Lección 5: CÓMO CANTAR LA CANCIÓN DEL SEÑOR EN TIERRA EXTRAÑA

Lección 05
27 de enero - 02 de febrero

Cantando la canción del Señor en tierra extraña

Imagen del título semanal

Sábado por la tarde

Lea para el estudio de esta semana

Salmos 79:5-13; Salmos 88:3-12; Salmos 69:1-3; Salmos 22:1; Salmos 77:1-20; Salmos 73:1-20; 1 Pedro 1:17.

Texto de memoria:

"¿Cómo cantaremos la canción del Señor en tierra extraña?" (Salmos 137:4).

No necesitamos profundizar en el libro de los Salmos para descubrir que los Salmos se pronuncian en un mundo imperfecto, uno de pecado, maldad, sufrimiento y muerte. La creación estable dirigida por el Señor Soberano y Sus justas leyes está constantemente amenazada por el mal. A medida que el pecado corrompe el mundo más y más, la tierra se ha convertido cada vez más en "una tierra extraña" para el pueblo de Dios. Esta realidad crea un problema para el salmista: ¿Cómo se vive una vida de fe en una tierra extraña?

Como ya hemos visto, los salmistas reconocen el gobierno soberano y el poder de Dios, así como sus justos juicios. Saben que Dios es el refugio y la ayuda eternos e inagotables en tiempos de dificultad. Por esta razón, los salmistas a veces están perplejos (¿quién no?) por la aparente ausencia de Dios y el florecimiento del mal frente al Señor bueno y soberano. La naturaleza paradójica de los Salmos como oraciones se demuestra en las respuestas de los salmistas al aparente silencio de Dios. En otras palabras, los salmistas responden a la ausencia percibida de Dios, así como a la presencia de Dios.

*Estudie la lección de esta semana para prepararse para el día de reposo 3 de febrero.



Comentarios Elena G.W

Cuando nos rodean las dificultades y las pruebas, deberíamos acudir a Dios y esperar confiadamente en Aquel que es poderoso para salvar y fuerte para librar. Debemos pedir la bendición de Dios si es que queremos recibirla. La oración es un deber y una necesidad; ¿pero no descuidamos la alabanza? ¿No deberíamos agradecer más a menudo al Dador de todas nuestras bendiciones? Necesitamos cultivar la gratitud. Deberíamos contemplar frecuentemente y volver a contar las mercedes de Dios, y alabar y glorificar su santo nombre, aun cuando experimentemos dolor y aflicción (Mensajes selectos, p. 306).

“La paz de Dios gobierne en vuestros corazones… y sed agradecidos. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales”. Colosenses 3:15, 16. Así procedía Cristo. Con frecuencia era asaltado por la tentación, pero en vez de rendirse o alterarse, cantaba las alabanzas de Dios. Con cánticos espirituales detenía el torrente de palabras de aquellos a quienes Satanás estaba usando para crear contienda.

Cuando son tentados los que aman a Dios, canten himnos de alabanza a su Creador antes de hablar palabras de acusación y crítica. El Señor bendecirá a quienes así procuren la paz. Confiad en Dios. Tened cuidado de no darle al enemigo ventaja mediante vuestras palabras descuidadas. Contemplad siempre a Jesús. Él es vuestra fortaleza (That I May Know Him, p. 185; parcialmente en _A fin de conocerle,_p. 187).

Cuando parece que dudamos del amor de Dios y desconfiamos de sus promesas, le deshonramos y contristamos su Espíritu Santo…

Cuando Satanás os tiente, no salga de vuestros labios una sola palabra de duda o tinieblas. Si elegís abrir la puerta a sus insinuaciones, vuestra mente se llenará de desconfianza y de rebeldes cavilaciones. Si habláis de vuestros sentimientos, cada duda que expreséis no solo reaccionará sobre vosotros mismos sino que será una semilla que germinará y dará fruto en la vida de otros, y acaso sea imposible contrarrestar la influencia de vuestras palabras. Tal vez podáis reponeros vosotros de la hora de la tentación y del lazo de Satanás; mas puede ser que otros que hayan sido dominados por vuestra influencia, no alcancen a escapar de la incredulidad que hayáis insinuado. ¡Cuánto importa que expresemos tan solo cosas que den fuerza espiritual y vida!…

Todos tenemos pruebas, aflicciones duras que sobrellevar y fuertes tentaciones que resistir. Pero no las contéis a los mortales, sino llevadlo todo a Dios, en oración. Tengamos por regla el no proferir una sola palabra de duda o desaliento. Podemos hacer mucho más para alumbrar el camino de los demás y sostener sus esfuerzos si hablamos palabras de esperanza y buen ánimo (_El camino a Cristo,_p. 118, 120).
  Domingo
28 de enero

Los días del mal

Leer Salmos 74:18-22; Salmos 79:5-13. ¿Qué está en juego aquí?

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El salmista trata de comprender la gran controversia entre Dios y los poderes del mal, y señala la insondable paciencia de Dios, así como su infinita sabiduría y poder.

El problema del mal en los Salmos es principalmente teológico; inevitablemente se refiere a preguntas acerca de Dios. Por lo tanto, la destrucción de Jerusalén y del templo es vista principalmente como un escándalo divino porque proporcionó una oportunidad para que los paganos blasfemaran contra Dios. La herencia de Dios (el pueblo de Israel) es la señal de Su elección divina y pacto (Deuteronomio 4:32-38; Deuteronomio 32:8-9) que nunca fallarán. El concepto de la herencia de Dios también contiene una dimensión del tiempo del fin, ya que un día todas las naciones se convertirán en la herencia de Dios y le servirán. La noción de que las naciones invadieron la herencia de Dios amenaza estas promesas divinas.

Sin duda, el salmista reconoce que los pecados del pueblo corrompieron la relación de pacto del pueblo con Dios y trajeron sobre el pueblo todas las consecuencias (Salmos 79:8-9). La supervivencia del pueblo depende únicamente de la intervención misericordiosa de Dios y de la restauración del vínculo del pacto mediante la expiación del pecado. El Señor es "el Dios de nuestra salvación", lo cual transmite la fidelidad de Dios a Sus promesas del pacto (Salmos 79:9).

Sin embargo, más importante que la restauración de la fortuna de Israel es la defensa del carácter de Dios en el mundo (Salmos 79:9). Si las malas acciones de las naciones quedan impunes, parecerá que Dios ha perdido su poder (Salmos 74:18-23; Salmos 83:16-18; Salmos 106:47). Solo cuando Dios salve a su pueblo, su nombre será justificado y exaltado.

Al igual que hoy, el mismo principio existía en aquel entonces. Nuestros pecados, nuestra apostasía, nuestras maldades, pueden desacreditarnos no sólo a nosotros mismos, sino, peor aún, al Dios cuyo nombre profesamos. Nuestras acciones equivocadas también pueden tener efectos espirituales perjudiciales en nuestro testimonio y misión. ¿Cuántas personas han sido desviadas a nuestra fe por las acciones de aquellos que profesan el nombre de Cristo?

"La honra de Dios, la honra de Cristo, está involucrada en la perfección del carácter de su pueblo". (Elena G. de White, _El Deseado de todas las gentes_, pág. 671.) ¿Cómo entiendes esta importante verdad y lo que debería significar en tu propia vida cristiana?

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Comentarios Elena G.W

Para muchos el origen del pecado y el porqué de su existencia es causa de gran perplejidad. Ven la obra del mal con sus terribles resultados de dolor y desolación, y se preguntan cómo puede existir todo eso bajo la soberanía de Aquel cuya sabiduría, poder y amor son infinitos. Es esto un misterio que no pueden explicarse. Y su incertidumbre y sus dudas los dejan ciegos ante las verdades plenamente reveladas en la Palabra de Dios y esenciales para la salvación. Hay quienes. En sus investigaciones acerca de la existencia del pecado, tratan de inquirir lo que Dios nunca reveló; de aquí que no encuentren solución a sus dificultades … y lo aducen como disculpa para rechazar las palabras de la Santa Escritura…

Nada se enseña con mayor claridad en las Sagradas Escrituras que el hecho de que Dios no fue en nada responsable de la introducción del pecado en el mundo, y de que no hubo retención arbitraria de la gracia de Dios, ni error alguno en el gobierno divino que dieran lugar a la rebelión. El pecado es un intruso, y no hay razón que pueda explicar su presencia. Es algo misterioso e inexplicable; excusarlo equivaldría a defenderlo… es la manifestación exterior de un principio en pugna con la gran ley de amor que es el fundamento del gobierno divino (El conflicto de los siglos, pp. 483, 484).

En los anales de la historia humana, el crecimiento de las naciones, el levantamiento y la caída de los imperios, parecen depender de la voluntad y proezas del hombre. Los sucesos parecen ser determinados, en gran parte, por su poder, ambición o capricho. Pero en la Palabra de Dios se descorre el velo, y contemplamos detrás, encima, y entre la trama y urdimbre de los intereses, las pasiones y el poder de los hombres, los agentes del Ser misericordioso, que ejecutan silenciosa y pacientemente los consejos de la voluntad de Dios.

Se ha permitido a toda nación que ha subido al escenario de acción, ocupar su lugar en la tierra a fin de ver si cumpliría el propósito del “Vigilante y Santo”. Daniel 4:17… Aunque las naciones rechazaron los principios de Dios y provocaron con este rechazamiento su propia ruina, quedó manifiesto que el propósito divino predominaba y obraba en todos sus movimientos (_La maravillosa gracia de Dios,_p. 50).

Es grande la misericordiosa bondad con que el Señor nos trata. Nunca dejará ni olvidará a los que confían en él. Si pensáramos y habláramos menos de nuestras pruebas, y más de la misericordia y la bondad de Dios, nos sobrepondríamos a una buena parte de nuestra tristeza y perplejidad. Hermanos míos que pensáis que estáis entrando en la senda tenebrosa, y que tal como los cautivos de Babilonia debéis colgar vuestras arpas sobre los sauces, convirtamos la prueba en un canto de gozo. Podéis decir: ¿Cómo puedo cantar con una perspectiva tan oscura delante de mí, con esta carga de aflicción y dolor sobre mi alma? ¿Pero nos han privado las aflicciones terrenales del Amigo todopoderoso que tenemos en Jesús? … La vida eterna de nuestro Salvador nos proporciona un motivo constante de gratitud y alabanza (Mensajes selectos, t. 2, p. 307).
  Lunes
29 de enero

A las puertas de la muerte

Leer Salmos 41:1-4; Salmos 88:3-12; Salmos 102:3-5; Salmos 102:11; Salmos 102:23-24. ¿Qué experiencias describen estos textos? ¿En qué te puedes relacionar con lo que aquí se dice?

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Estas oraciones por la salvación de la enfermedad y la muerte demuestran que los hijos de Dios no están exentos de los sufrimientos de este mundo. Los Salmos revelan las terribles aflicciones del salmista. Está sin fuerzas, marchito como la hierba, incapaz de comer, apartado con los muertos, tendido como los muertos en la tumba, repulsivo para sus amigos, sufriendo y desesperado. Sus huesos se adhieren a su piel.

Muchos salmos asumen que el Señor ha permitido el problema debido a la desobediencia de Israel. El salmista reconoce que el pecado puede traer enfermedad; Por lo tanto, se refiere al perdón que viene antes de la curación (Salmos 41:3-4). Sin embargo, algunos salmos, como Salmos 88:1-18; Salmos 102:1-28, reconocen que el sufrimiento inocente del pueblo de Dios es un hecho de la vida, no importa cuán difícil sea de entender.

En Salmos 88:1-18, Dios está encargado de llevar al salmista al borde de la muerte (Salmos 88:6-8). Nótese, sin embargo, que incluso cuando se pronuncian las quejas más atrevidas, el lamento es claramente un acto de fe, porque si el Señor en Su soberanía permitiera problemas, Él podría restaurar el bienestar de Su hijo.

En el umbral de la tumba, el salmista recuerda las maravillas de Dios, la bondad amorosa, la fidelidad y la justicia (Salmos 88:10-12). A pesar de su sensación de ser golpeado por Dios, el salmista se aferra a Dios. Aunque sufre, no niega el amor de Dios y sabe que Dios es su única salvación. Estas apelaciones muestran que el salmista no solo conoce el sufrimiento, sino que también tiene un conocimiento íntimo de la gracia de Dios y que los dos no necesariamente se excluyen mutuamente.

En resumen, tanto el hecho de que Dios permita el sufrimiento como Su liberación son demostraciones de Su soberanía suprema. Saber que Dios tiene el control inspira esperanza. Cuando leemos Salmos 88:1-18 a la luz del sufrimiento de Cristo, nos asombra la profundidad de su amor, en el que estuvo dispuesto a atravesar la puerta de la muerte por el bien de la humanidad.

Piensa en Jesús en la cruz y en lo que sufrió a causa del pecado. ¿De qué manera esa realidad, de que Dios en Cristo sufrió aún peor que cualquiera de nosotros, debería ayudarnos a mantener la fe incluso en medio de tiempos de sufrimiento y prueba?

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Comentarios Elena G.W

“Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación” Mateo 5:4…

Hay también en las palabras del Salvador un mensaje de consuelo para los que sufren aflicción o la pérdida de un ser querido. Nuestras tristezas no brotan de la tierra. Dios “no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres”. Cuando él permite que suframos pruebas y aflicciones, es “para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad”. Lamentaciones 3:33; Hebreos 12:10. Si la recibimos con fe, la prueba que parece tan amarga y difícil de soportar resultará una bendición. El golpe cruel que marchita los gozos terrenales nos hará dirigir los ojos al cielo. ¡Cuántos son los que nunca habrían conocido a Jesús si la tristeza no los hubiera movido a buscar consuelo en él!

Las pruebas de la vida son los instrumentos de Dios para eliminar de nuestro carácter toda impureza y tosquedad. Mientras nos labran, escuadran, cincelan, pulen y bruñen, el proceso resulta penoso, y es duro ser oprimido contra la muela de esmeril. Pero la piedra sale preparada para ocupar su lugar en el templo celestial. El Señor no ejecuta trabajo tan consumado y cuidadoso en material inútil. Únicamente sus piedras preciosas se labran a manera de las de un palacio (_El discurso maestro de Jesucristo,_pp. 14, 15).

El Señor de gloria estaba muriendo en rescate por la familia humana. Al entregar su preciosa vida, Cristo no fue sostenido por un gozo triunfante. Todo era lobreguez opresiva. No era el temor de la muerte lo que le agobiaba. No era el dolor ni la ignominia de la cruz lo que le causaba agonía inefable. Cristo era el príncipe de los dolientes. Pero su sufrimiento provenía del sentimiento de la malignidad del pecado, del conocimiento de que por la familiaridad con el mal, el hombre se había vuelto ciego a su enormidad. Cristo vio cuán terrible es el dominio del pecado sobre el corazón humano, y cuán pocos estarían dispuestos a desligarse de su poder. Sabía que sin la ayuda de Dios la humanidad tendría que perecer, y vio a las multitudes perecer teniendo a su alcance ayuda abundante.

Sobre Cristo como substituto y garante nuestro fue puesta la iniquidad de todos nosotros. Fue contado por transgresor, a fin de que pudiese redimirnos de la condenación de la ley. La culpabilidad de cada descendiente de Adán abrumó su corazón. La ira de Dios contra el pecado, la terrible manifestación de su desagrado por causa de la iniquidad, llenó de consternación el alma de su Hijo. Toda su vida, Cristo había estado proclamando a un mundo caído las buenas nuevas de la misericordia y el amor perdonador del Padre. Su tema era la salvación aun del principal de los pecadores. Pero en estos momentos, sintiendo el terrible peso de la culpabilidad que lleva, no puede ver el rostro reconciliador del Padre. Al sentir el Salvador que de él se retraía el semblante divino en esta hora de suprema angustia, atravesó su corazón un pesar que nunca podrá comprender plenamente el hombre. Tan grande fue esa agonía que apenas le dejaba sentir el dolor físico (_El Deseado de todas las gentes,_pp. 700, 701).
  Martes
30 de enero

¿Dónde está Dios?

Leer Salmos 42:1-3; Salmos 63:1; Salmos 69:1-3; Salmos 102:1-7. ¿Qué es lo que causa gran dolor al salmista?

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No solo preocupan los sufrimientos personales y comunitarios al salmista, sino también, si no más, la aparente falta de atención de Dios a las dificultades de sus siervos. La ausencia de Dios se siente como una sed intensa en una tierra seca (Salmos 42:1-3; Salmos 63:1) y la angustia mortal (Salmos 102:2-4). El salmista se siente alejado de Dios y se compara a sí mismo con pájaros solitarios. "Soy como un pelícano del desierto; Soy como un búho del desierto. Estoy despierto, y soy como un gorrión solo en la azotea" (Salmos 102:6-7).

La mención del desierto resalta la sensación de aislamiento de Dios. Un pájaro "solo en la azotea" está fuera de su nido, su lugar de descanso. El salmista clama a Dios "desde las profundidades", como si fuera engullido por aguas poderosas y se hundiera en un "fango profundo" (Salmos 69:1-3; Salmos 130:1). Estas imágenes representan una situación opresiva de la que no hay escapatoria, excepto por intervención divina.

Leer Salmos 10:12; Salmos 22:1; Salmos 27:9; Salmos 39:12. ¿Cómo responde el salmista a la aparente ausencia de Dios?

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Es notable que los salmistas resuelvan no guardar silencio ante el silencio de Dios. Los salmistas creen inquebrantablemente en la oración porque la oración está dirigida al Dios vivo y misericordioso. Dios sigue ahí, incluso cuando aparentemente está ausente. Él sigue siendo el mismo Dios que los escuchó en el pasado, y por lo tanto, ellos confían en que Él los escucha ahora.

Las ocasiones del silencio de Dios hacen que los salmistas se examinen a sí mismos y busquen a Dios, pero con confesión y humildes peticiones. Saben que Dios no permanecerá callado para siempre. Los Salmos demuestran que la comunicación con Dios debe continuar, independientemente de las circunstancias de la vida.

¿Qué podemos aprender de las respuestas de los salmistas a la aparente ausencia de Dios? ¿Cómo respondes a los momentos en que Dios parece estar en silencio? ¿Qué sostiene tu fe?

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Comentarios Elena G.W

La senda que conduce hacia el día eterno no es la más fácil de recorrer, y algunas veces parecerá oscura y escabrosa. Pero tened la seguridad de que los brazos eternos de Dios os rodean para protegeros del pecado. Desea que ejercitéis una fe diligente en él, y que aprendáis a confiar en él tanto en las sombras como en la luz del sol…

En sus esfuerzos por alcanzar el nido, el águila es abatida con frecuencia por las tempestades en los estrechos desfiladeros de las montañas. Las nubes, en masas negras y encolerizadas, se deslizan entre ella y las asoleadas alturas en que ha fijado su nido. Por un instante parece perpleja y zigzaguea aquí y allá, batiendo sus alas poderosas como para dispersar las densas nubes. Despierta los ecos de la montaña con sus gritos salvajes en sus vanos esfuerzos para encontrar un camino para salir de su prisión.

Por último se lanza hacia arriba, en medio de la oscuridad, y emite un agudo chillido de triunfo, y un momento después surge en las alturas a la serena luz del sol. La oscuridad y la tempestad quedaron por debajo de ella, y la luz del cielo brilla a su alrededor. Alcanza su hogar amado en la altísima roca, y queda satisfecha. Pasando por en medio de la oscuridad, alcanzó la luz. Le costó esfuerzo lograrlo, pero su recompensa consiste en alcanzar el objeto que anhelaba.

Es este el único proceder que podemos seguir como cristianos. Debemos ejercer esa fe viva que penetra en las nubes que, como espeso muro, nos separan de la luz del cielo. Tenemos que alcanzar las alturas de la fe donde todo es paz y gozo en el Espíritu Santo (Sons and Daughters of God, p. 323; parcialmente en_Hijos e hijas de Dios_, p. 325).

Dios es la fuente eterna e increada de todo bien. Todos los que confíen descubrirán que efectivamente lo es. A todos los que le sirven, considerándolo su Padre celestial, les da seguridad de que cumplirá sus promesas. Su gozo estará en el corazón de ellos, y será cumplido. Es nuestro privilegio abrir el corazón y permitir que los rayos de la presencia de Cristo entren en él. Hermano mío, hermana mía, dad el rostro a la luz. Poneos en contacto verdadero y personal con Cristo, para que podáis ejercer una influencia elevadora y vivificadora. Que vuestra fe sea fuerte, pura y firme. Que la gratitud a Dios llene vuestro corazón. Cuando os levantáis en la mañana, arrodillaos junto a vuestro lecho, y pedid a Dios que os fortalezca para cumplir los deberes del día, y hacer frente a sus tentaciones. Pedidle que os ayude a poner en vuestra obra la dulzura del carácter de Cristo. Pedidle que os ayude a pronunciar palabras que inspiren esperanza y ánimo a los que os rodean, y que os acerquen al Salvador (Hijos e hijas de Dios, p. 201).
  Miércoles
31 de enero

¿Ha fallado su promesa para siempre?

Leer Salmos 77:1-20. ¿Qué experiencia está atravesando el autor?

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Salmos 77:1-20 comienza con una súplica a Dios por ayuda que está llena de lamento y doloroso recuerdo del pasado (Salmos 77:1-6). Todo el ser del salmista se vuelve tristemente hacia Dios. Se rehúsa a ser consolado por cualquier alivio, excepto el que viene de Dios.

Sin embargo, recordar a Dios parece intensificar su angustia. "Cuando me acuerdo de Dios, gimo" (Salmos 77:3). El hebreo hamah, "gemido", a menudo representa el rugido de las aguas embravecidas (Salmos 46:3). Del mismo modo, todo el ser del salmista se encuentra en un estado de intensa inquietud.

¿Cómo es posible que recordar a Dios produzca sentimientos tan fuertes de angustia? Una serie de preguntas inquietantes delatan la causa de su angustia (Salmos 77:7-9): ¿Ha cambiado Dios? ¿Es posible que Dios traicione su pacto?

El marcado contraste entre los actos salvíficos de Dios en el pasado y la aparente ausencia de Dios en el presente hace que el salmista se sienta abandonado por Dios. Si Dios ha cambiado, entonces el salmista no tiene esperanza, una conclusión que se esfuerza por rechazar.

Mientras tanto, el salmista no puede dormir porque el Señor lo mantiene despierto (Salmos 77:4). Esto recuerda a otros personajes bíblicos cuyo insomnio fue providencialmente usado por Dios para avanzar en Sus propósitos (Génesis 41:1-8; Ester 6:1; Daniel 2:1-3). La larga noche de insomnio hace que el salmista considere los actos pasados de liberación del Señor, pero con nueva resolución (Salmos 77:5; Salmos 77:10).

La seguridad que el salmista recibe de Dios no consiste en explicaciones sobre su situación personal, sino más bien en una confirmación de la fidelidad y confiabilidad de Dios (como Job). Se anima al salmista a esperar en el Señor con fe, sabiendo que Él es el mismo Dios que realizó milagros en el pasado de Israel (Salmos 77:11-18). El salmista también se da cuenta de que "no se conocieron tus pisadas" (Salmos 77:19), reconociendo la guía de Dios, incluso en situaciones en las que Su presencia no es obvia a los ojos humanos. El salmista reconoce que Dios es simultáneamente revelado y oculto, y por lo tanto, ofrece alabanza a los caminos misteriosos y soberanos del Señor.

Piensa en momentos pasados en los que el Señor obró en tu vida. ¿Cómo puede esa verdad ayudarte a lidiar con lo que sea que estés enfrentando ahora?

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Comentarios Elena G.W

El ánimo del salmista David pasó por muchos cambios. A veces, cuando se percataba de la voluntad y de los caminos de Dios, sentía gran euforia; después, cuando captaba una imagen del reverso de la misericordia y del inmutable amor de Dios, todo le parecía que estaba envuelto en una nube de oscuridad. Pero a través de la oscuridad obtenía una visión de los atributos de Dios, que le daban confianza y fortalecían su fe. Pero cuando meditaba en las dificultades y en los peligros de la vida, le parecían tan difíciles de sobrellevar, que se sentía abandonado de Dios debido a sus pecados. Veía su pecado en una manera tan clara, que exclamó: “¿Desechará el Señor para siempre, y no volverá más a sernos propicio?”

Pero mientras lloraba y oraba, obtuvo una visión más clara del carácter y de los atributos de Dios…

Su fe se aferró de Dios, y se animó y fortaleció. Aunque reconocía como misteriosos los caminos de Dios, sabía que eran misericordiosos y buenos, pues este fue el carácter divino tal como se reveló a Moisés…

Cuando David hizo suyas esas promesas y esos privilegios, decidió dejar de ser apresurado en sus juicios, y no desanimarse ni abatirse en inútil desesperación. Su alma se reanimó cuando contemplo el carácter de Dios tal como se manifiesta en sus enseñanzas, su paciencia, excelsa grandeza y misericordia, y vio que a las obras y maravillas de Dios no se debe dar una aplicación restringida (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista, t. 3, p. 1167).

Dios derrama sus bendiciones a lo largo de todo nuestro camino, para alegrar nuestro viaje e inducir a nuestros corazones a amarlo y alabarlo; y él desea que extraigamos agua de la fuente de la salvación para refrescar nuestros corazones. Podemos cantar los cánticos de Sión, podemos regocijar nuestros corazones, y podemos alegrar los corazones de otros; la esperanza debe fortalecerse, y la oscuridad debe tornarse en luz. Dios no nos ha dejado en un mundo tenebroso —como peregrinos y extranjeros que buscan un país mejor, el país celestial— sin darnos preciosas promesas para aliviar toda carga. Los bordes de nuestro sendero están sembrados con hermosas flores de promesa. Florecen a todo nuestro alrededor, esparciendo por el ambiente rica fragancia.

Cuántas bendiciones perdemos porque pasamos por alto las bendiciones que recibimos diariamente, mientras nos lamentamos por aquello que no tenemos… La flor que medra en la oscuridad y en los lugares humildes, responde a todos los rayos de luz que puede obtener, y extiende sus hojas. El pájaro enjaulado canta en su prisión en el cuarto sin sol, como si estuviera en una morada asoleada… . Dios ama el corazón agradecido, que confía implícitamente en sus palabras de promesa, obteniendo consuelo, esperanza y paz de ellas; y él nos revelará todavía mayores profundidades de su amor…

Apropiémonos mediante una fe viva de las ricas promesas de Dios, y seamos agradecidos desde la mañana hasta la noche (Nuestra elevada vocación, p. 12).
  Jueves
1 de febrero

Para que los justos no sean tentados

Leer Salmos 37:1; Salmos 37:8; Salmos 49:5-7; Salmos 94:3-7; Salmos 125:3. ¿A qué lucha se enfrenta el salmista?

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Estos salmos lamentan la prosperidad actual de los malvados y el desafío que este hecho plantea a los justos. Los malvados no solo prosperan, sino que a veces también desprecian abiertamente a Dios y oprimen a otros. Lo desconcertante es que mientras "el cetro de la iniquidad" (Salmos 125:3) domina el mundo, el "cetro de justicia" (Salmos 45:6) parece estar fallando. ¿Por qué no, entonces, darse por vencido y abrazar el mal como lo hacen otros?

Leer Salmos 73:1-20; Salmos 73:27. ¿Qué lleva al salmista a través de la crisis? ¿Cuál es el fin de los que confían en cosas vanas? Véase también 1 Pedro 1:17.

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Mientras que el salmista en Salmos 73:1-28 Permaneció enfocado en la iniquidad actual en el mundo, fue incapaz de ver el panorama general desde el punto de vista de Dios. El problema que la prosperidad del mal planteaba a su fe era abrumador; Creía, también, que su argumento sobre la inutilidad de la fe se basaba en la realidad.

Sin embargo Salmos 73:1-28 muestra que "estas cosas se burlan de los que pasan por alto el primer versículo de este salmo, que es el resumen de todo el salmo: '¡Cuán bueno es el Dios de Israel con los rectos de corazón!' "—Johannes Bugenhagen, Comentario de la Reforma sobre las Escrituras (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2018), p. 11.

El salmista es conducido al santuario, el lugar del gobierno soberano de Dios, y allí se le recuerda que "hoy" es solo una pieza del mosaico, y que debe considerar el "fin", cuando los malvados enfrentarán el juicio de Dios. El hecho de que el salmista entendiera esta verdad en el santuario y confesara su locura anterior muestra que la realidad sólo puede ser captada por la perspicacia espiritual y no por la lógica humana.

¿De qué manera la promesa del juicio de Dios sobre el mundo, y sobre toda su maldad, te da consuelo cuando tanta maldad ahora queda sin castigo?

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Comentarios Elena G.W

Muchos procuran hacerse un cielo adquiriendo riquezas y poder. “Hablan con maldad de hacer violencia; hablan con altanería” (Salmo 73:8), pisotean los derechos humanos, y desprecian la autoridad divina. Podrán los orgullosos ejercer momentáneamente gran poder y tener éxito en todas sus empresas; pero al fin solo encontrarán desilusión y miseria.

El tiempo de la investigación de Dios ha llegado. El Altísimo descenderá para ver lo que los hijos de los hombres han construido. Su poder soberano se revelará; las obras del orgullo humano serán abatidas. “Desde los cielos miró Jehová; vio a todos los hijos de los hombres: desde la morada de su asiento miró sobre todos los moradores de la tierra”. “Jehová hace nulo el consejo de las gentes, y frustra las maquinaciones de los pueblos. El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones”. Salmo 33:13, 14, 10, 11 (Historia de los patriarcas y profetas, p. 116).

El futuro nos depara grandes acontecimientos, y deseamos invitar al pueblo para que abandone su indiferencia y se prepare para ese día… No tenemos que abandonar ahora nuestra confianza, sino tener una firme seguridad, más firme que nunca antes. Hasta ahora nos ha ayudado el Señor, y nos ayudará hasta el fin. Contemplaremos las monumentales columnas, recuerdos de lo que el Señor ha hecho por nosotros, para consolarnos y salvarnos de la mano del destructor. Debemos recordar con nitidez cada lágrima nuestra que el Señor ha enjugado, cada dolor que ha calmado, cada ansiedad que ha eliminado, cada temor que ha disipado, cada necesidad que ha satisfecho, cada misericordia concedida, y así fortalecernos para lo que aún nos espera delante en el peregrinaje (This Day With God, p. 58; parcialmente en Cada día con Dios, p. 56).

Desde el pesebre hasta la cruz, la vida de Jesús fue una vocación de entrega de sí mismo, y de participación en los sufrimientos. Reveló los propósitos de los hombres. Jesús vino con la verdad del cielo, y todos los que escucharon la voz del Espíritu Santo fueron atraídos a él. Los que se adoraban a sí mismos pertenecían al reino de Satanás. En su actitud hacia Cristo, todos iban a demostrar en qué lado estaban. Y así cada uno pronuncia juicio sobre sí mismo.

En el día del juicio final, cada alma perdida comprenderá la naturaleza de su propio rechazamiento de la verdad. Se presentará la cruz y toda mente que fue cegada por la transgresión verá su verdadero significado. Ante la visión del Calvario con su Víctima misteriosa, los pecadores quedarán condenados. Toda excusa mentirosa quedará anulada. La apostasía humana aparecerá en su odioso carácter. Los hombres verán lo que fue su elección. Toda cuestión de verdad y error en la larga controversia quedará entonces aclarada. A juicio del universo, Dios quedará libre de toda culpa por la existencia o continuación del mal (_El Deseado de todas las gentes,_p. 40).
  Viernes
2 de febrero

Reflexiones adicionales

Leer Salmos 56:1-13; Elena G. de White, "Regocijándonos en el Señor", pp. 115-126, en El Camino a Cristo.

Al igual que los salmistas, el pueblo de Dios de todos los tiempos se pregunta de vez en cuando cómo cantar los cánticos del Señor en "tierra extraña". Nuestra fe en el gobierno soberano del Señor es desafiada, a veces severamente, y podemos reflexionar si Dios tiene el control o si realmente es tan poderoso y bueno como dicen las Escrituras.

La fe bíblica a menudo implica incertidumbre y suspenso tanto como confianza y afirmación. A veces, la incertidumbre y el suspenso, especialmente ante el mal y la aparente ausencia de Dios, pueden ser casi insoportables. Sin embargo, la incertidumbre nunca debe ser acerca de Dios o de Su carácter amoroso y justo y de su confiabilidad. Los salmistas pueden estar inseguros acerca del futuro, pero a menudo apelan al amor y la fidelidad inagotables de Dios (Salmos 36:5-10; Salmos 89:2; Salmos 89:8).

Del mismo modo, debemos seguir el mismo ejemplo. "Reúne todos tus poderes para mirar hacia arriba, no hacia abajo, a tus dificultades; entonces nunca te desmayarás por el camino. Pronto verás a Jesús detrás de la nube, extendiendo su mano para ayudarte; y todo lo que tienes que hacer es darle tu mano con fe sencilla y dejar que Él te guíe. A medida que te vuelvas confiado, a través de la fe en Jesús, llegarás a tener esperanza". —Elena G. de White, Testimonios para la Iglesia, tomo 5, págs. 578, 579.

Los momentos en que Dios "esconde su rostro" no socavan la eficacia de la oración. Por el contrario, estas ocasiones hacen que los salmistas se examinen a sí mismos, recuerden los actos salvadores pasados de Dios y busquen a Dios con confesión y peticiones humildes (Salmos 77:10-12; Salmos 89:46-52). "La fe se fortalece al entrar en conflicto con las dudas y las influencias opuestas. La experiencia adquirida en estas pruebas es más valiosa que las joyas más costosas". (Elena G. de White, Testimonios para la Iglesia, tomo 3, pág. 555.)

Preguntas de discusión


  1. ¿Qué tensiones experimentaron los salmistas ante el mal? ¿A qué tensiones similares se ha enfrentado y cómo las ha afrontado? ¿Cómo mantienes tu fe durante estos tiempos?
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  2. ¿Dónde debemos buscar respuestas cuando nuestra fe en Dios es puesta a prueba por pruebas o por personas cuyos propios sufrimientos les hacen cuestionar la bondad y el poder de Dios?
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  3. ¿Cómo respondes a la pregunta común sobre el mal en un mundo creado y sostenido por un Dios todopoderoso de amor? ¿Cómo ayuda el motivo de la gran controversia a responder, al menos en parte, a este desafío?
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Comentarios Elena G.W

El Deseado de todas las gentes, “El divino Pastor”, pp. 442-448;

Testimonios para la iglesia, fragmento de “El sello de Dios”, t. 5, pp. 209, 210. 

Plan de enseñanza

Pensamiento clave: Los Salmos se pronuncian en un mundo imperfecto; uno de pecado, maldad, sufrimiento y muerte. Los salmistas a veces quedan perplejos por la aparente ausencia de Dios.

1. Haga que un voluntario lea Salmo 41:1-4 , Salmo 88:3-12 .

  1. Pida a los miembros de la clase que compartan una breve reflexión sobre cuál es el punto más importante de este pasaje.
  2. ¿Qué experiencias describen estos textos? ¿Con qué te identificas en lo que se dice?
  3. Aplicación personal: ¿Centrarnos en el sufrimiento que Jesús soportó en la cruz nos ayuda a mantener la fe en tiempos de sufrimiento y prueba? Comparte tus pensamientos.
  4. Estudio de caso: Uno de sus familiares afirma: “¿Qué tensiones ha enfrentado en el mal y cómo las ha manejado? ¿Cómo mantienes tu fe frente al mal? ¿Cómo le responderías a tu familiar?

2. Haga que un voluntario lea Salmo 42:1-3 , 63:1 , 68:1-3 , 102:1-7 .

  1. Pida a los miembros de la clase que compartan una idea sobre cuál es el punto más importante de este texto.
  2. ¿Qué le causa gran dolor al salmista?
  3. Aplicación personal: ¿Cómo respondes a los momentos en que Dios parece estar en silencio? ¿Qué te sostiene en tiempos de problemas? Comparte tus pensamientos
  4. Estudio de caso: Uno de tus amigos afirma: “¿Qué respuestas podemos encontrar cuando nuestra fe en Dios es puesta a prueba por pruebas o por personas cuyos sufrimientos les hacen cuestionar la bondad de Dios?” ¿Cómo le responderías a tu amigo?

3. Pida a un voluntario que lea el Salmo 77 .

  1. Pida a los miembros de la clase que compartan una breve reflexión sobre cuál es el punto más importante de este texto.
  2. ¿Qué experiencia está pasando el autor?
  3. Aplicación personal: ¿Ha trabajado el Señor en tu vida en el pasado? ¿Cómo puede esa verdad ayudarte a afrontar las pruebas actuales? Comparte tus pensamientos.
  4. Estudio de caso: Uno de sus vecinos afirma: “¿Cómo es que hay tanta maldad en este mundo si es creada y sostenida por un Dios todopoderoso y de amor?” ¿Cómo le responderías a tu familiar?

4. Haga que un voluntario lea Salmo 37:1 , 8 ; 49:5-7 ; 94:3-7 .

  1. Pida a los miembros de la clase que compartan una idea sobre cuál es el punto más importante de este texto.
  2. ¿Qué luchas enfrenta el salmista?
  3. Aplicación personal: ¿El conocimiento del juicio de Dios sobre el mundo y toda su maldad le brinda consuelo cuando ahora tanta maldad queda impune? Comparte tus pensamientos.
  4. Estudio de caso : Piense en una persona que necesita escuchar un mensaje de la lección de esta semana. Dile a la clase lo que planeas hacer esta semana para compartir con ellos.

Descargar PPT de la semana: Aquí 

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