Lección 12: MORIR COMO UNA SEMILLA
Lección 12.10-16 de septiembre
Morir como una semilla
Sábado por la tarde
Lea para la lección de esta semana: Fil. 2:5-9; Romanos 12:1, 2; 1 Sam. 2:12-3:18; 1 Sam. 13:1-14; Zac. 4:1-14.
Texto de memoria: "Con toda seguridad, les digo, a menos que un grano de trigo caiga al suelo y muera, permanece solo; pero si muere, produce mucho grano" (Juan 12:24).
La imagen de Jesús de un grano de trigo muriendo es una analogía fascinante de nuestra sumisión a la voluntad de Dios. Primero, está la caída. El grano que cae del tallo de trigo no tiene control sobre dónde o cómo cae al suelo. No tiene control sobre el suelo que lo rodea y luego presiona sobre él.
En segundo lugar, está la espera. Como el núcleo se encuentra en la tierra, no sabe lo que depara el futuro. No puede "imaginar" cómo será la vida en el futuro, porque es sólo un grano de trigo.
En tercer lugar, están los moribundos. El grano no puede convertirse en un tallo de trigo a menos que renuncie a su situación segura y cómoda como grano. Debe "morir"; es decir, debe renunciar a lo que siempre ha sido antes para que pueda transformarse de una semilla en una planta frutal.
La semana de un vistazo: Si sabemos que la voluntad de Dios es la mejor para nosotros, ¿por qué nos cuesta tanto aceptarla? ¿Qué ejemplo de sumisión nos ha dejado Cristo? ¿Cómo ves la analogía del grano de trigo que se aplica a tu propia vida?
Estudie la lección de esta semana para prepararse para el sábado 17 de septiembre.
Comentarios Elena G.W
Todos los que produzcan frutos como obreros juntamente con Cristo, deben caer primero en la tierra y morir. La vida debe ser echada en el surco de las necesidades del mundo. Deben perecer el amor propio y el egoísmo. Pero la ley del sacrificio propio es la ley de la preservación propia. La semilla enterrada en el suelo produce fruto, y a su vez este es sembrado. Así se multiplica la cosecha. El agricultor conserva su grano esparciéndolo. Así en la vida humana: dar es vivir. La vida que se preservará será la vida que se dé liberalmente en servicio a Dios y los hombres. Los que sacrifican su vida por Cristo en este mundo, la conservarán eternamente (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 64, 65).Los que cultivan el suelo tienen siempre presente esta ilustración. Año tras año, el hombre conserva su provisión de grano, y arroja aparentemente la mejor parte. Durante un tiempo, debe quedar oculta en el surco, para que la cuide el Señor. Primero aparece la hoja, luego la espiga y finalmente el grano en la espiga. Pero este desarrollo no puede realizarse a menos que el grano esté sepultado, oculto y, según toda apariencia, perdido.
La semilla enterrada en el suelo produce fruto, y a su vez este es puesto en tierra. Así la cosecha se multiplica. Igualmente, la muerte de Cristo en la cruz del Calvario producirá fruto para la vida eterna. La contemplación de este sacrificio será la gloria de aquellos que, como fruto de él, vivirán por los siglos eternos (El Deseado de todas las gentes, p. 576).
La razón por la cual muchos en este siglo no realizan mayores progresos en la vida espiritual, es porque interpretan que la voluntad de Dios es precisamente lo que ellos desean hacer. Mientras siguen sus propios deseos se hacen la ilusión de que están conformándose a la voluntad de Dios. Los tales no tienen conflictos consigo mismos. Hay otros que por un tiempo tienen éxito en su lucha contra sus propios deseos de placeres y comodidad. Son sinceros y fervorosos, pero se cansan por el prolongado esfuerzo, la muerte diaria y la incesante inquietud. La indolencia parece invitarlos, la muerte al yo es desagradable; finalmente cierran sus soñolientos ojos y caen bajo el poder de la tentación en vez de resistirla.
Las instrucciones formuladas en la Palabra de Dios no dan lugar para transigir con el mal. El Hijo de Dios se manifestó para atraer a todos los hombres a sí mismo. No vino para adormecer al mundo arrullándolo, sino para señalarle el camino angosto por el cual todos deben andar si quieren alcanzar finalmente las puertas de la ciudad de Dios. Sus hijos deben seguir por donde él señaló la senda; sea cual fuere el sacrificio de las comodidades o de las satisfacciones egoístas que se les exija; sea cual fuere el costo en labor o sufrimiento, deben sostener una constante batalla consigo mismos (Hechos de los apóstoles, pp. 451, 452).
Domingo11 de septiembre
Sumisión para el servicio
Lee Filipenses 2:5-9. ¿Qué mensaje importante hay para nosotros en estos versículos?
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La cultura contemporánea nos insta a todos a exigir y hacer valer nuestros derechos. Y todo esto es bueno y a menudo es como debería ser. Pero al igual que con Jesús, la voluntad de Dios puede pedirnos que renunciemos a nuestros derechos libremente para servir al Padre de maneras que tengan un impacto eterno para el reino de Dios. Este proceso de renunciar a ellos puede ser difícil e incómodo, creando las condiciones de un crisol.
Mira cómo Jesús hizo esto (Fil. 2:5-8). Estos versículos describen tres pasos que Jesús tomó al someterse a la voluntad del Padre. Y al principio, Pablo nos recuerda alarmantemente: "Tened la misma mentalidad que Cristo Jesús" (Fil. 2:5, NVI).
Para estar en condiciones de salvarnos, Jesús renunció a Su igualdad con el Padre y se trasladó a la tierra en la forma y limitaciones de un ser humano (Fil. 2:6, 7, NVI).
Jesús no vino como un ser humano grande y glorioso, sino como un siervo de otros seres humanos (Filipenses 2:7, NVI).
Como siervo humano, Jesús no vivió una vida pacífica y larga, sino que se volvió "obediente hasta la muerte". Pero ni siquiera murió de una manera noble y gloriosa. No, Él era "obediente a la muerte, ¡incluso la muerte en una cruz!" (Fil. 2:8, NVI)..
¿En qué áreas de la vida es este ejemplo de Jesús un modelo para nosotros? Si los derechos y la igualdad son buenos y deben ser protegidos, ¿cómo explicaría la lógica de que a veces es necesario renunciar a ellos? Ahora lee Filipenses 2:9. ¿De qué manera nos ayuda este versículo a entender la lógica de la sumisión a la voluntad del Padre?
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Ore por la sabiduría del Espíritu Santo, preguntando: "¿A qué derechos me estoy aferrando en este momento que en realidad podrían ser una barrera para someterme a la voluntad de Jesús al servir a mi familia, mi iglesia y a los que me rodean? ¿Hasta qué punto estoy dispuesto a soportar la incomodidad para servir a los demás de manera más efectiva?"
Comentarios Elena G.W
[Pablo nos] exhorta a que tengamos el “sentir que hubo también en Cristo Jesús: el cual, siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación ser igual a Dios: sin embargo, se anonadó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y hallado en la condición como hombre, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Filipenses 2:5-8…[Pablo estaba] convencido de que, con tal que se lograse que los hombres considerasen el asombroso sacrificio realizado por la Majestad del cielo, el egoísmo sería desterrado de sus corazones…Dirige primero el pensamiento a la contemplación del puesto que Cristo ocupaba en el cielo, en el seno de su Padre. Después lo presenta abdicando de su gloria, sometiéndose voluntariamente a las humillantes condiciones de la vida humana, asumiendo las responsabilidades de un siervo, y haciéndose obediente hasta la muerte más ignominiosa, repulsiva y dolorosa: la muerte en la cruz (Ministerio de curación, p. 401).
Se me hizo recordar el caso de los valdenses y lo que habían sufrido por su religión. Estudiaron concienzudamente la Palabra de Dios y vivieron de acuerdo con la luz que resplandecía sobre ellos. Fueron perseguidos y echados de sus hogares; fueron privados de sus posesiones que habían adquirido con mucho esfuerzo, y sus casas fueron quemadas. Huyeron a las montañas, donde sufrieron penalidades increíbles. Soportaron hambre, fatiga, frío y desnudez. La única ropa que muchos de ellos podían conseguir eran pieles de animales. Pero esos cristianos esparcidos y sin hogar se reunían para unir sus voces en himnos y alabanza a Dios por ser considerados dignos de sufrir por el nombre de Cristo. Se animaban y alegraban mutuamente, y estaban agradecidos aun por sus moradas miserables. Muchos de sus hijos enfermaron y murieron de hambre y frío, pero sus padres no pensaron ni por un momento renunciar a su religión. Valoraban el amor y el favor de Dios muy por encima de la tranquilidad y la holgura mundanas. Recibieron consuelo de Dios y con agradable anticipación contemplaron el premio y la recompensa futuros (Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 331).
[Dios] quiere obreros fieles y dedicados a la oración, que siembren junto a todas las aguas. Los que trabajen así se sorprenderán al ver cómo las pruebas, resueltamente soportadas en el nombre y con la fuerza de Jesús, darán firmeza a la fe y renovarán el valor. En la senda de la humilde obediencia hay seguridad y poder, consuelo y esperanza; pero los que no hagan nada por Jesús perderán finalmente su recompensa. Sus manos débiles no podrán aferrarse del Poderoso, sus rodillas vacilantes no podrán soportarlos en el día de la adversidad. Los que den estudios bíblicos y trabajen para Cristo recibirán el premio glorioso, y oirán el “bien, buen siervo y fiel; entra en el gozo de tu Señor”. Mateo 25:23 (Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 80).
Lunes12 de septiembre
Morir viene antes de conocer la voluntad de Dios
Muchos cristianos buscan sinceramente conocer la voluntad de Dios para sus vidas. "Si tan solo pudiera conocer la voluntad de Dios para mi vida, sacrificaría todo por Él". Pero incluso después de prometerle esto a Dios, todavía podemos estar confundidos acerca de cuál es Su voluntad. La razón de esta confusión se puede encontrar en Romanos 12:1, 2. Pablo está describiendo cómo podemos conocer la voluntad de Dios, y él hace un punto importante: si quieres saber cuál es la voluntad de Dios, ¡primero tienes que sacrificarte!
Lee Romanos 12:1, 2. Pablo escribe que seremos capaces de "probar y aprobar cuál es la voluntad de Dios" (Rom. 12:2, NVI) cuando:
- Tenemos un verdadero entendimiento de "la misericordia de Dios" para nosotros (Rom. 12:1, NVI).
- Nos ofrecemos como sacrificios vivos a Dios (Rom. 12:1).
- Nuestras mentes se renuevan (Rom. 12:2).
Es sólo la mente renovada la que verdaderamente puede entender la voluntad de Dios. Pero esta renovación depende de nuestra muerte a nosotros mismos primero. No fue suficiente que Cristo simplemente sufriera por nosotros, tenía que morir.
Pídele al Espíritu Santo que te muestre cualquier área en la que no estés completamente "muerto". ¿A qué cosas necesita el Espíritu Santo que renuncies para que te conviertas en un "sacrificio vivo" por Dios?
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Cuando las áreas de nuestras vidas no están completamente muertas para nosotros mismos, Dios permite que los crisoles nos llamen la atención. Sin embargo, nuestro sufrimiento no solo nos ayuda a enfrentar nuestro pecado, sino que también nos da una idea de la entrega de Jesús por nosotros. Elisabeth Elliot escribe: "La entrega del anhelo más profundo de nuestro corazón es quizás lo más cercano que llegamos a una comprensión de la cruz ... nuestra propia experiencia de crucifixión, aunque inconmensurablemente menor que la de nuestro Salvador, sin embargo, nos brinda la oportunidad de comenzar a conocerlo en la comunión de Sus sufrimientos. En cada forma de nuestro propio sufrimiento, Él nos llama a esa comunión." — Quest for Love (Grand Rapids, MI: Fleming H. Revell, 1996), p. 182.
Lee y ora por Romanos 12:1, 2. Piensa en las cosas a las que debes renunciar para que te conviertas en un sacrificio. ¿Cómo te ayuda esto a entender los sufrimientos que Jesús enfrentó por ti en la cruz? ¿Cómo puede este conocimiento ayudarte a entrar en comunión con Jesús y Sus sufrimientos?
Comentarios Elena G.W
Los que buscan la justicia de Cristo se espaciarán en los temas de la gran salvación. La Biblia es el almacén que surte sus almas de alimento nutritivo. Meditan en la encarnación de Cristo, contemplan el gran sacrificio hecho para salvarlos de la perdición, para llevarles perdón, paz y justicia eterna. El alma arde con estos temas grandiosos y elevadores. La santidad y la verdad, la gracia y la justicia, ocupan los pensamientos. El yo muere, y Cristo vive en sus siervos. Al contemplar la Palabra, sus corazones arden dentro de ellos, como ocurrió con los corazones de los discípulos mientras iban hacia Emaús y Cristo anduvo con ellos por el camino, y les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían (Testimonios para los ministros, pp. 87, 88).El cielo nos habrá costado bastante poco, aun cuando lo obtengamos por medio de sufrimiento. Debemos negarnos a nosotros mismos todo el camino, morir diariamente, dejar que solo se vea a Jesús, recordar de continuo su gloria. Vi que los que han aceptado la verdad últimamente tendrían que saber lo que es sufrir por amor de Cristo, que tendrían que soportar pruebas duras y amargas, a fin de ser purificados y preparados mediante el sufrimiento para recibir el sello del Dios vivo…
Al ver lo que debemos ser para heredar la gloria, y ver luego cuánto sufrió Jesús para obtener en nuestro favor una heredad tan preciosa, rogué que fuésemos bautizados en los sufrimientos de Cristo, para no atemorizarnos frente a las pruebas, sino soportarlas con paciencia y gozo… Dijo el ángel: “Negaos a vosotros mismos; debéis avanzar con rapidez”. Algunos de nosotros hemos tenido tiempo para llegar a la verdad, para avanzar paso a paso, y cada paso que hemos dado nos ha fortalecido para tomar el siguiente. Pero ahora el tiempo está casi agotado, y lo que hemos tardado años en aprender, ellos tendrán que aprenderlo en pocos meses. Tendrán también que desaprender muchas cosas y volver a aprender otras (Primeros escritos, pp. 66, 67).
Jesús es nuestro ejemplo. Por amor de nosotros se hizo pobre, para que por su pobreza fuésemos enriquecidos. Enseñó que todos deben unirse en amor para trabajar como él trabajó, para sacrificarse como él se sacrificó, para amar como hijos de Dios.
[Practiquen] la abnegación de Cristo. Vestíos con sencillez, pero decentemente. Gastad lo menos posible para vosotros mismos. Tened en vuestra casa una alcancía de abnegación, en la cual podréis poner el dinero ahorrado merced a vuestros pequeños sacrificios. Procurad obtener, cada día, una comprensión más clara de la Palabra de Dios y aprovechad toda ocasión para impartir a otros el conocimiento adquirido. No os canséis de hacer bien, puesto que Dios os imparte constantemente la gran bendición de su Don hecho a la humanidad. Cooperad con el Señor Jesús, y él os enseñará las preciosas lecciones de su amor (Testimonios para la iglesia, t. 9, p. 106).
Martes13 de septiembre
Disposición a escuchar
"El Señor vino y se quedó allí, llamando como en las otras ocasiones: '¡Samuel! ¡Samuel!' Entonces Samuel dijo: 'Habla, porque tu siervo está escuchando'" (1 Sam. 3:10, NVI).
¿Alguna vez has escuchado esa voz apacible del Espíritu Santo pero la has ignorado? En consecuencia, todo salió mal, y pensaste para ti mismo más tarde, Oh no, ¿por qué no escuché?
Primero Samuel describe la historia de un anciano y dos hijos malvados que no escucharon al Señor y un niño pequeño que sí lo hizo. Aunque hubo fuertes advertencias de Dios, aquellos que necesitaban cambiar su curso no lo hicieron.
Lee su historia en 1 Samuel 2:12-3:18. ¿Qué contraste se hace evidente aquí entre los que escuchan a Dios y los que no?
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Los hijos de Elí tenían otras cosas en sus mentes además de las cosas de Dios. E incluso cuando Elí, después de escuchar lo que Dios quería, habló con sus hijos, no pareció hacer nada más. Y sus hijos obviamente no estaban listos para someter los detalles de sus vidas a la voluntad de Dios. ¡Qué contraste con el joven Samuel!
El predicador Charles Stanley describe lo esencial que es cultivar la apertura a la voz de Dios en lo que él llama "cambiar a neutral". Él dice: "El Espíritu Santo... no habla por el bien de transmitir información. Habla para obtener una respuesta. Y Él sabe cuando nuestra agenda tiene una porción tan grande de nuestra atención que es una pérdida de tiempo sugerir algo en contrario. Cuando ese es el caso, Él a menudo está en silencio. Él espera que nos volvamos lo suficientemente neutrales como para escuchar y eventualmente obedecer." — The Wonderful Spirit-Filled Life, (Nashville, TN: Thomas Nelson Publishers, 1992), pp. 179, 180.
¿Qué crees que Quiere decir Stanley al convertirse en "lo suficientemente neutral"? Cuando piensas en tu apertura a Dios, ¿qué cosas a menudo te impiden ser "lo suficientemente neutral como para escuchar y eventualmente obedecer"? ¿Qué necesitas hacer en tu vida para cultivar la apertura a la voz de Dios y la decisión de ser obediente a Su dirección?
Comentarios Elena G.W
Elí era un buen hombre, de moral pura; pero era demasiado indulgente. Causó el desagrado de Dios porque no fortaleció los puntos débiles de su carácter. No quería herir los sentimientos de nadie y no tuvo el valor moral de reprender y reprobar el pecado. Sus hijos eran hombres viles y, aun así, no los apartó de sus responsabilidades. Profanaron la casa de Dios. Él lo supo y se sintió triste porque amaba la pureza y la justicia. Pero carecía de la fuerza moral necesaria para suprimir el mal. Amaba la paz y la armonía y se volvió más y más insensible a la impureza y al delito (Testimonios para la iglesia, t. 4, pp. 507, 508).Durante los tres primeros años de la vida del profeta Samuel, su madre le enseñó cuidadosamente a distinguir entre el bien y el mal. Usando cada objeto familiar que lo rodeaba, procuró dirigir sus pensamientos hacia el Creador. En cumplimiento de su voto de entregar su hijo al Señor, con gran abnegación lo colocó bajo el cuidado de Elí, el sumo sacerdote, para ser preparado para el servicio en la casa de Dios… Su primera educación lo indujo a mantener su integridad cristiana. ¡Qué recompensa recibió Ana! ¡Y qué estímulo a la fidelidad es su ejemplo! (Conducción del niño, pp. 181, 182).
Dios dio a los hombres ojos para que contemplasen las maravillas de su ley. Les dio oídos para que escuchasen la predicación de su mensaje. Dio a los hombres el talento del habla para que presentasen a Cristo como el Salvador que perdona los pecados. Con el corazón el hombre cree para obtener justicia, y con la boca formula su confesión para ser salvado.
Todos deben custodiar los sentidos, no sea que Satanás obtenga la victoria sobre ellos; porque son las vías de acceso al alma.
Tendrá que ser usted fiel centinela que vele sobre sus ojos, oídos y otros sentidos si quiere gobernar su mente y evitar que manchen su alma pensamientos vanos y corruptos. Solo el poder de la gracia puede realizar esta obra tan deseable.
Satanás y sus ángeles están atareados creando una condición de parálisis de los sentidos, para que las recomendaciones, amonestaciones y reproches no sean oídos; y para que, si llegan a oírse, no produzcan efecto en el corazón ni reformen la vida (El hogar cristiano, p. 364).
Dios requiere que todos nosotros seamos obreros abnegados. Cada parte de la verdad tiene una aplicación práctica en nuestras vidas diarias. Benditos son los que oyen la palabra del Señor y la guardan. Oírla no es suficiente; debemos actuar, debemos hacer. Es en la práctica de los mandamientos que se encuentran grandes recompensas (Testimonios para la iglesia, t. 4, p. 63).
Miércoles14 de septiembre
Autosuficiencia
Cuando Eva pecó en el Jardín del Edén, no fue simplemente porque dudaba de la palabra de Dios. En el corazón del problema estaba su creencia de que tenía suficiente sabiduría para decidir por sí misma lo que era bueno y correcto. Ella confiaba en su propio juicio. Cuando confiamos en nuestro propio juicio en lugar de confiar en la Palabra de Dios, nos abrimos a todo tipo de problemas.
La historia de Saúl describe los pasos hacia la autosuficiencia y la tragedia que sigue tan rápidamente. Samuel ungió a Saúl como el rey de Dios (1 Sam. 10:1). Luego le dio a Saúl instrucciones específicas (1 Sam. 10:8), pero Saúl desobedeció.
Lee la siguiente parte de la historia en 1 Samuel 13:1-14. ¿Qué hizo Saúl que llevó a su propia caída?
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Hay tres pasos que llevaron a Saúl por el camino hacia la autosuficiencia tan pronto después de haber sido hecho rey. El problema es que ninguno de los pasos fue tan malo en sí mismo. Sin embargo, contenían las semillas de la tragedia porque cada uno de ellos fue tomado independientemente de Dios. Note el orden en que ocurrió la caída de Saúl.
- Saúl dijo: "Vi" (NVI), la dispersión de sus tropas y la ausencia de Samuel (1 Sam. 13:11). Saúl estaba bajo presión, y evaluó con sus propios ojos lo que estaba sucediendo.
- Saúl pasó de "vi" a "dije" — que los filisteos los conquistarían (1 Sam. 13:12). Lo que vio con sus propios ojos dio forma a lo que dijo, o conjeturó, sobre la situación.
- Saúl pasó de "dije" a "sentí", obligado a ofrecer sacrificio (1 Sam. 13:12). Lo que Saúl pensaba ahora moldeaba sus sentimientos.
Todos nosotros hemos hecho esto: confiamos en nuestra propia vista humana, lo que nos lleva a confiar en nuestro propio pensamiento humano, lo que nos lleva a confiar en nuestros propios sentimientos humanos. Y luego actuamos sobre estos sentimientos.
¿Por qué crees que fue tan fácil para Saúl seguir su propio juicio, a pesar de que todavía tenía las claras instrucciones de Dios sonando en sus oídos? Si sabemos que somos tan frágiles y tenemos un conocimiento tan imperfecto, ¿por qué todavía tratamos de confiar en nosotros mismos? ¿Qué podemos hacer para aprender a confiar en los mandamientos del Señor más que en nosotros mismos?
Comentarios Elena G.W
Saúl no había soportado la prueba de su fe en el lance dificultoso de Gilgal, y había deshonrado el servicio de Dios; pero sus errores no eran todavía irreparables, y el Señor quiso concederle otra oportunidad para que aprendiera a tener una fe implícita en su palabra y a obedecer a sus mandamientos.Cuando fue reprendido por el profeta en Gilgal, no le pareció a Saúl que hubiera un gran pecado en la conducta que había seguido. Creyó que había sido tratado injustamente y, procurando vindicar sus acciones, presentó excusas por su error. Desde entonces tuvo muy pocas relaciones con el profeta. Samuel amaba a Saúl como a un hijo propio, mientras que Saúl, de temperamento osado y ardiente, había estimado mucho al profeta; pero la reprensión de Samuel despertó su resentimiento, y desde entonces le evitaba en lo posible (Historia de los patriarcas y profetas, p. 679).
Cuando fue llamado al trono, Saúl tenía una opinión muy humilde de su propia capacidad, y se dejaba instruir. Le faltaban conocimientos y experiencia, y tenía graves defectos de carácter. Pero el Señor le concedió el Espíritu Santo para guiarle y ayudarle, y le colocó donde podía desarrollar las cualidades requeridas para ser soberano de Israel. Si hubiera permanecido humilde, procurando siempre ser dirigido por la sabiduría divina, habría podido desempeñar los deberes de su alto cargo con éxito y honor…
Pero Saúl se vanaglorió de su ensalzamiento, y deshonró a Dios por su incredulidad y desobediencia. Aunque al ser llamado a ocupar el trono era humilde y dudaba de su capacidad, el éxito le hizo confiar en sí mismo. La primera victoria de su reinado encendió en su corazón aquel orgullo que era su mayor peligro… y aunque al principio Saúl dio toda la gloria a Dios, más tarde se atribuyó el honor. Perdió de vista el hecho de que dependía de Dios, y en su corazón se apartó del Señor. Así se preparó para cometer su pecado de presunción y sacrilegio en Gilgal.
La misma confianza ciega en sí mismo le condujo a rechazar la reprensión de Samuel. Saúl reconocía que Samuel era un profeta enviado de Dios; por consiguiente, debiera haber aceptado el reproche, aunque él mismo no pudiese ver que había pecado. Si se hubiera mostrado dócil para ver y confesar su error, esta amarga experiencia le habría resultado en una salvaguardia para el futuro…
Cuando Saúl se desvió de la reprensión que le mandó el Espíritu Santo de Dios, y persistió en justificarse obstinadamente, rechazó el único medio por el cual Dios podía obrar para salvarle de sí mismo. Se había separado voluntariamente de Dios. No podía recibir ayuda ni dirección de Dios antes de volver a él mediante la confesión de su pecado (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 685-687).
Jueves15 de septiembre
Sustitutos
Como vimos ayer, la sumisión a la voluntad de Dios puede ser socavada a medida que confiamos en nuestra propia fuerza. También es posible confiar en otros sustitutos de Dios. Cuando algunas personas se sienten deprimidas, van a comprar algo que los haga felices. Cuando algunos se sienten inadecuados, persiguen la fama. Cuando otros tienen dificultades con su cónyuge, buscan a alguien más que les dé intimidad y emoción.
Muchas de las cosas que usamos pueden aliviar la presión, pero no necesariamente resuelven el problema ni nos enseñan cómo manejar mejor la situación la próxima vez. Sólo la ayuda sobrenatural de Dios puede hacer eso. El problema es que muchas veces dependemos de sustitutos de Dios en lugar de Dios mismo.
Aquí hay tres sustitutos que podemos usar en lugar de Dios:
- Usando la lógica humana o la experiencia pasada cuando necesitamos una nueva revelación divina.
- Bloquear los problemas de nuestras mentes cuando necesitamos soluciones divinas.
- Escapar de la realidad y evitar a Dios cuando necesitamos la comunión con Dios para el poder divino.
Zacarías nos ayuda a enfocarnos en lo que realmente importa cuando estamos tentados a usar sustitutos. Después de muchos años de ausencia, los exiliados finalmente habían regresado de Babilonia e inmediatamente comenzaron a reconstruir el templo. Pero hay una increíble cantidad de oposición a esto (algunos antecedentes se pueden encontrar en Esdras 4-6). Así que Zacarías vino con este mensaje de aliento a Zorobabel, quien estaba dirigiendo la obra.
Lee este mensaje en Zacarías 4. ¿Qué quiere decir Dios en Zacarías 4:6? ¿Cómo podría la finalización de un proyecto de construcción ser afectada por el Espíritu Santo? ¿Qué nos enseña esto acerca de la relación entre el Espíritu Santo y las cosas prácticas que hacemos?
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Dios no impidió la oposición al templo ni libró a Zorobabel del estrés de lidiar con él. Y Dios no siempre nos protegerá de la oposición. Pero cuando llega la oposición, Dios puede usarla como un crisol para enseñarnos a depender de Él.
Cuando llega el estrés, ¿cuál es tu primera reacción? ¿Víveres? ¿Televisión? ¿Oración? ¿Sumisión a Dios? ¿Qué te dice tu respuesta sobre ti mismo y las cosas que necesitas aprender o cambiar?
Comentarios Elena G.W
El que pierda de vista su entera dependencia de Dios caerá seguramente. Estamos contendiendo con enemigos más fuertes que nosotros. Satanás y sus huestes están acechando constantemente para asaltarnos con tentaciones, y con nuestra propia fuerza y sabiduría nos es imposible resistirlos. Por lo tanto, cuando quiera que permitamos que nuestros corazones sean apartados de Dios, cuando quiera que dejemos lugar al engreimiento o a un espíritu de dependencia propia, seremos seguramente derribados (Obreros evangélicos, p. 338).Depended plenamente de Dios. Si obráis de otro modo, conviene que os detengáis. Deteneos donde estáis, y cambiad el orden de las cosas… Clamad a Dios con sinceridad, con hambre en el alma. Luchad con los instrumentos celestiales hasta que obtengáis la victoria. Poned todo vuestro ser en las manos del Señor, alma, cuerpo y espíritu, y resolved convertiros en su instrumento amante y consagrado, impulsado por su voluntad, dominado por su mente, saturado de su Espíritu… Entonces veréis claramente las cosas celestiales.
Si permitiéramos que nuestra mente meditara más en Cristo y en el mundo celestial, hallaríamos un estímulo y un apoyo poderoso para pelear las batallas del Señor. El orgullo y el amor al mundo perderán su poder al contemplar las glorias de esa tierra mejor que tan pronto será nuestro hogar. Junto a la belleza de Cristo, todos los atractivos terrenales parecerán de poco valor (Sons and Daughters of God, p. 105; parcialmente en Hijos e hijas de Dios, p. 107, y en Mensajes para los jóvenes, p. 78).
Zorobabel había ido a Jerusalén para edificar la casa del Señor; pero se vio cercado de dificultades. Sus adversarios, “el pueblo de la tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara… y les hicieron cesar con poder y violencia”. Pero el Señor se interpuso en favor de ellos y la casa fue concluida. [Se cita Zacarías 4:6-7, 10.]
Las mismas dificultades que fueron creadas para estorbar la restauración y el desarrollo de la obra de Dios, las grandes montañas de dificultades que surgieron en el sendero de Zorobabel, serán enfrentadas por todos los que hoy son leales a Dios y a su obra. Se usan muchos inventos humanos para llevar a cabo planes según el parecer y la voluntad de hombres con los cuales Dios no trabaja. Pero la demonstración de que Dios está al lado de su pueblo no consiste en palabras jactanciosas ni en una multitud de ceremonias. El supuesto poder de los agentes humanos no decide esta cuestión. Los que se oponen a la obra del Señor pueden ser un estorbo por un tiempo; pero el mismo Espíritu que siempre ha guiado la obra del Señor la guiara hoy. “No con ejercito, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.
El Señor quiere que cada alma sea fuerte en la fortaleza de él. Quiere que acudamos a él para recibir nuestra conducción de él (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 4, p. 1200).
La dispensación en la cual vivimos debe ser, para los que lo soliciten, la dispensación del Espíritu Santo. Pedid su bendición. Es tiempo de que seamos más ardientes en nuestra devoción. A nosotros se nos ha encomendado la ardua pero feliz y gloriosa tarea de revelar a Cristo a los que están en tinieblas. Se nos ha llamado a proclamar las verdades especiales para este tiempo. Para todo esto el derramamiento del Espíritu es esencial. Debemos orar por él. El Señor espera que se lo pidamos. No hemos emprendido esta tarea con todo el corazón (Testimonios para los ministros, pp. 511, 512).
Viernes16 de septiembre
Pensamiento adicional: Lea Elena G. de White, "Elí y sus hijos", pp. 575-580, y "La presunción de Saúl", págs. 616-626, en Patriarcas y profetas.
La sumisión a la voluntad de Dios viene cuando morimos a nuestros propios deseos y ambiciones. Esto abre el camino para el verdadero servicio a los demás. No podemos vivir para Dios sin convertirnos en un sacrificio y vivir en continua apertura a la voz de Dios. Para que realmente sometamos nuestras voluntades a la voluntad de nuestro Padre, debemos reconocer los peligros de confiar en nosotros mismos y en sustitutos de la Palabra y el poder de Dios. Como la sumisión a la voluntad de Dios está en el corazón de una vida semejante a la de Cristo, Dios puede permitir que los crisoles nos enseñen la dependencia de Él.
"El descuido de Elí se presenta claramente ante cada padre y madre en la tierra. Como resultado de su afecto no santificado o su falta de voluntad para cumplir con un deber desagradable, cosechó una cosecha de iniquidad en sus hijos perversos. Tanto el padre que permitía la maldad como los hijos que la practicaban eran culpables ante Dios, y Él no aceptaría ningún sacrificio u ofrenda por su transgresión." — Elena G. de White, Child Guidance, p. 276.
Preguntas de discusión:
- Como clase, hable sobre la increíble condescendencia del Hijo de Dios al venir a la tierra como ser humano para morir por nuestros pecados. ¿Qué nos dice a cada uno de nosotros acerca de lo que significa el autosacrificio y la abnegación por el bien de los demás? Aunque ciertamente no podemos hacer nada parecido a lo que Jesús hizo, el principio está ahí y siempre debe estar ante nosotros. ¿De qué manera podemos, en nuestras propias esferas, emular el tipo de sumisión y autosacrificio que Jesús nos mostró en la cruz?
- Para muchas personas, someterse a Dios sin saber lo que sucederá a continuación puede ser algo aterrador. ¿Cómo aconsejarías a las personas que confían en sí mismas en lugar de en Dios? ¿Qué dirías para ayudar a eliminar sus temores de no conocer, o ser capaces de controlar, el futuro?
- Como clase, dedique algún tiempo a orar por las personas que conoce que tienen dificultades para someterse a la voluntad de Dios, para que puedan ver que confiar en la voluntad de Dios es la única ruta hacia una paz duradera. Al mismo tiempo, ¿qué cosas prácticas puedes hacer por estas personas para ayudarlas a ver que pueden rendirse a Dios y que Su camino es el mejor? En otras palabras, ¿cómo puede Dios usarte para ayudar a otros a conocer Su amor y disposición a proveer?
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