrará lo que sucedió en los corazones de los creyentes y cómo aceptaron a Jesús como su Salvador y aceptaron Su Espíritu en sus vidas.

Hablando de este juicio, Elena G. de White escribió: “El hombre no puede hacer frente a estos cargos por sí mismo. Con sus vestiduras manchadas por el pecado, confesando su culpa, se presenta ante Dios. Pero Jesús, nuestro Abogado, presenta una súplica eficaz en favor de todos los que por el arrepentimiento y la fe le han encomendado la guarda de sus almas. Él aboga por su causa y vence a su acusador por los poderosos argumentos del Calvario. Su perfecta obediencia a la ley de Dios, hasta la muerte de cruz, le ha dado todo poder en el cielo y en la tierra, y reclama de su Padre misericordia y reconciliación para el hombre culpable. … Pero aunque debemos darnos cuenta de nuestra condición pecaminosa, debemos confiar en Cristo como nuestra justicia, nuestra santificación y nuestra redención. No podemos responder a los cargos de Satanás contra nosotros. Solo Cristo puede hacer una súplica eficaz en nuestro favor. Él es capaz de silenciar al acusador con argumentos fundados no en nuestros méritos, sino en los Suyos”. Testimonios para la Iglesia , vol. 5, págs. 471, 472 .

¿Por qué la cruz y el ministerio de Jesús a nuestro favor sugieren que debemos mirar con confianza, pero con humildad y arrepentimiento, hacia el juicio?


Comentarios Elena G.W

Cristo se humilló para encabezar a la humanidad, para afrontar las tentaciones y sobrellevar las pruebas que los hombres deben arrastrar de parte del enemigo caído, a fin de saber cómo socorrer a los que son tentados.

Y Cristo ha sido hecho nuestro Juez. No es el Padre el Juez. Tampoco lo son los ángeles. Nos juzgará Aquél que se revistió de nuestra humanidad y vivió una vida perfecta en este mundo. Él solo puede ser nuestro Juez. ¿Os acordaréis de ello, hermanos y hermanas? ¿Lo recordaréis también, vosotros los predicadores? ¿Y vosotros también, padres y madres? Cristo se revistió de nuestra humanidad para poder ser nuestro Juez. Ninguno de vosotros ha sido designado para juzgar a otros. Todo lo que podéis hacer es corregiros a vosotros mismos. Os exhorto, en el nombre de Cristo, a obedecer la orden que os da, de no sentaros jamás en el sitial del juez. Día tras día, este mensaje ha repercutido en mis oídos: “Bajad del estrado del tribunal. Bajad de él con humildad” (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 149).

“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados”. Aquí hay una declaración que define el propósito del Señor hacia un pueblo corrompido e idólatra. “¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré hacerte como Adma, o ponerte como a Zeboim? Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión”. ¿Tendrá que abandonar Dios a un pueblo, en favor del cual ha hecho algo tan grande, a saber, dar a su Hijo unigénito, la expresa imagen de sí mismo? Dios permite que su Hijo sea entregado por nuestras ofensas. Él mismo asume los atributos del juez frente al portador del pecado, despojándose de las amorosas características de un padre.

De este modo el amor se manifiesta en la forma más maravillosa a una raza rebelde. ¡Qué espectáculo para los ángeles! ¡Qué esperanza para el hombre, ya que “siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”! El justo sufrió por el injusto; llevó nuestros pecados en su propio cuerpo sobre el madero. “El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Testimonios para los ministros, pp. 245, 246)

Necesitamos tener una visión más elevada y más clara del carácter de Cristo… No debemos pensar en Dios únicamente como un juez, y olvidarlo como un Padre amante. Ninguna cosa puede causar mayor daño a nuestras almas que esto, porque toda nuestra vida espiritual está moldeada de acuerdo con nuestras concepciones del carácter de Dios. Tenemos lecciones que aprender del amor de Jesús.

“Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados: y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor suave”. Efesios 5:2. Esta es la altura del amor que se requiere que alcancemos. Y la textura de este amor no está manchada con el egoísmo (Nuestra elevada vocación, p. 178).

viernes 25 de Febrero

REFLEXIÓN ADICIONAL : Lea Ellen G. White, “Calvary”, págs. 741-757 “Consumado es”, págs. 758-764, en El Deseado de Todas las Gentes .

El profesor Jiri Moskala ha explicado la naturaleza de este juicio previo al advenimiento. Dios “no está ahí para mostrar mis pecados como en un escaparate. Él, por el contrario, señalará en primer lugar a su asombrosa, transformadora y poderosa gracia, y delante de todo el universo Él, como el verdadero Testigo de toda mi vida, explicará mi actitud hacia Dios, mis motivos internos, mi pensamiento, mis obras, mi orientación y dirección de vida. Él lo demostrará todo. Jesús testificará que cometí muchos errores, que transgredí Su santa ley, pero también que me arrepentí, pedí perdón y fui cambiado por Su gracia. Él proclamará: 'Mi sangre es suficiente para el pecador Moskala, su orientación de vida está en Mí, su actitud hacia Mí y hacia otras personas es cálida y desinteresada, es digno de confianza, es Mi buen y fiel servidor. ' ” — “Hacia una teología bíblica del juicio de Dios: una celebración de la cruz en siete fases del juicio universal divino”, Revista de la Sociedad Teológica Adventista 15 (primavera de 2004): pág. 155.

“Tanto los redimidos como los no caídos encontrarán en la cruz de Cristo su ciencia y su canto. Se verá que la gloria que brilla en el rostro de Jesús es la gloria del amor abnegado. A la luz del Calvario se verá que la ley del amor abnegado es la ley de vida para la tierra y el cielo; que el amor que 'no busca lo suyo' tiene su fuente en el corazón de Dios; y que en el manso y humilde se manifiesta el carácter de Aquel que mora en la luz a la cual ningún hombre puede acercarse.” — Elena G. de White, El Deseado de Todas las Gentes , págs. 19, 20 .

Preguntas de discusión:

  1. El ser humano siempre ha tenido la tendencia de ofrecer diferentes tipos de sacrificios a Dios a cambio de perdón o salvación. Unos ofrecen a Dios actos heroicos de penitencia (largos viajes, etc.), otros ofrecen una vida de servicio, o actos de privación, etc. ¿Cómo se deben considerar estos actos a la luz del sacrificio de Jesús y la afirmación de la Escritura de que la cruz ha puesto fin a todos los sacrificios Dan. 9:27 , Heb. 10:18 ) ?
  2. Al mismo tiempo, ¿cuál es el papel del sacrificio en la vida del creyente? ¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo que debemos tomar nuestra cruz y seguirlo Mateo 16:24 ) , o el apóstol Pablo cuando dijo que debemos ofrecer nuestros cuerpos como “sacrificio vivo, santo y agradable a Dios”? Rom. 12:1, NVI ) ? ¿Cuál es la relación entre las instrucciones de Jesús Mateo 16:24 ) y Pablo Romanos 12:1 ) y Hebreos 13:15 , 16 ?



Comentarios Elena G.W

El Deseado de todas las gentes, “El Calvario”, pp. 690-705;

El conflicto de los siglos, “La liberación del pueblo de Dios”, pp. 619-621.




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