Lección 9: *MISIÓN EN FAVOR DE LOS PODEROSOS*

 Lección 9.
25 de noviembre - Dic 01

Misión a los poderosos

Imagen del título semanal

Sábado por la tarde

Lea para el estudio de esta semana

Daniel 4:1-37; 2 Reyes 5:1-19; Juan 3:1-12; Juan 7:43-52; Mateo 19:16-22; Juan 19:38-42.

Texto de memoria:

"Porque, ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, y perder su alma? ¿O qué dará un hombre a cambio de su alma?" (Mateo 16:26).

Aunque fue escrita hace muchos años, la Biblia, la Palabra de Dios, es la revelación de la verdad de Dios para nuestro mundo. Y entre las muchas verdades que revela está la de la naturaleza humana, y que, ya sea en la Judea del siglo VII o en el Brasil del siglo XXI, las personas son básicamente iguales: pecadores necesitados de la gracia divina.

Esto incluye a los ricos y poderosos. Los ricos y poderosos de los tiempos bíblicos no eran diferentes de los ricos y poderosos de los tiempos modernos, especialmente en su búsqueda de riqueza, fama y poder, a menudo (pero no siempre) a expensas de los vulnerables. Sin embargo, Dios está tan preocupado por la salvación de los ricos y poderosos como por la de los débiles y necesitados. Las Escrituras proporcionan algunos ejemplos apasionantes de personajes bíblicos que eran poderosos, o ricos, o ambos, y cómo Dios los usó para ser una bendición para las naciones: Abraham, Isaac, Job, Salomón y José, por nombrar algunos ejemplos.

Esta semana exploraremos la misión de Dios para los ricos y poderosos. Acompáñanos a ver cómo Dios alcanzó a algunas de estas personas y cómo está llamando y preparando a los adventistas del séptimo día para que también sean testigos de ellos hoy.

*Estudie la lección de esta semana para prepararse para el día de reposo 2 de diciembre.



Comentarios Elena G.W

Aquellos que pertenecen a las altas esferas de la sociedad han de ser buscados con tierno afecto y consideración fraternal. Los hombres de negocios, los que se hallan en elevados puestos de confianza, los que poseen grandes facultades inventivas y discernimiento científico, los hombres de genio, los maestros del evangelio cuya atención no ha sido llamada a las verdades especiales para este tiempo: estos deben ser los primeros en escuchar el llamamiento. A ellos se les debe dar la invitación…

Rara vez se dirige alguien personalmente a los que son encumbrados en el mundo en virtud de su educación, su riqueza o vocación, para hablarles respecto a los intereses del alma. Muchos obreros cristianos vacilan en aproximarse a estas clases. Pero esto no debe ocurrir. Si un hombre se estuviera ahogando, no permaneceríamos sentados mirándolo perecer porque fuera un abogado, un comerciante o un juez. Si viésemos a algunas personas a punto de lanzarse a un precipicio, no vacilaríamos en instarlas a volver atrás, cualquiera fuera su posición u ocupación. Tampoco debemos vacilar en amonestar a los hombres con respecto al peligro del alma (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 182, 183).

Hay muchos… a quienes Dios desea poner en relación con su iglesia. Las simpatías de estos hombres están por el pueblo del Señor. Pero los lazos que los unen con el mundo los tienen fuertemente sujetos. Necesitan estos hombres valor moral para juntarse con las clases bajas. Hay que hacer esfuerzos especiales por estas almas que se encuentran en tan gran peligro a causa de sus responsabilidades y relaciones.

Mucho se ha dicho respecto a nuestro deber para con los pobres desatendidos; ¿no debe dedicarse alguna atención a los ricos desatendidos? Muchos no ven promesa en ellos, y poco hacen para abrir los ojos de los que, cegados y deslumbrados por el brillo de la gloria terrenal, no piensan en la eternidad. Miles de ricos han descendido al sepulcro sin que nadie los previniera. Pero por muy indiferentes que parezcan, muchos de ellos andan con el alma cargada. “El que ama el dinero no se hartará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto.” Eclesiastés 5:10 (El ministerio de curación, pp. 160, 161).

Hay otro peligro al cual están particularmente expuestos los ricos… Muchos que gozan de prosperidad en el mundo, y que nunca se dejaron arrastrar por los vicios ordinarios, se encaminan a la ruina por el amor de las riquezas. La copa más difícil de llevar no es la vacía, sino la que está llena hasta el borde. Esta es la que exige el mayor cuidado para conservarla en equilibrio. La aflicción y la adversidad traen consigo desengaño y tristeza; pero la prosperidad es lo más peligroso para la vida espiritual…

Muchas veces se piden oraciones por los que padecen enfermedad o sufren infortunios; pero los hombres a quienes se otorgó prosperidad e influencia necesitan aun más nuestras oraciones…

[L]os que se encuentran, por así decirlo, en la cumbre, y a quienes, debido a su situación, se les atribuye sabiduría, son los que corren el mayor peligro. A menos que confíen en Dios, caerán seguramente (El ministerio de curación, pp. 162, 163).

 Domingo
26 de noviembre

Nabucodonosor

Como Adventistas del Séptimo Día, creemos en lo que se conoce como "expiación ilimitada". Esto significa que, a diferencia de algunos cristianos, creemos que la muerte de Cristo fue para toda la humanidad, no solo para un grupo especial de aquellos predestinados por Dios para la salvación. Debido a que Dios "quiere que todos los hombres sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad" (1 Timoteo 2:4), Jesús se ofreció a sí mismo como sacrificio "por nuestros pecados, y no solo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo" (1 Juan 2:2). Es por eso que todos fueron escogidos "en Él antes de la fundación del mundo" (Efesios 1:4), incluso si no todos lo eligen a Él. Es por eso, también, que encontramos relatos en la Biblia de todo tipo de personas que son alcanzadas por Dios.

Lee Daniel 4:1-37. ¿Qué le sucedió al rey aquí, y qué nos dice esto acerca de la salvación que le llegó a uno de los hombres más poderosos del mundo?

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Un ejemplo sorprendente en la Biblia de cómo Dios alcanza a los incrédulos poderosos es la historia del rey Nabucodonosor. El juicio de Dios se ejecutó sobre él de una manera similar a la de algunos reyes israelitas (véase, por ejemplo, 2 Crónicas 32:25-26; 1 Reyes 14:21-31; 1 Samuel 28:1-25). El relato bíblico de Nabucodonosor, quien entró en razón y reconoció al Dios Creador, muestra que Dios se preocupa por los ricos y poderosos, así como por los débiles y necesitados. En el versículo 37, el hombre más poderoso de la tierra declaró: "Y yo, Nabucodonosor, alabo, ensalzo y honro al Rey de los cielos, todas cuyas obras son verdad, y sus caminos justicia. Y a los que andan en soberbia, él puede humillarlos" (Daniel 4:37). ¡Si tan solo todos los ricos, poderosos y altivos entre nosotros, los seres mortales, entendieran esta verdad!

¿Qué podemos aprender de esta historia? Primero, Dios usa a los creyentes comprometidos, como Daniel, como un puente para alcanzar a los incrédulos poderosos. Segundo, Dios puede intervenir directamente en el proceso de testificar para alcanzar a los incrédulos poderosos. Nabucodonosor fue humillado por Dios por su orgullo y arrogancia. Y aunque esta fue una historia muy dramática, hay muchas otras maneras en las que los ricos, poderosos y altivos pueden ser humillados.

Incluso si no somos ricos y poderosos según los estándares del mundo, ¿por qué debemos tener cuidado de evitar el tipo de arrogancia que este rey había manifestado? ¿Por qué esa actitud podría ser más fácil de tener de lo que pensamos?

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Comentarios Elena G.W

Dios quiere que todos los hombres se salven, porque se ha hecho una amplia provisión para pagar el rescate del hombre, mediante su Hijo unigénito. Aquellos que perezcan, perecerán porque rehusarán ser adoptados como hijos de Dios a través de Jesucristo. El orgullo del hombre le impide que acepte la provisión para la salvación. Pero el mérito humano no bastará para admitir un hombre a la presencia de Dios. Lo que hace aceptable a un hombre delante de Dios, es la gracia impartida de Cristo, a través de la fe en su nombre. No se puede colocar ninguna confianza en las obras, ni en los felices vuelos de los sentimientos, como evidencia de que los hombres han sido elegidos por Dios, porque los elegidos lo son a través de Cristo.

Jesús dice: “Y al que a mí viene, no le echo fuera”. Juan 6:37. Cuando el pecador arrepentido acude a Cristo, consciente de su culpa y de su indignidad, comprendiendo que merece el castigo, pero confiando en la misericordia y el amor de Cristo, él no lo echará afuera (Nuestra elevada vocación, p. 80).

El deseo de glorificar a Dios fue el más poderoso de todos los motivos en la vida de Daniel. Comprendía que cuando estaba en la presencia de hombres influyentes, una 180 falla en reconocer a Dios como el origen de su sabiduría lo hubiera convertido en un mayordomo infiel. Y su constante reconocimiento del Dios del cielo delante de reyes, príncipes y estadistas, no disminuyó su influencia en lo más mínimo. El rey Nabucodonosor, delante de quien Daniel honró con tanta frecuencia el nombre de Dios, finalmente se convirtió plenamente, y aprendió a engrandecer y glorificar “al Rey del cielo”.

El rey que ocupaba el trono de Babilonia se convirtió en un testigo de Dios que dio un testimonio cálido y elocuente, que brotaba de un corazón agradecido que estaba participando de la misericordia y la gracia, de la justicia y la paz, de la naturaleza divina (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 4, pp. 1191, 1192).

Mientras se trabaje por los ricos se presentarán muchos motivos de desaliento, se tropezarán con muchas revelaciones angustiosas. Pero todo es posible con Dios. Él puede y quiere obrar mediante agentes humanos e influirá en el espíritu de quienes dedican su vida a ganar dinero.

Veránse realizar milagros de conversiones verdaderas, milagros que hoy no se advierten. Los hombres más eminentes de la tierra no son inaccesibles para el poder del Dios que obra maravillas. Si los que colaboran con él cumplen su deber valiente y fielmente, Dios convertirá a personas que desempeñan puestos de responsabilidad, a hombres de inteligencia e influencia. Mediante el poder del Espíritu Santo, muchos serán inducidos a aceptar los principios divinos (El ministerio de curación, pp. 165, 166).
 Lunes
27 de noviembre

Naamán

Cristo murió por todos, independientemente de sus antecedentes, riqueza, etnia o estatus. Dios atrae incesantemente a toda la humanidad hacia Él, incluyendo a aquellos individuos clasificados entre los poderosos no cristianos del mundo (ver Elena G. de White, Los Hechos de los Apóstoles, p. 416).

Lee 2 Reyes 5:1-19. ¿Qué podemos aprender de este relato acerca de alcanzar a las personas para el Señor?

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En 2 Reyes 5:17-19, Naamán hizo dos peticiones inusuales después de que Dios lo sanó de la lepra. Primero, pidió llevar dos mulas cargadas de tierra de Israel a Siria con el propósito de adorar al Dios vivo. Él declara: "Porque tu siervo ya no ofrecerá holocausto ni sacrificio a los otros dioses, sino al Señor" (2 Reyes 5:17). Aunque Naamán es claramente ahora un creyente en el único Dios verdadero, su primera petición muestra que las influencias paganas todavía dominaban su pensamiento hasta cierto punto. El comandante sirio consideraba al Dios de Israel como una divinidad que debía ser venerada en el suelo nativo de esa tierra. Aunque Naamán reconoció la realidad de que no había Dios aparte del Señor de Israel, no se había desposeído por completo de la noción de que Dios estaba, por algún medio particular, conectado con la tierra de Israel. Así, en su propio país deseaba adorar a Dios en suelo israelita.

La segunda petición de Naamán muestra la sinceridad de su fe. Aunque resolvió servir solo al Dios del cielo, se dio cuenta de que llevar a cabo tal resolución en su propio país idólatra no sería fácil. Moverover, el rey de Siria todavía adoraba al dios Rimón, y en esta ocupación Naamán serviría como escolta del rey. Aunque Naamán no tenía intención de abandonar sus deberes para con su rey terrenal, no deseaba que se considerara que se inclinaba en adoración ante Rimón. Habiendo entregado su corazón a Jehová, Naamán no deseaba hacer ninguna concesión a la idolatría adorando al dios pagano. Tampoco quería que se le dijera a Eliseo que lo estaba haciendo.

Eliseo respondió a la súplica de Naamán diciendo: "Vete en paz" (2 Reyes 5:19). "Estas palabras no deben ser consideradas como una expresión de aprobación o desaprobación de la petición de despedida de Naamán. Debía partir en paz, no en la duda ni en la incertidumbre inquieta. Dios había sido bondadoso con él, y debía encontrar felicidad y paz en su conocimiento y adoración de Dios. Naamán era un nuevo converso, un hombre con escrúpulos de conciencia, que crecería en fuerza y sabiduría si se aferraba a su nueva fe. Dios guía a los nuevos conversos paso a paso, y sabe cuál es el momento apropiado para pedir una reforma en cierto asunto. Este principio debe ser siempre tenido en cuenta por aquellos que trabajan por la salvación de las almas". (Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, tomo 2, pág. 878).

¿Qué lecciones debemos aprender de esta historia acerca de no presionar a las personas demasiado rápido, especialmente a aquellas que provienen de un entorno no cristiano?

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Comentarios Elena G.W

Pocos comprenden el pleno significado de las palabras que Cristo habló cuando, en la sinagoga de Nazaret, se anunció como el Ungido. Declaró que su misión era consolar, bendecir y salvar a los afligidos y pecadores. Luego, viendo que el orgullo y la incredulidad dominaban los corazones de sus oyentes, les recordó que en tiempos pasados Dios se había apartado de su pueblo escogido por causa de su incredulidad y rebelión y se había manifestado a los habitantes de tierras paganas que no habían rechazado la luz del cielo. La viuda de Sarepta y Naamán el siro, habían vivido de acuerdo con toda la luz que tenían, por lo cual se los consideró más justos que el pueblo escogido de Dios que se había apartado de él y había sacrificado sus principios a las conveniencias y honores mundanales (Los hechos de los apóstoles, p. 333).

Hay personas particularmente idóneas para trabajar entre las clases altas. Necesitan pedir a Dios sabiduría para alcanzarlas, y no contentarse con un conocimiento casual de ellas, sino procurar despertarlas, mediante su esfuerza personal y su fe viva, para que sientan las necesidades del alma, y sean llevadas al conocimiento de la verdad que está en Jesús.

Muchos se figuran que para alcanzar a las clases altas, hay que adoptar un modo de vivir y un método de trabajo adecuado a los gustos desdeñosos de ellas. Consideran de suma importancia cierta apariencia de fortuna, los costosos edificios, trajes y atavíos, el ambiente imponente, la conformidad con las costumbres mundanas y la urbanidad artificiosa de las clases altas, así como su cultura clásica y lenguaje refinado. Esto es un error. El modo mundano de proceder para alcanzar las clases altas no es el modo de proceder de Dios. Lo que surtirá efecto en esta tarea es la presentación del evangelio de Cristo de un modo consecuente y abnegado (El ministerio de curación, p. 164).

La verdad debe presentarse con tacto celestial, cortesía y ternura. Debe proceder de un corazón que se haya enternecido y que haya sentido simpatía por los demás. Necesitamos establecer una comunión íntima con Dios, para que el yo no renazca… Para que no derramemos un raudal de palabras impropias, que no son ni como el rocío, ni como la lluvia que vivifica las plantas que se agostan. Al tratar de ganar a otros debemos utilizar palabras amables. Dios concederá sabiduría a quien busque sabiduría de lo alto. Debemos procurar encontrar oportunidades en todas circunstancias; debemos velar en oración; debemos estar listos para responder con sencillez y temor acerca de nuestra esperanza. Elevemos de continuo nuestros corazones a Dios, no sea que impresionemos negativamente a cualquier persona por la cual Cristo murió; para que podamos hablar la palabra apropiada en el momento apropiado. Cuando así obremos en favor de Dios, el Espíritu será nuestro ayudador. El Espíritu Santo usará las palabras que hemos pronunciado amorosamente en favor de las almas. La verdad tendrá un poder vigorizante cuando sea hablada bajo la influencia de la gracia de Cristo (Testimonios para la iglesia, t. 6, pp. 399, 400).
 Martes
28 de noviembre

Testificar a los sabios: Nicodemo

Nicodemo era un hombre culto. La Biblia lo describe como un gobernante de los judíos (Juan 3:1). Jesús se refirió a él como un maestro de Israel (Juan 3:10). Tenía un buen entendimiento de la Biblia y tenía hambre espiritual por el Señor. Desde una perspectiva humana, puede haber parecido un seguidor de Dios. Guardaba todos los mandamientos y era un líder respetado entre los judíos. Era poderoso y rico. Muchos vieron esto como señales de que Dios lo había bendecido. Sin embargo, resulta que las apariencias superficiales eran solo eso: apariencias superficiales.

Lee Juan 3:1-12. ¿Qué revela esta historia acerca de las necesidades espirituales de Nicodemo y cómo Jesús las abordó de inmediato?

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Cuando Nicodemo se acercó a Jesús, trató de mantener la fachada, el statu quo. Pero Dios conocía su corazón. Del mismo modo, Dios conoce los corazones y las necesidades de todos los ricos y poderosos, independientemente de sus antecedentes. Nicodemo se acercó a Jesús porque las enseñanzas de Jesús lo habían convencido. Su orgullo le impidió confesar abiertamente a Jesucristo como Señor, pero esa noche lo cambió para siempre. Incluso después de su convicción de que Jesús fue enviado por Dios, todavía no reconoció abiertamente que era un seguidor de Jesucristo.

Lea Juan 7:43-52; Juan 19:39. ¿Qué nos dicen estos textos sobre Nicodemo y Jesús?

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Podemos ver aquí en estos versículos que Nicodemo, obviamente, había sido muy impactado por Jesús. Buscó protegerlo cuando Jesús estaba vivo y luego honrar a Jesús después de que Jesús murió. No hay duda de que Jesús había llegado a Nicodemo, quien, incluso en su cacareado conocimiento y sabiduría, tenía una gran necesidad del Salvador, como todos nosotros.

¿Por qué debemos tener cuidado con la trampa de pensar que porque "tenemos la verdad" (que la tenemos), entonces el conocimiento de esta verdad por sí solo es suficiente para salvarnos? ¿Cuántas almas se perderán que tenían conocimiento más que suficiente, incluso de los mensajes de los tres ángeles, para ser salvadas?

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Comentarios Elena G.W

El éxito en la proclamación del mensaje evangélico no depende de sabios discursos, testimonios elocuentes o profundos argumentos. Depende de la sencillez del mensaje y de su adaptación a las almas que tienen hambre del pan de vida. “¿Qué haré para ser salvo?” Este es el anhelo del alma.

Millares de personas pueden ser alcanzadas en la forma más sencilla y humilde. Los más intelectuales, aquellos que son considerados como los hombres y las mujeres mejor dotados del mundo, son frecuentemente refrigerados por las palabras sencillas de alguien que ama a Dios, y que puede hablar de ese amor tan naturalmente como los mundanos hablan de las cosas que más profundamente les interesan (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 231, 232).

Nicodemo era miembro del Sanedrín, y con otros había sido conmovido por la enseñanza de Jesús. Al presenciar las maravillosas obras de Cristo, se había apoderado de él la convicción de que ése era el enviado de Dios. Por cuanto era demasiado orgulloso para reconocer abiertamente su simpatía por el Maestro galileo, había procurado tener una entrevista secreta. En esa entrevista, Jesús le había expuesto el plan de la salvación y su misión en el mundo; sin embargo, Nicodemo había seguido vacilante. Ocultó la verdad en su corazón, y por tres años hubo poco fruto aparente. Pero, aunque Nicodemo no había reconocido públicamente a Cristo, repetidas veces había desbaratado en el Sanedrín las maquinaciones de los sacerdotes de destruirlo. Cuando al fin Cristo fue crucificado, Nicodemo recordó las palabras que le había hablado en la entrevista nocturna en el Monte de las Olivas: “Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado” (Juan 3:14); y vio en Jesús al Redentor del mundo…

Cuando los judíos trataron de destruir la naciente iglesia, Nicodemo salió en su defensa. Libre ya de la cautela y dudas anteriores, estimuló la fe de los discípulos y empleó su riqueza en ayudar a sostener la iglesia de Jerusalén, y en llevar adelante la obra del evangelio. Aquellos que en otros días le habían rendido homenaje, ahora le despreciaban y perseguían; y llegó a ser pobre en los bienes de este mundo; no obstante, no vaciló en la defensa de su fe (Los hechos de los apóstoles, pp. 85, 86).

Lo que hizo el apóstol Pablo al encontrarse con los filósofos de Atenas encierra una lección para nosotros. Al presentar el evangelio ante el tribunal del Areópago, Pablo contestó a la lógica con la lógica, a la ciencia con la ciencia, a la filosofía con la filosofía. Los más sabios de sus oyentes quedaron atónitos. No podían rebatir las palabras de Pablo. Pero este esfuerzo dio poco fruto. Escasos fueron los que aceptaron el evangelio. En lo sucesivo Pablo adoptó un procedimiento diferente. Prescindió de complicados argumentos y discusiones teóricas, y con sencillez dirigió las miradas de hombres y mujeres a Cristo, el Salvador de los pecadores…

Que aquellos que trabajan por las clases altas se porten con verdadera dignidad, teniendo presente que tienen a ángeles por compañeros. Embargue su mente y su corazón el “Escrito está.” Tengan siempre colgadas en el aposento de su memoria las preciosas palabras de Cristo. Hay que estimarlas más que el oro o la plata (El ministerio de curación, pp. 164, 165).
 Miércoles
29 de noviembre

Misión a los ricos

Lee Mateo 19:16-22. ¿Qué lecciones podemos aprender de esta historia, en la que, a diferencia de Nicodemo, una persona no aceptó a Jesús?

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La interacción de Jesús con el joven rico muestra cuán peligrosa puede ser la trampa de la riqueza. Fíjate en estas palabras: "Y otra vez os digo que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de Dios" (Mateo 19:24). Esto, por supuesto, no significa que los ricos no puedan ser salvados, sino sólo que, si estas personas no tienen cuidado, sus riquezas pueden ser realmente un impedimento para la salvación.

Al final, los ricos y los pobres corren la misma suerte: la tumba. Esto significa que los ricos tienen una necesidad tan desesperada de salvación como cualquier otra persona. Cualquier otra cosa que el dinero pueda comprar, no puede comprar una exención de la muerte. Esa exención viene solo como un regalo, ofrecido gratuitamente por Jesús a quien lo reclame por fe. "Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá" (Juan 11:25).

Lee Lucas 19:1-10. ¿Qué fue lo que marcó la diferencia en esta historia, en contraste con la del joven rico?

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Zaqueo respondió a Jesús de una manera que, desafortunadamente, el joven rico no lo hizo. Nótese que Jesús no le dijo a Zaqueo que vendiera lo que tenía y se lo diera a los pobres, como lo hizo con el joven rico. Jesús debe haber sabido cuán atado a su dinero estaba el rico gobernante, por lo que Jesús le dijo lo que le hizo. En contraste, aunque no sabemos todo lo que se dijo cuando Jesús estaba en su casa, Zaqueo obviamente fue convencido por Jesús y sabía que tenía que hacer algunos cambios en su vida, especialmente en lo que se refería a su riqueza.

"'Porque, ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, y perder su propia alma? ¿O qué dará un hombre a cambio de su alma? (Mateo 16:26). ¿Qué deberían decirnos estas palabras a todos nosotros?

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Comentarios Elena G.W

Hay una obra que hacer en favor de los ricos. Ellos necesitan ser despertados a su responsabilidad como personas a quienes se han encomendado los dones del cielo. Necesitan que se les recuerde que han de dar cuenta ante Aquel que juzgará a los vivos y los muertos. El hombre rico ha menester que se trabaje por él con el amor y el temor de Dios. Demasiado a menudo confía en sus riquezas y no siente su peligro. Los ojos de su mente necesitan ser atraídos a las cosas de valor perdurable. Debe reconocer la Autoridad llena de verdadera bondad, que dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Mateo 11:28-30 (Palabras de vida del gran Maestro, p. 182).

El [joven rico] miraba a Cristo con admiración. Su corazón era atraído hacia el Salvador. Pero no estaba listo a aceptar el principio del sacrificio propio expresado por el Salvador. Elegía sus riquezas antes que a Jesús. Anhelaba la vida eterna, pero no quería recibir en el alma ese amor abnegado, el único que es vida, y con un corazón pesaroso se apartó de Cristo.

Al alejarse el joven, Jesús dijo a sus discípulos:… “¡Hijos, cuán difícil es entrar en el reino de Dios, los que confían en las riquezas! Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que el rico entrar en el reino de Dios. Y ellos se espantaban más”. Ahora se daban cuenta de que ellos mismos estaban incluidos en la solemne amonestación. A la luz de las palabras del Salvador, fue revelado su propio anhelo secreto de poder y riquezas (Palabras de vida del gran Maestro, pp. 324, 325).

La Biblia no condena a nadie por rico, si adquirió honradamente su riqueza. La raíz de todo mal no es el dinero, sino el amor al dinero. Dios da a los hombres la facultad de enriquecerse; y en manos del que se porta como administrador de Dios, empleando generosament sus recursos, la riqueza es una bendición, tanto para el que la posee como para el mundo. Pero muchos, absortos en su interés por los tesoros mundanos, se vuelven insensibles a las demandas de Dios y a las necesidades de sus semejantes. Consideran sus riquezas como medio de glorificarse. Añaden una casa a la otra, y una tierra a otra tierra; llenan sus mansiones de lujos, mientras que alrededor de ellos hay seres humanos sumidos en la miseria y el crimen, en enfermedades y muerte. Los que así dedican su vida al egoísmo no desarrollan los atributos de Dios, sino los del maligno.

Estos hombres necesitan del evangelio. Necesitan que se les aparte la vista de la vanidad de las cosas materiales a lo precioso de las riquezas duraderas. Necesitan aprender cuánto gozo hay en dar, y cuánta bendición resulta de ser colaboradores de Dios (El ministerio de curación, p. 163).
 Jueves
30 de noviembre

Misión a los poderosos

Jesús supo cómo hacerse amigo de los poderosos. Fue admirado y respetado por muchas de estas personas y, al mismo tiempo, también fue despreciado por muchos. Las personas poderosas de la Biblia que acudieron a Jesús en busca de ayuda seguramente sintieron que Él se preocupaba por ellos. Además, muchos de los ricos y poderosos no se acercaron abiertamente a Jesús de inmediato; esperaron hasta que estuvieron seguros de que Jesús era verdaderamente el Hijo de Dios. Tal fue el caso tanto de Nicodemo como de José de Arimatea.

Lea Mateo 27:57-60 (véanse también Marcos 15:43-47; Lucas 23:50-53; Juan 19:38-42). ¿Qué nos dice este relato acerca de cómo el Señor usó a un hombre rico que claramente había sido impactado por Jesús?

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Hasta este momento no hemos oído nada de José de Arimatea. De repente aparece este hombre rico, casi de la nada, y es utilizado para ayudar a cumplir la profecía. Dios ha usado y continuará usando a los ricos para Sus propósitos. Por lo tanto, también debemos tener una misión para ellos.

Por dónde empezar puede ser una de las fases más difíciles para hacerse amigo de personas poderosas. En general, es mejor no perseguirlos; Deja que vengan a ti. Jesús hizo esto; se convirtieron en testigos de Su mensaje, sanidad y poder de Dios. Estaban convencidos tras bambalinas de que Él es verdaderamente el Hijo de Dios.

Las personas poderosas buscarán asociarse con un ministerio genuino por varias razones. Quieren ser parte de algo bueno que está cambiando la vida de las personas. Esta es una forma en que saben que también puede cambiar sus vidas. Proporciona una forma sutil para que los ricos y poderosos obtengan la ayuda que necesitan sin revelar públicamente sus necesidades.

La segunda fase es comenzar un ministerio genuino como una vía para que los ricos y poderosos sean parte del ministerio de Dios. Tómate un tiempo para invertir en la vida de los ricos y poderosos de tu sociedad.

Desafío: Agregue a su lista de oración diaria a alguien que esté en una posición de poder, que no sea creyente y que sea alguien con quien pueda entrar en contacto de vez en cuando.

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Desafío: Dirija una carta o un correo electrónico a alguien en una posición de poder, incluso si es alguien que quizás nunca haya conocido, y dígale a esa persona que está orando por él o ella.

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Comentarios Elena G.W

José de Arimatea y Nicodemo vinieron en auxilio de los discípulos. Ambos hombres eran miembros del Sanedrín y conocían a Pilato. Ambos eran hombres de recursos e influencia. Estaban resueltos a que el cuerpo de Jesús recibiese sepultura honrosa.

José fue osadamente a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús…

Ni José ni Nicodemo habían aceptado abiertamente al Salvador mientras vivía. Sabían que un paso tal los habría excluido del Sanedrín, y esperaban protegerle por su influencia en los concilios. Durante un tiempo, pareció que tenían éxito; pero los astutos sacerdotes, viendo cómo favorecían a Cristo, habían estorbado sus planes. En su ausencia, Jesús había sido condenado y entregado para ser crucificado. Ahora que había muerto, ya no ocultaron su adhesión a él (El Deseado de todas las gentes, pp. 718, 719).

Necesitamos que un poder se posesione de nosotros ahora y nos conmueva a tener diligencia y fe ferviente. Entonces, bautizados por el Espíritu Santo, tendremos a Cristo, la esperanza de gloria, formado en nosotros. Entonces exhibiremos a Cristo como el objeto divino de nuestra fe y nuestro amor. Hablaremos de Cristo; oraremos a Cristo y acerca de Cristo. Alabaremos su santo nombre. Presentaremos ante el pueblo sus milagros, su abnegación, su sacrificio propio, sus sufrimientos, su crucifixión, su resurrección y su ascensión triunfal. Estos son los temas inspiradores del evangelio para despertar amor y fervor intenso en cada corazón…

Necesitamos nosotros mismos tener una viva relación con Dios, a fin de enseñar a Jesús a otros. Entonces podremos transmitir la viviente experiencia personal de lo que Cristo es para nosotros por experiencia y fe. Hemos recibido a Cristo, y con fervor divino podemos hablar de aquello que es un poder que reside en nosotros. La gente debe ser atraída a Cristo. Debe darse prominencia a su eficacia salvadora.

Los que verdaderamente aprenden sentándose a los pies de Jesús, descubren las preciosas gemas de verdad pronunciadas por nuestro Salvador, y discernirán su significado y apreciarán su valor. Y al hacerse más humildes y estar dispuestos a ser enseñados, su comprensión se abrirá para descubrir las cosas maravillosas de su ley, pues Cristo las ha presentado en forma clara y precisa (Mensajes selectos, t. 3, pp. 211-213).

Si solo comprendiéramos cuán diligentemente trabajó Cristo para sembrar la semilla del evangelio… Trabajaríamos incansablemente repartiendo el Pan de Vida a las almas moribundas.

Captemos el espíritu del gran Maestro. Aprendamos del Amigo de los pecadores cómo ayudar a las almas enfermas de pecado. Su corazón siempre se conmovía con la angustia humana…

Los siervos de Dios deben trabajar por las clases más altas, pero esto no significa que deben atarse con los grandes de la tierra, dependiendo de ellos para obtener fortaleza, influencia y éxito. El Señor muchas veces inclinará los corazones de los que están en posiciones de responsabilidad para otorgar favores al pueblo que guarda los mandamientos de Dios. Pero cuando los siervos de Dios lo abandonan para buscar el reconocimiento de los hombres de la tierra, cambian el poder por la debilidad (Alza tus ojos, pp. 328, 329).
 Viernes
1 de diciembre

Reflexiones adicionales

Lea Elena G. de White, "Ministry to the Rich", The Ministry of Healing, págs. 209–216; "La doncella cautiva muestra interés por Naamán", Reflejando a Cristo, p. 337.

El amor de Jesús es el mismo por los pobres que por los ricos y poderosos del mundo. Murió tanto por los príncipes como por los pobres. Jesús conocía la manera más eficaz de llegar a sus corazones. Nos advirtió que "es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de Dios" (Marcos 10:25). Esta semana se nos desafía a alcanzar a personas poderosas y ricas con el evangelio de Jesucristo. Están tan necesitados de salvación como cualquier otra persona, incluso si, desafortunadamente, no se dan cuenta debido a la "seguridad" que creen que ofrece su riqueza.

"Mucho se dice acerca de nuestro deber para con los pobres abandonados; ¿No debería prestarse alguna atención a los ricos abandonados? Muchos consideran que esta clase no tiene esperanza. . . . Miles de hombres ricos se han ido a la tumba sin ser advertidos. Pero por indiferentes que parezcan, muchos de los ricos están agobiados por el alma". —Elena G. de White, El Ministerio de Curación, p. 210.

Preguntas de discusión


  1. Jesús rompió las barreras de casta y clase cuando ministró a los ricos y a los pobres durante su ministerio terrenal. ¿Cómo abordamos nosotros, como adventistas, este tema, el de la brecha entre ricos y pobres, que está tan arraigado en todas nuestras sociedades?
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  2. Jesús dijo lo siguiente: "Y el que recibió semilla entre los espinos, ése es el que oye la palabra, y los afanes de este mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuoso" (Mateo 13:22). ¿Qué creen que quiso decir Jesús con "el engaño de las riquezas"? ¿Por qué no necesariamente tenemos que ser ricos para ser engañados por las riquezas?
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  3. En clase, repase la pregunta que se hizo al final del estudio del martes sobre el hecho de que conocer la verdad no es lo mismo que ser salvo por ella. ¿Por qué es esta una distinción tan crucial para nosotros? Si conocer la verdad por sí sola no es lo que nos salva, ¿qué nos salva?
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  4. ¿Qué otras razones se te ocurren para explicar por qué el joven rico rechazó a Jesús mientras que Zaqueo lo aceptó a Él?
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Comentarios Elena G.W

La historia de la redención, “La sepultura”, pp. 235-237;Nuestra elevada vocación, 9 de abril, “Una voluntad sumisa”, p. 107.

Pensamiento clave: Dios está tan preocupado por la salvación de los ricos y poderosos como por los débiles y necesitados. Dios ha usado a personas ricas o poderosas para ser una bendición para los demás.

A. Pida a un voluntario que lea 2 Reyes 5:1-19 .

  1. Pida a los miembros de la clase que compartan una breve reflexión sobre cuál es el punto más importante de este pasaje.
  2. ¿Por qué Naamán querría tierra de Israel para adorar al Dios verdadero?
  3. Aplicación personal: ¿Cómo nos muestra esto que no debemos presionar demasiado a las personas, especialmente a aquellas de origen no cristiano? Comparte tus pensamientos.
  4. Estudio de caso : Uno de sus familiares afirma: “¿Cómo podemos llegar a los ricos y poderosos de nuestra sociedad? ¿Tienen necesidades y desafíos que deben satisfacerse? ¿Cómo le responderías a tu familiar?

B. Haga que un voluntario lea Juan 3:1-8 .

  1. Pida a los miembros de la clase que compartan una idea sobre cuál es el punto más importante de este texto.
  2. ¿Qué revela esta historia acerca de las necesidades espirituales de Nicodemo y cómo Jesús las abordó?
  3. Aplicación personal: ¿Es suficiente tener un conocimiento de la Biblia y las verdaderas enseñanzas de Cristo para salvarnos? Comparte tus pensamientos
  4. Estudio de caso : Uno de sus amigos afirma: “¿Sabían los israelitas algo acerca del bautismo como símbolo de nacer de nuevo y sabían algo acerca de ser llenos del Espíritu? ¿Eran estos conceptos comunes para los judíos? ¿Cómo le responderías a tu amigo?

C. Haga que un voluntario lea Mateo 19:16-22 .

  1. Pida a los miembros de la clase que compartan una breve reflexión sobre cuál es el punto más importante de este texto.
  2. ¿Qué lecciones podemos aprender de esta historia del joven rico?
  3. Aplicación personal: ¿Qué “cosas” además de las riquezas tenemos en alta estima y que serían difíciles de abandonar en nuestras vidas si Cristo nos lo pidiera? Comparte tus pensamientos.
  4. Estudio de caso: Uno de sus vecinos afirma: “¿Qué significa que el engaño de las riquezas ahoga la palabra? ¿Por qué no tenemos que ser ricos para dejarnos engañar por las riquezas? ¿Cómo le responderías a tu familiar?

D. Haga que un voluntario lea Mateo 27:57-60 .

  1. Pida a los miembros de la clase que compartan una idea sobre cuál es el punto más importante de este texto.
  2. ¿Qué nos dice esta historia acerca de cómo el Señor usó a un hombre rico que había sido influenciado por Jesús?
  3. Aplicación personal: ¿Cómo acortamos la brecha entre ricos y pobres para poder llegar a quienes tienen riqueza? Comparte tus pensamientos.
  4. Estudio de caso: Piense en una persona que necesita escuchar un mensaje de la lección de esta semana. Dile a la clase lo que planeas hacer esta semana para compartir con ellos.

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