Lección 8: SABIDURÍA PARA VIVIR CON RECTITUD
Sábado por la tarde
Lea para el estudio de esta semana
Salmos 119:1-16; Salmos 90:1-17; Juan 3:16; Salmos 95:7-11; Salmos 141:1-10; Salmos 128:1-6.
Texto de memoria:
"Enséñanos, pues, a contar nuestros días, para que adquiramos un corazón sabio" (Salmos 90:12).
Como hemos visto, la gracia de Dios provee para el perdón de los pecados, y crea un nuevo corazón en el pecador arrepentido, que ahora vive por fe.
La Palabra de Dios también provee instrucciones para una vida justa (Salmos 119:9-16). Guardar la ley de Dios no es de ninguna manera una observancia legalista de las reglas, sino una vida en una relación íntima con Dios, una vida llena de bendiciones (Salmos 119:1-2; Salmos 128:1-6).
Sin embargo, la vida del justo no está exenta de tentaciones. A veces los justos pueden ser tentados por la naturaleza astuta del pecado (Salmos 141:2-4) e incluso caer en esa tentación. Dios permite tiempos de prueba para que la fidelidad (o infidelidad) de Sus hijos se revele claramente. Si los hijos de Dios prestan atención a las instrucciones y advertencias de Dios, su fe será purificada y su confianza en el Señor fortalecida. La sabiduría para vivir rectamente se obtiene a través de la dinámica de la vida con Dios en medio de las tentaciones y los desafíos. Por lo tanto, la oración que Dios nos enseñaría a contar nuestros días para que podamos obtener un corazón de sabiduría (Salmos 90:12) refleja un compromiso continuo de caminar en fidelidad al Señor.
*Estudie la lección de esta semana para prepararse para el día de reposo 24 de febrero.
Comentarios Elena G.W
Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría. Salmo 90:12.Nuestro tiempo pertenece a Dios. Cada momento es suyo, y nos hallamos bajo la más solemne obligación de aprovecharlo para su gloria. De ningún otro talento que él nos haya dado requerirá más estricta cuenta que de nuestro tiempo.
El valor del tiempo sobrepuja todo cómputo. Cristo considera precioso todo momento, y así es como hemos de considerarlo nosotros. La vida es demasiado corta para que se la disipe. No tenemos sino unos pocos días de gracia en los cuales prepararnos para la eternidad… No tenemos tiempo para perder, ni tiempo para dedicar a los placeres egoístas, ni tiempo para entregarnos al pecado. Ahora hemos de formar caracteres para la vida futura e inmortal. Ahora hemos de prepararnos para el juicio investigador (La fe por la cual vivo, p. 160).
Creo que estamos en los límites del mundo eterno, y estoy intentando mantenerme en constante comunión con el Señor. Aprecio la vida eterna y nada me separará del amor de Dios. Deseo educar y adiestrar constantemente mi alma para que repose en Jesús, y para que obtenga fuerza espiritual de él. Dios quiere que tengamos un conocimiento experimental de Cristo; entonces seremos fieles testigos de Dios, y daremos testimonio, mediante nuestras palabras y acciones, de la gracia de Cristo…
Cuando pienso en la obra que Dios está haciendo por el hombre me lleno de admiración cuando veo que Dios toma a los pobres seres caídos para darles poder moral, de manera que se manifieste en ellos la obra interior de su gracia, para transformar el carácter y lograr que los hombres sean aptos para las mansiones que Dios está preparando para ellos, para comparecer delante de Dios, para ser compañeros con los ángeles y para tener comunión con Dios. ¡Oh, cuánto anhela mi corazón encontrarse entre los que caminarán con Jesucristo en la tierra nueva! (Cada día con Dios, p. 115).
Muchas veces la vida cristiana está rodeada de peligros, y el deber parece difícil de cumplir. La imaginación cree ver la ruina inminente si se avanza, y la servidumbre y la muerte si se vuelve atrás. Sin embargo, la voz de Dios dice claramente: Id adelante. Obedezcamos la orden, aun cuando nuestra vista no pueda penetrar las tinieblas. Los obstáculos que impiden nuestro progreso no desaparecerán nunca ante un espíritu vacilante y dudoso. Aquellos que difieren la obediencia hasta que toda incertidumbre desaparezca, y no queden riesgos de fracaso ni derrota, no obedecerán nunca. La fe mira más allá de las dificultades, y echa mano de lo invisible, aun de la Omnipotencia, y por lo tanto, no puede resultar frustrada. La fe es como asir la mano de Cristo en toda emergencia…
Jesús no nos llama a seguirle para después abandonarnos. Si entregamos nuestra vida a su servicio, nunca podremos hallarnos en una posición para la cual Dios no haya hecho provisión. Cualquiera que sea nuestra situación, tenemos un Guía para dirigirnos en el camino (Obreros evangélicos, pp. 276, 277).
Tu palabra la tengo escondida en mi corazón
Lee Salmos 119:1-16; Salmos 119:161-168. ¿Cómo debemos guardar los mandamientos de Dios y cuáles son las bendiciones que se reciben al hacerlo?
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La Biblia describe una vida diaria de fe como una peregrinación ("caminar") con Dios en Su senda de justicia. La vida de fe se mantiene andando "en la ley del Señor" (Salmo 119:1) y andando "a la luz de tu rostro" (Salmo 89:15). No se trata, ni mucho menos, de dos paseos diferentes. Caminar a la luz del rostro de Dios implica defender la ley de Dios. Igualmente, andar "en la ley del Señor" implica buscar a Dios con todo el corazón (Salmos 119:1-2; Salmos 119:10).
Ser "inmaculado en el camino" es otra forma en que los Salmos describen la vida justa (Salmos 119:1). "Inmaculado" describe un sacrificio "sin mancha" que es aceptable a Dios (Éxodo 12:5). Del mismo modo, la vida del individuo justo es un sacrificio vivo (Romanos 12:1). Por lo tanto, el amor por el pecado no debe contaminarlo. Una vida dedicada a Dios también es un "camino perfecto", lo que significa que la persona asume una dirección correcta en la vida que agrada a Dios (Salmos 101:2; Salmos 101:6; véase también Salmos 18:32).
Guardar los mandamientos de Dios no tiene nada que ver con una observancia legalista de las reglas divinas. Por el contrario, consiste en "un buen entendimiento" de la diferencia entre el bien y el mal y el bien y el mal (Salmo 111:10; ver también 1 Crónicas 22:12), e involucra a toda la persona, no meramente las acciones externas. Ser "inmaculado", guardar los mandamientos de Dios y buscar a Dios con todo el corazón, son actitudes inseparables en la vida (Salmos 119:1-2).
Los mandamientos de Dios son una revelación de la voluntad de Dios para el mundo. Instruyen a las personas sobre cómo llegar a ser sabias y vivir en libertad y paz (Salmos 119:7-11; Salmos 119:133). El salmista se deleita en la ley porque la ley le asegura la fidelidad de Dios (Salmos 119:77; Salmos 119:174).
"Mucha paz tienen los que aman tu ley, y nada los hace tropezar" (Salmos 119:165). La imagen del tropiezo representa el fracaso moral. Como la lámpara a los pies del salmista (Salmo 119:105), la Palabra de Dios nos protege de las tentaciones (Salmo 119:110).
¿Cómo demostró Cristo el poder de la Palabra de Dios en Su vida (Mateo 4:1-11)? ¿Qué debería decirnos esto sobre el poder que proviene de un corazón decidido a obedecer la ley de Dios?
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Comentarios Elena G.W
Bienaventurados los perfectos de camino; los que andan en la ley de Jehová. Salmo 119:1…El pecador no puede hacer frente a las exigencias de Dios con sus propias fuerzas. Debe acudir en busca de ayuda al que pagó el rescate por él…
Cristo es nuestra esperanza. Los que confían en él son limpiados. La gracia de Cristo y el gobierno de Dios van juntos en perfecta armonía. Cuando Jesús se convirtió en el sustituto del hombre, la misericordia y la verdad se juntaron, y la justicia y la paz se besaron. La cruz del Calvario da testimonio de las elevadas exigencias de la ley de Dios.
La ley de los Diez Mandamientos no debe ser contemplada tanto desde el lado prohibitorio como desde el lado de la misericordia. Sus prohibiciones son una segura garantía de la felicidad en la obediencia. Cuando se la recibe en Cristo, obra en nosotros la pureza de carácter que nos proporcionará gozo a través de edades eternas. Para el obediente es una muralla de protección. Contemplamos en ella la bondad de Dios, quien revelándoles a los hombres los principios inmutables de justicia, procura escudarlos de los males que resultan de la transgresión (Nuestra elevada vocación, p. 139).
Podemos guardar la ley solo apropiándonos de la justicia de Cristo. Cristo dice: “Separados de mí nada podéis hacer” Juan 15:5. Cuando recibimos el don celestial, la justicia de Cristo, encontraremos que se ha provisto para nosotros la gracia de Cristo, y que los recursos humanos son impotentes. Jesús dio el Espíritu Santo en medida abundante para las grandes emergencias, para ayudarnos en nuestras debilidades, para darnos fuerte consolación, para iluminar nuestras mentes, y para purificar y ennoblecer nuestros corazones. Cristo llega a ser para nosotros sabiduría, justificación, santificación y redención.
Del principio al fin de la vida del cristiano no se puede dar un paso con éxito sin Cristo. Él envió su Espíritu para estar con nosotros constantemente, y si confiamos en Cristo hasta lo sumo, entregándole nuestra voluntad, podremos seguirlo por dondequiera que vaya (Reflejemos a Jesus, p. 95).
El Salvador venció para enseñar al hombre cómo puede él también vencer. Con la Palabra de Dios, Cristo rechazó las tentaciones de Satanás. Confiando en las promesas de Dios, recibió poder para obedecer sus mandamientos, y el tentador no obtuvo ventaja alguna. A cada tentación Cristo contestaba: “Escrito está”. A nosotros también nos ha dado Dios su Palabra para que resistamos al mal. Grandísimas y preciosas son las promesas recibidas, para que seamos “hechos participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que está en el mundo por concupiscencia”. 2 Pedro 1:4
Encareced al tentado a que no mire a las circunstancias, a su propia flaqueza, ni a la fuerza de la tentación, sino al poder de la Palabra de Dios, cuya fuerza es toda nuestra. “En mi corazón —dice el salmista— he guardado tus dichos, para no pecar contra ti”. “Por la palabra de tus labios yo me he guardado de las vías del destructor”. Salmo 119:11; 17:4 (El ministerio de curación, p. 136).
Enséñanos a contar nuestros días
Leer Salmos 90:1-17; Salmos 102:11; Salmos 103:14-16. ¿Cuál es la situación humana?
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La existencia humana caída no es más que un vapor a la luz de la eternidad. Mil años a los ojos de Dios es "como una vigilia en la noche", que duraba tres o cuatro horas (Salmos 90:4). En comparación con el tiempo divino, una vida humana vuela (Salmos 90:10). Los más fuertes entre los humanos son análogos a los más débiles entre las plantas (Salmos 90:5-6; Salmos 103:15-16). Sin embargo, incluso esa corta vida está llena de trabajo y tristeza (Salmos 90:10). Incluso las personas seculares, que no creen en Dios, se lamentan y lamentan la brevedad de la vida, especialmente en contraste con la eternidad que hay ahí fuera y que, saben, amenaza con continuar sin ellos.
Salmos 90:1-17 coloca el predicamento humano en el contexto del cuidado de Dios por las personas como su Creador. El Señor ha sido la morada de Su pueblo en todas las generaciones (Salmos 90:1-2). La palabra hebrea ma'on, "morada", describe al Señor como el abrigo o refugio de Su pueblo (Salmos 91:9).
Dios refrena Su justa ira y extiende Su gracia de nuevo. El salmista exclama: "¿Quién conoce el poder de tu ira?" (Salmos 90:11), lo que implica que nadie ha experimentado nunca el efecto completo de la ira de Dios contra el pecado, y por lo tanto, hay esperanza de que las personas se arrepientan y obtengan sabiduría para vivir con rectitud.
La sabiduría en la Biblia describe no solo la inteligencia, sino la reverencia por Dios. La sabiduría que necesitamos es saber "contar nuestros días" (Salmos 90:12). Si podemos contar nuestros días, significa que nuestros días son limitados y que sabemos que son limitados. Vivir sabiamente significa vivir con una conciencia de la fugacidad de la vida que conduce a la fe y la obediencia. Esta sabiduría se obtiene solo a través del arrepentimiento (Salmos 90:8; Salmos 90:12) y los dones de perdón, compasión y misericordia de Dios (Salmos 90:13-14).
Nuestro problema fundamental no proviene del hecho de que seamos creados como seres humanos, sino del pecado y de lo que el pecado ha obrado en nuestro mundo. Sus efectos devastadores se ven en todas partes y en todas las personas.
Gracias a Jesús, sin embargo, se nos ha abierto un camino para salir de nuestra situación humana (Juan 1:29; Juan 3:14-21). De lo contrario, no tendríamos ninguna esperanza.
No importa lo rápido que pase nuestra vida, ¿qué promesa tenemos en Jesús? (Véase Juan 3:16.) ¿Qué esperanza tendríamos sin Él?
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Comentarios Elena G.W
Apenas los miembros de la familia humana han empezado a vivir, cuando comienzan a morir, y la labor incesante del mundo termina en la nada a menos que se obtenga un verdadero conocimiento respecto a la vida eterna. El hombre que aprecia el tiempo como su día de trabajo, se preparará para una mansión y una vida inmortales. Vale la pena que él haya nacido.Se nos amonesta a redimir el tiempo. Pero el tiempo desperdiciado no puede recuperarse jamás. No podemos hacer retroceder ni un solo momento. La única manera en la cual podemos redimir nuestro tiempo es aprovechando lo más posible el que nos queda, colaborando con Dios en su gran plan de redención…
Cada momento está cargado de consecuencias eternas. Hemos de ser soldados de emergencia, listos para entrar en acción al instante de recibir el aviso. La oportunidad que se nos ofrece hoy de hablar a algún alma necesitada de la Palabra de vida, puede no volver jamás. Puede ser que Dios diga a esa persona: “Esta noche vuelven a pedir tu alma” (Lucas 12:20), y a causa de nuestra negligencia no se halle lista. En el gran día del juicio, ¿cómo rendiremos cuenta de ello a Dios? (El ministerio de curación, pp. 277, 278).
La obra de nuestra vida aquí debe consistir en prepararnos para la eternidad. No sabemos cuán pronto puede terminar la obra de nuestra vida, y cuán esencial es que nuestra naturaleza baja y pecaminosa sea vencida, y que recibamos la imagen de Cristo. No tenemos tiempo que perder. Necesitamos prepararnos cada día para la eternidad. Se nos concede tiempo en esta vida para buscar la dádiva de la vida eterna. Dios nos ha concedido un tiempo de prueba, y si vivimos nuestros setenta años, ¡cuán corto es este período para obrar nuestra salvación! Comparemos entonces este lapso con la vida que se equipara con la de Dios. Nuestro corto tiempo de prueba puede terminar en cualquier momento. Entonces, cuán fervientes deberíamos ser a fin de asegurarnos un título indiscutible para un hogar en la tierra nueva…
Mi inquietud consiste en hacer la obra que el Maestro me ha confiado y que nada me aparte de ella… Debemos tratar de ser uno con Dios. Su interés debe ser el nuestro, como asimismo sus sentimientos y sus designios. Conocemos el amor de Dios por los pecadores y el infinito sacrificio que se ha hecho para salvar a las almas que perecen; entonces, unámonos con Cristo en esta gran obra (Cada día con Dios, p. 115).
Cristo no abandonará al alma por la cual murió. Ella puede dejarlo a él y ser vencida por la tentación; pero nunca puede apartarse Cristo de uno a quien compró con su propia vida…
Vivamos en contacto con el Cristo vivo, y él nos asirá firmemente con una mano que nos guardará para siempre. Creamos en el amor con que Dios nos ama, y estaremos seguros; este amor es una fortaleza inexpugnable contra todos los engaños y ataques de Satanás. “Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado”. Proverbios 18:10 (El discurso maestro de Jesucristo, pp. 100, 101).
La prueba del Señor
Leer Salmos 81:7-8; Salmos 95:7-11; Salmos 105:17-22. ¿Qué implican las pruebas divinas en estos textos?
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Meribá es el lugar donde Israel puso a prueba a Dios al desafiar Su fidelidad y poder para proveer para sus necesidades (Éxodo 17:1-7; Salmos 95:8-9; Salmos 81:1-16 hace una inversión intrigante e interpreta el mismo evento como el momento en que Dios probó a Israel (Salmos 81:7). Y, por su desobediencia y falta de confianza (Salmos 81:11), el pueblo no pasó la prueba de Dios.
La referencia a Meribá transmite un doble mensaje. Primero, el pueblo de Dios no debe repetir los errores de las generaciones pasadas. En cambio, deben confiar en Dios y caminar en Su camino (Salmos 81:13). En segundo lugar, aunque el pueblo no pasó la prueba, Dios vino a rescatarlos cuando estaban en problemas (Salmos 81:7). La gracia salvadora de Dios en el pasado da una seguridad de la gracia de Dios a las nuevas generaciones.
Salmos 105:1-45 muestra que las pruebas fueron el medio de Dios para probar la confianza de José en la predicción de Dios de su futuro (Génesis 37:5-10; Salmos 105:19). El hebreo tsarap, "probado", en el versículo 19 transmite un sentido de "purificación", "refinamiento" o "purificación". Por lo tanto, el objetivo de la prueba de Dios de la fe de José era eliminar cualquier duda en la promesa de Dios y fortalecer la confianza de José en la guía de Dios.
La meta de la disciplina divina es fortalecer a los hijos de Dios y prepararlos para el cumplimiento de la promesa, como se muestra en el ejemplo de José (Salmos 105:20-22).
Sin embargo, el rechazo de la instrucción de Dios resulta en una creciente terquedad y endurecimiento del corazón de una persona obstinada.
"Dios requiere obediencia pronta e incondicional a su ley; pero los hombres están dormidos o paralizados por los engaños de Satanás, que sugiere excusas y subterfugios, y vence sus escrúpulos, diciendo como le dijo a Eva en el jardín: 'No morirás'. La desobediencia no solo endurece el corazón y la conciencia del culpable, sino que tiende a corromper la fe de los demás. Lo que al principio les parecía muy malo, poco a poco pierde esta apariencia al estar constantemente delante de ellos, hasta que finalmente se preguntan si realmente es pecado e inconscientemente caen en el mismo error". —Elena G. de White, Testimonios para la Iglesia, tomo 4, pág. 146.
¿Cuál ha sido su propia experiencia con la forma en que el pecado endurece el corazón? ¿Por qué ese pensamiento debería llevarnos a la Cruz, donde podemos encontrar el poder de obedecer?
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Comentarios Elena G.W
Espaciarse en la belleza, la bondad, la misericordia y el amor de Jesús fortalece las facultades mentales y morales; y entre tanto que la mente se ejercita para hacer las obras de Cristo, para llegar a ser hijos obedientes, habitualmente preguntaréis: ¿Es este el camino del Señor? ¿Se agradará Jesús con que yo haga esto? Este proceder ¿será para agradarme a mí mismo o para agradar a Jesús?Entonces cada alma recordará las palabras del Señor: “Pusiste … nuestros yerros a la luz de tu rostro”. Muchos necesitan efectuar un cambio radical en la tendencia de sus pensamientos y acciones, si desean agradar a Jesús. Nuestros pecados rara vez nos parecen tan terribles como lo son a la vista de Dios. Muchos se han habituado a seguir una senda de pecado, y sus corazones se endurecen bajo la influencia del poder de Satanás. Sus pensamientos son cautivados por la mala influencia de este. Pero cuando con la fortaleza y gracia de Dios se oponen con la voluntad a las tentaciones de Satanás, se aclara su mente; el corazón y la conciencia, al ser influidos por el Espíritu de Dios, se hacen sensibles, y entonces el pecado aparece tal como es excesivamente pecaminoso. Entonces es cuando realmente ven y comprenden los pecados secretos. Confiesan sus pecados a Dios, se arrepienten de ellos y se avergüenzan del pecado … Él los quita de “la luz de [su] rostro” y los pone a sus espaldas (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista, t. 3, p. 1168).
Cuando [a José] se lo tentó para que se desviara de la senda recta, para que violara la ley de Dios y traicionara a su amo, resistió firmemente y dio evidencias del poder elevador del temor de Dios en la respuesta que dio a la esposa de su señor…
Aquí tenemos un ejemplo para todas las generaciones de creyentes que habrían de vivir sobre la tierra. Aunque estén expuestos a la tentación debieran saber que hay una defensa al alcance de la mano, y que si finalmente no reciben protección será por su propia culpa. Dios será un pronto auxilio y su Espíritu será un escudo. Aunque estén rodeados de las más terribles tentaciones hay una fuente de fortaleza a la cual pueden recurrir para resistirlas…
José sufrió entonces porque no quiso claudicar. Había puesto su reputación y sus intereses en las manos de Dios. Y aunque se permitió que fuera afligido por cierto tiempo, para prepararlo con el fin de que ocupara un puesto importante, el Señor protegió esa reputación que había sido ensombrecida por una malvada acusadora, y más tarde, a su debido tiempo, permitió que aquélla resplandeciera. Dios usó incluso de la prisión como un camino que lo conduciría a su elevación. La virtud proporcionará a su debido tiempo su propia recompensa. El escudo que protegía el corazón de este joven era el temor de Dios, que lo indujo a ser fiel y justo con su amo, y leal a su Señor (La historia de la redención, pp. 103-105).
El engaño del camino perverso
Leer Salmos 141:1-10. ¿Por qué ora el salmista?
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Salmos 141:1-10 es una oración para protegerse de las tentaciones internas y externas. El salmista no sólo está en peligro por las maquinaciones de los malvados (Salmos 141:9-10), sino que también se siente tentado a actuar como los malvados. El primer punto débil es el dominio propio en el habla, y el salmista ora para que el Señor vigile la puerta de sus labios (Salmos 141:3). Esta imagen alude a la vigilancia de las puertas de la ciudad que, en tiempos bíblicos, protegían la ciudad.
La tentación es también si el hijo de Dios cederá al consejo de los justos o será atraído por los manjares de los malvados (Salmos 141:4-5). El salmista describe su corazón como una amenaza primaria porque allí ocurre la verdadera batalla. Sólo la oración incesante de completa confianza y devoción a Dios puede salvar al hijo de Dios de la tentación (Salmos 141:1-2).
Leer Salmos 1:1; Salmos 141:4. ¿Cómo se describe aquí el carácter progresivo y astuto de la tentación?
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Salmos 141:4 representa la naturaleza progresiva de la tentación. Primero, el corazón se inclina hacia el mal. En segundo lugar, practica malas acciones (el significado en hebreo subraya el carácter repetitivo de la acción). Tercero, el corazón come de los manjares de los malvados, es decir, acepta sus malas prácticas como algo deseable.
Del mismo modo, en Salmos 1:1 la tentación viene a impedir que el hijo de Dios camine en el camino del Señor haciendo que camine con los malvados, se ponga en el camino de los pecadores y, finalmente, se siente con los despreciadores. Pecadores, malvados y escarnecedores: no debemos ser como ellos, ni dejar que nos alejen del Señor.
Estos salmos describen el carácter progresivo, seductor y astuto de la tentación, lo que subraya el hecho de que solo la dependencia total del Señor puede asegurar la victoria de uno. Enfatizan la importancia de las palabras que uno habla y escucha en medio de la tentación. El fin tanto de los malvados como de los justos debe enseñar al pueblo a buscar la sabiduría de Dios (Salmos 1:4-6; Salmos 141:8-10). Sin embargo, en ambos salmos, la vindicación final de los hijos de Dios permanece en el futuro. Esto significa que los creyentes están llamados a confiar pacientemente en Dios y a esperar en Él.
Comentarios Elena G.W
Los ángeles están dedicados noche y día en el servicio de Dios para elevación del hombre de acuerdo con el plan de salvación. Se requiere del hombre que ame a Dios supremamente; es decir, con toda su fuerza, mente y corazón, y a su prójimo como a sí mismo. Esto no lo puede hacer a menos que se niegue a sí mismo. Dijo Cristo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. Mateo 16:24 …Escudriñemos cuidadosamente y veamos si la verdad que hemos aceptado ha llegado a ser un firme principio para nosotros. ¿Llevamos a Cristo con nosotros cuando salimos de la cámara de oración? ¿Está nuestra religión de guardia a la puerta de nuestros labios? ¿Se siente nuestro corazón atraído con simpatía y amor por los demás fuera de los de nuestra propia familia? ¿Estamos tratando diligentemente de obtener una comprensión más clara de la verdad bíblica para que podamos dejar resplandecer nuestra luz en los demás? ¿Podemos contestar estas preguntas en nuestras propias almas? Sea nuestra conversación sazonada con gracia y revele nuestra conducta elevación cristiana (Testimonios para la iglesia, t. 4, pp. 512, 513).
Hay quienes siempre presentan excusas por andar de acuerdo con los consejos del enemigo. Hay quienes piensan que porque padecen una debilidad física, tienen el privilegio de pronunciar palabras mezquinas y actuar de manera antipática. Pero, ¿acaso no ha hecho provisión Jesús para que los tales venzan la tentación? ¿Han de ser desagradecidos e impíos por causa de las pruebas y las aflicciones? ¿No son acaso los rayos de la justicia de Cristo lo suficientemente luminosos como para disipar las sombras de Satanás?
Se afirma que la gracia de Dios es suficiente para contrarrestar todos los males y las pruebas contra los cuales tienen que luchar los seres humanos… .
¡Oh, cuán precioso es Jesús para el alma que confía en el! Pero muchos andan en tinieblas porque sepultan su fe en las sombras de Satanás. No han hecho lo que podían hacer por medio de la gracia de Jesús. No hablan acerca de la fe, la esperanza y el valor. Jamás deberíamos permitirle a Satanás que crea que su poder para perturbar y molestar es mayor que el poder de Cristo para sostener y fortalecer (Cada día con Dios, p. 175).
Dios manda que llenemos la mente con pensamientos grandes y puros. Desea que meditemos en su amor y misericordia, que estudiemos su obra maravillosa en el gran plan de la redención. Entonces podremos comprender la verdad con claridad cada vez mayor, nuestro deseo de pureza de corazón y claridad de pensamiento será más elevado y más santo. El alma que mora en la atmósfera pura de los pensamientos santos, será transformada por la comunión con Dios por medio del estudio de las Escrituras…
La vida espiritual se fortalece con el conflicto. Las pruebas, cuando se las sobrelleva bien, desarrollan la firmeza de carácter y las preciosas gracias espirituales. El fruto perfecto de la fe, la mansedumbre y el amor, a menudo maduran mejor entre las nubes tormentosas y la oscuridad (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 39-41).
Bendiciones de una vida recta
Leer Salmos 1:1-3; Salmos 112:1-9; Salmos 128:1-6. ¿Qué bendiciones se prometen a los que reverencian al Señor?
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De las muchas bendiciones prometidas a los que reverencian al Señor, la paz es quizás una de las más grandes. Salmos 1:1-6 representa a los justos con un símil de un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da sus frutos a su tiempo y cuya hoja no se marchita (Salmos 1:3; Jeremías 17:7-8; ). Este símil identifica la fuente de todas las bendiciones, a saber, permanecer en la presencia de Dios en Su santuario y disfrutar de una relación ininterrumpida y amorosa con Dios. A diferencia de los malvados, que son retratados como paja, sin estabilidad, lugar y futuro, los justos son como un árbol fructífero con raíces, un lugar cerca de Dios y la vida eterna.
Salmos 128:2-3 evoca las bendiciones del reino mesiánico, donde sentarse bajo la propia vid e higuera es un símbolo de paz y prosperidad (Miqueas 4:4). La bendición de la paz sobre Jerusalén (Salmos 122:6-8; Salmos 128:5-6) transmite esperanza en el Mesías, que acabará con el mal y restaurará la paz en el mundo.
"En la Biblia, la herencia de los salvos se llama 'país'. Hebreos 11:14-16. Allí el Pastor celestial conduce a su rebaño a fuentes de aguas vivas. El árbol de la vida da su fruto cada mes, y las hojas del árbol son para el servicio de las naciones. Hay arroyos que fluyen sin cesar, claros como el cristal, y junto a ellos los árboles ondulantes proyectan sus sombras sobre los caminos preparados para los redimidos del Señor. Allí, las extensas llanuras se hinchan hasta convertirse en colinas de belleza, y las montañas de Dios alzan sus elevadas cumbres. En esas llanuras pacíficas, junto a esos arroyos vivos, el pueblo de Dios, peregrinos y errantes durante tanto tiempo, encontrará un hogar". (Elena G. de White, El Conflicto de los Siglos, pág. 675.)
El Nuevo Testamento describe el cumplimiento de esa esperanza en la segunda venida de Cristo y la creación del nuevo mundo (Mateo 26:29; ). Por lo tanto, aunque los justos reciben muchas bendiciones en esta vida, la plenitud del favor de Dios les espera cuando el reino de Dios sea completamente restaurado al final de los tiempos.
¿Por qué la Cruz, y lo que sucedió allí, es la garantía de las promesas que se encuentran en el Nuevo Testamento de lo que Dios tiene reservado para nosotros? ¿Cómo podemos obtener consuelo de esas promesas incluso ahora?
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Comentarios Elena G.W
Cristo se ha comprometido a ser nuestro sustituto y seguridad, y no rechaza a nadie. Hay un fondo inagotable de obediencia perfecta que surge de su obediencia. En el cielo sus méritos, abnegación y sacrificio propio, se atesoran como incienso que se ofrece juntamente con las oraciones de su pueblo. Cuando las sinceras y humildes oraciones de los pecadores ascienden al trono de Dios, Cristo mezcla con ellas los méritos de su propia vida de perfecta obediencia. Nuestras oraciones resultan fragantes gracias a este incienso. Cristo se ha comprometido a interceder en nuestro favor, y el Padre siempre oye al Hijo.Este es el misterio de la piedad. Que Cristo haya tomado la naturaleza humana, y que por una vida de humillación eleve al hombre en la escala del valor moral junto a Dios; que pueda llevar la naturaleza que adoptó junto al trono de Dios, y que allí presente a sus hijos al Padre, confiriéndoles un honor que excede al que les ha otorgado a los ángeles, es la maravilla del universo celestial, el misterio que los ángeles desean contemplar. Este es el amor que quebranta el corazón del pecador (Hijos e hijas de Dios, p. 24).
Como la rama depende del tronco principal para su crecimiento y fructificación, así también vosotros necesitáis el auxilio de Cristo para poder vivir una vida santa. Fuera de él no tenéis vida. No hay poder en vosotros para resistir la tentación o para crecer en la gracia o en la santidad. Morando en El, podéis florecer. Recibiendo vuestra vida de él, no os marchitaréis ni seréis estériles. Seréis como el árbol plantado junto a arroyos de aguas.
Muchos tienen la idea de que deben hacer alguna parte de la obra solos. Confiaron en Cristo para obtener el perdón de sus pecados, pero ahora procuran vivir rectamente por sus propios esfuerzos. Mas todo esfuerzo tal fracasará. El Señor Jesús dice: “Porque separados de mí nada podéis hacer”. Nuestro crecimiento en la gracia, nuestro gozo, nuestra utilidad, todo depende de nuestra unión con Cristo. Solo estando en comunión con él diariamente y permaneciendo en Él cada hora es como hemos de crecer en la gracia. Él no es solamente el autor de nuestra fe sino también su consumador. Ocupa el primer lugar, el último y todo otro lugar. Estará con nosotros, no solo al principio y al fin de nuestra carrera, sino en cada paso del camino. David dice: “A Jehová he puesto siempre delante de mí; porque estando él a mi diestra, no resbalaré”. Salmo 16:8 (El camino a Cristo, p. 69).
Dios desea que el hombre sea feliz, y por esto le dio los preceptos de su ley, para que al obedecerlos pueda tener gozo en el hogar y fuera de él. Mientras conserve su integridad moral, sea fiel a los principios y controle todos sus poderes no puede ser desdichado. Con sus zarcillos aferrados a Dios, el corazón estará lleno de paz y gozo, y el alma florecerá en medio de la incredulidad y la depravación (_Reflejemos a Jesús,_p. 297).
Reflexiones adicionales
En estos tiempos modernos, obtener sabiduría no parece ser tan deseable como alcanzar la felicidad. La gente prefiere ser feliz que sabia. Sin embargo, ¿podemos ser verdaderamente felices y vivir una vida plena sin la sabiduría divina? Los Salmos dicen claramente que no podemos. La buena noticia es que no se nos pide que elijamos entre la sabiduría y la felicidad. La sabiduría divina trae felicidad genuina.
Un ejemplo sencillo de la lengua hebrea puede ilustrar este punto. En hebreo, la palabra "paso" en plural ('ashurey) suena muy parecida a la palabra "felicidad" ('ashrey). Aunque echamos de menos esta asociación en las traducciones al español, transmite un mensaje poderoso: los "pasos" que se aferran al camino de Dios conducen a una vida "feliz" (Salmos 1:1; Salmos 17:5; Salmos 37:31; Salmos 44:18; Salmos 89:15; Salmos 119:1). En la Biblia, ni la sabiduría ni la felicidad son un concepto abstracto, sino una experiencia real.
Se encuentran en una relación con Dios, que consiste en reverenciar, alabar, encontrar fortaleza y confiar en Él. Salmos 25:14 dice que "el secreto del Señor está con los que le temen, y él les mostrará su pacto" (RVC).
"Gracias a Dios por las brillantes imágenes que nos ha presentado. Agrupemos las benditas seguridades de su amor, para que podamos mirarlas continuamente: el Hijo de Dios dejando el trono de su Padre, revistiendo su divinidad de humanidad, para rescatar al hombre del poder de Satanás; Su triunfo en nuestro favor, abriendo el cielo a los hombres, revelando a la visión humana la cámara de presencia donde la Deidad revela Su gloria; la raza caída levantada del abismo de ruina en el que el pecado la había sumergido, y puesta de nuevo en conexión con el Dios infinito, y habiendo soportado la prueba divina por medio de la fe en nuestro Redentor, revestida de la justicia de Cristo, y exaltada a su trono, estas son las imágenes que Dios quiere que contemplemos". (Elena G. de White, El Camino a Cristo, p. 118.)
Preguntas de discusión
- ¿Cómo puede la Palabra de Dios llegar a ser la fuente del deleite de uno y no simplemente la instrucción? ¿Cómo se relaciona el alimentarse de la Palabra de Dios con permanecer en Jesucristo, la Palabra (Juan 1:1; Juan 15:5; Juan 15:7)?
___________________________________________________________________________________________ - ¿Qué sucede cuando las personas rechazan consciente y constantemente las enseñanzas de Dios (Salmos 81:1-16; Salmos 95:1-11)? ¿Por qué crees que sucede eso?
___________________________________________________________________________________________ - ¿Por qué el camino de los impíos puede parecer a veces más deseable que el consejo de los justos (Salmos 141:1-10)? Es decir, ¿cómo lidiamos con el hecho aparente de que a menudo a los malvados parece que les va muy bien?
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Comentarios Elena G.W
La maravillosa gracia de Dios, 29 de mayo, “El eterno compromiso de Dios”, p. 157;Cada día con Dios, 30 de mayo, “Punto de vista”, p. 157.
Plan de enseñanza
Pensamiento clave: La sabiduría para una vida recta se obtiene con Dios en medio de tentaciones y desafíos. Necesitamos un compromiso continuo de caminar en fidelidad al Señor.
1. Pida a un voluntario que lea el Salmo 81:7,8; 95:7-11; Mateo 105:17-22.
- Pida a los miembros de la clase que compartan una breve reflexión sobre cuál es el punto más importante de este pasaje.
- ¿Qué implican las pruebas divinas en estos textos?
- Aplicación personal: ¿Cuál ha sido su propia experiencia con la forma en que el pecado endurece nuestros corazones? Comparte tus pensamientos.
- Estudio de casos: Uno de sus parientes dice: ". ¿Cómo y por qué debemos guardar los mandamientos de Dios? ¿Qué bendiciones recibimos por obedecerle? ¿Cómo le responderías a tu familiar?
2. Pida a un voluntario que lea el Salmo 119:1-16.
- Pida a los miembros de la clase que compartan una idea sobre cuál es el punto más importante de este texto.
- ¿Cómo demostró Cristo el poder de la palabra de Dios en Su vida?
- Aplicación personal: ¿Qué crees que sucede cuando las personas rechazan concienzuda y constantemente las enseñanzas de Dios? Comparte tus pensamientos
- Estudio de casos: Uno de tus amigos dice: "Cristo guardó los mandamientos porque Él era Dios. La Biblia nos dice que, dado que somos pecadores, no podemos guardar los mandamientos de Dios / Él murió en la cruz para perdonar nuestros pecados, pasados, presentes y futuros. Nos enfocamos en la cruz, no en los mandamientos". ¿Cómo le responderías a tu amigo?
3. Pida a un voluntario que lea el Salmo 141.
- Pida a los miembros de la clase que compartan una breve reflexión sobre cuál es el punto más importante de este texto.
- ¿Por qué ora el salmista?
- Aplicación personal: ¿Cómo aflige nuestra alma y nos causa angustia el carácter astuto y progresivo de la tentación? Comparte tus pensamientos.
- Estudio de caso: Uno de sus vecinos dice: "¿Por qué parece que a los injustos y a los no cristianos les va muy bien? ¿Por qué sus vidas parecerían más deseables que las de aquellos que siguen diligentemente a Dios?" ¿Cómo le responderías a tu prójimo?
4. Pida a un voluntario que lea el Salmo 1:1-3; Mateo 112:1-9.
- Pida a los miembros de la clase que compartan una idea sobre cuál es el punto más importante de este texto.
- ¿Qué bendiciones se prometen a los que reverencian al Señor?
- Aplicación personal: ¿Por qué la muerte de Cristo en la cruz es la garantía de las promesas de lo que Dios tiene reservado para nosotros? Comparte tus pensamientos.
- Estudio de casos: Piensa en una persona que necesita escuchar un mensaje de la lección de esta semana. Diga a la clase lo que planea hacer esta semana para compartirlo con ellos.
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