Lección 7 para la Escuela Sabática: HONESTIDAD PARA CON DIOS


PARA MEMORIZAR: “Mas la que cayó en buena tierra, estos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia” Luc. 8:15



7. Honestidad para con Dios

 Textos Bíblicos: 

Lucas 16:10, Levítico 27:30, Génesis 22:1–12, Hebreos 12:2, Lucas 11:42; 8:15; Hebreos 7:2–10, Nehemías 13. 

Citas 

• La honestidad es el primer capítulo en el libro de la sabiduría. Thomas Jefferson 
• La honestidad es una joya muy fina, pero está pasada de moda. Thomas Fuller 
• La integridad del corazón es indispensable. John Calvin 
• La honestidad nunca se ve sentada a horcajadas sobre la cerca. Lemuel K. Washburn 
• Muchas iglesias están midiendo cosas equivocadas. Medimos cosas como la asistencia y el dar, pero deberíamos considerar aspectos más fundamentales como la ira, el desprecio, la honestidad y el grado en que las personas están bajo el control de sus deseos. Esas cosas se pueden contar, pero no tan fácilmente como las ofrendas. Dallas Willard 
• Siempre me gusta revelar el hecho de que el emperador no tiene ropa. Y los niños son mejores en eso. Ellos nos enseñan cómo ver el mundo en ese sentido. Ellos están sin artificio; lo ven como lo que es. Me atrae esa honestidad despiadada. Mira Nair 
• Tan casualmente cruel en nombre de la honestidad. Taylor Swift 

Para debatir 

¿De qué manera somos deshonestos con nosotros mismos?
¿Qué papel juega la honestidad en nuestro día a día?
¿Está bien decir “mentiritas blancas?
¿Cómo actuamos deshonestamente hacia Dios?
¿Puede que “ser muy honestos” sea un problema?
¿Cuáles son algunas maneras en las que podemos ser más honestos en nuestra relación con Dios?
¿Es la honestidad un problema en el conflicto de los siglos? y si es así, ¿cómo? 

Resumen Bíblico 

“Si son fieles con las cosas pequeñas, podrán ser fieles con lo mucho; si son deshonestos con lo poco, también serán deshonestos con lo mucho.” Lucas 16:10 FBV.
Levítico 27:30 Nos da la instrucción de diezmar.
El intento de sacrificio de Abraham de Isaac se registra en Génesis 22:1-12.
Somos llamados a mirar a Jesús (Hebreos 12:2).
Lucas 11:42 habla de la práctica de los fariseos de pagar hasta el diezmo de las plantas del huerto.
Lucas 8:15 es el final de la parábola del Sembrador, que describe la semilla que cae en un buen suelo. Hebreos 7: 2-10 menciona a Abraham pagando el diezmo a Melquisedec.
Nehemías 13 trata sobre el uso correcto del diezmo. 

Comentario 

Si bien el punto central de esta lección es “pagar un diezmo honesto”, el problema mayor es mucho más profundo. Puedes pagar el diezmo, y aun así no estar bien con Dios. La verdadera honestidad de la que deberíamos hablar es actuar con mentes honestas respecto a Dios, no ser falsos y engañar, no tratar de ocultar nuestras fallas y defectos, sino ser abiertos con Dios en todos los aspectos de nuestras vidas. 

En nuestras experiencias diarias con los demás, desarrollamos la gran controversia en miniatura: el conflicto y las peleas, el amor y la admiración, la demostración de si seguimos la verdad, la honestidad, el derecho y demás. Lee algo del material relacionado con la caída de Lucifer, y comienzas a ver cuán insidioso realmente es el pecado, cómo al creer una mentira puedes llegar a una posición donde lo correcto es incorrecto y lo incorrecto es correcto. En este proceso de autoengaño, Lucifer, al parecer, llegó a creer en su propia propaganda. ¿Qué lecciones podemos encontrar para nosotros, especialmente si hablamos de ser honestos con nosotros mismos? 

Cuán importante es decir la verdad, ser correcto, verdadero y honesto. Cuán necesario es que reconozcamos nuestra necesidad del cambio curativo y la transformación que solo Dios puede dar. Cuán importante es que aceptemos la oferta del perdón y renacimiento de Dios, ser hechos nuevos a su imagen una vez más. No debemos ser mentirosos y enemigos de la verdad, sino que debemos regresar a nuestro amoroso Señor y ser aceptados como sus verdaderos amigos en quienes puede confiar. Eso es lo que Dios quiere hacer por cada uno de nosotros, por ti y por mí. Podemos elegir a Dios si queremos, y aceptar su salvación sanadora. 

Jesús dijo, “si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres.” (Juan 8:36). Pero ¿libre de qué? Libre de la compulsión del pecado, libre de la fuerza que usa el Diablo en su programa de mentiras y engaños. Libre de este modo de vida egocéntrico que en realidad es una forma de morir. Libre de nosotros mismos, ya que al parecer somos nuestro peor enemigo. Libre de elegir, de elegir al Dios que no valora nada más elevado que la libertad de sus seres creados. Libre de seguir el mejor consejo: el consejo de nuestro creador que consideramos que es verdadero y confiable. Libre para amar a Dios, lo que no podemos hacer mientras estamos ocupados amándonos a nosotros mismos, libre de amar desde un corazón abierto y honesto que está de acuerdo en que Dios es verdaderamente un Dios justo.

 No es tanto una cuestión de cuánto ponemos en los platillos de la ofrenda, sino de lo que somos y nuestras motivaciones. El evangelio es un llamado a ser honestos: con los demás, con nosotros mismos y, sobre todo, con Dios.

Comentarios de Elena de White 

Amen la veracidad y la honestidad. Estos son tesoros sagrados. Nunca los dejen de lado, ni por un momento... Dejen que la honestidad y la verdad vivan en su corazón. Nunca, ni siquiera por miedo al castigo, sacrifiquen estos nobles rasgos. {AY 44 Traducido} 

 En todos los detalles de la vida deben mantenerse estrictos principios de honradez… {Conducción del niño, p. 142.} 

 La honradez debería imprimir su sello en cada acción de nuestra vida {Conducción del niño, p. 142} 

 Dios espera que el mayordomo a quien él honra, represente al Maestro. Si no puede representar dignamente la paciencia, la bondad, el amor paciente, la honestidad y la abnegación propia de Cristo; si se olvida que es un siervo y se exalta a sí mismo, sería mejor para el pueblo que lo despidieran”. Manuscrito 115, 1899, (15 de agosto de 1899) {Liderazgo Cristiano, p. 40} 

 Algunos serán honestos cuando no serlo cueste nada; pero cuando la normal secular ofrece una recompensa, se olvida la honestidad. La honestidad y esta normal secular no funcionarán juntas en la misma mente. Con el tiempo, dicha norma será dejada de lado, mientras la verdad y la honestidad reinarán supremas; o, por el contrario, si se prefiere seguir la norma secular, la honestidad será olvidada. {Adaptación al español de CCh 179} Debemos convertirnos de nuestra vida deficiente a la fe del Evangelio. Los seguidores de Cristo no necesitan preocuparse por brillar. Si contemplan constantemente la vida de Cristo, serán transformados a la misma imagen en su mente y corazón. Brillarán entonces sin intentarlo superficialmente. El Señor no pide una ostentación de bondad. En el don de su Hijo, hizo provisión para que nuestra vida interior esté imbuida de los principios del cielo. El apropiarnos de esta provisión es lo que nos llevará a manifestar a Cristo al mundo. Cuando el pueblo de Dios experimente el nuevo nacimiento, su honradez, integridad, fidelidad, y sus principios firmes, lo revelarán infaliblemente. 

{Consejos para los Maestros, p. 238} Preparado el 17 de septiembre de 2017 © Jonathan Gallagher 2017



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