Lección 9 para la Escuela Sabática: LAS OFRENDAS DE GRATITUD

Las ofrendas de gratitud

Preparado por © Jonathan Gallagher 2017




Textos Bíblicos:

Mateo 6:19-21; Efesios 2:8; 1 Pedro 4:10; Lucas 7:37-47; 2 Corintios 8:8- 15; 2 Corintios 9:6, 7; Juan 3:16.

Citas 

• La gratitud te abre la plenitud de la vida. Convierte lo que tenemos en suficiente y más. Transforma la negación en aceptación, el caos en orden, la confusión en claridad. Convierte una comida en un festín, una casa en un hogar, un extraño en un amigo. Melody Beattie 
• La gratitud puede transformar días comunes en días de acción de gracias, convertir trabajos rutinarios en alegría y cambiar oportunidades ordinarias en bendiciones. William Arthur Ward 
• La gratitud es la más saludable de todas las emociones humanas. Cuanta más gratitud expreses por lo que tienes, probablemente tendrás más aún para continuar dando gracias. Zig Ziglar 
• “Gracias” es la mejor plegaria que alguien puede decir. Yo la digo a menudo. Expresa humildad y entendimiento. Alice Walker 
• El agradecimiento es el inicio de a gratitud. La gratitud es la realización del agradecimiento. El agradecimiento puede consistir solo en palabras. La gratitud se demuestra en el actuar. Henri Frederic Amiel 
• Si nos concentramos en hallar lo bueno en toda situación, descubriremos que nuestra vida se llenará de repente con gratitud, un sentimiento que alimenta el alma. Rabino Harold Kushner 

Para debatir 

Si bien nuestras ofrendas a Dios son sin duda importantes como expresión de nuestra gratitud, ¿es correcto que haya pautas a seguir sobre cómo se debe ofrendar? ¿Cómo entendemos aquel texto que dice que Dios ama al dador alegre? Reconociendo los grandes dones de Dios para nosotros, es natural querer dar algo cambio, pero ¿es esto lo que se espera? ¿Cómo encaja esto en la Gran Controversia? 

Resumen Bíblico 

Jesús en Mateo 6:19-21 nos aconseja a almacenar tesoros en el cielo, porque nuestros corazones están donde nuestros tesoros están. La salvación es un regalo gratuito de Dios (Efesios 2:8). Tenemos que usar los dones que tenemos para servir a otros (1 Pedro 4:10). Lucas 7:37-47 Registra la historia de la mujer que unge los pies de Jesús con un perfume muy costoso, lo que alguien vio como malgasto, pero que en realidad fue una maravillosa expresión de gratitud. En 2 Corintios 8:8-15 Pablo alienta a la iglesia de Corinto en su generosidad. Él aclara su posición: " Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría". 2 Corintios 9: 7 NVI. La forma en que Dios ama se resume en Juan 3:16. 

Comentario 

Para un mundo enganchado a la satisfacción instantánea, “si se siente bien, hazlo”, ¿cómo es que a menudo nos sentimos tan decepcionados? ¿Por qué es tan difícil encontrar significado y felicidad aquí? ¿O es que acaso este mundo no puede darnos lo que realmente queremos? 

¿Es este el problema real, que en lugar de gratitud estemos buscando una satisfacción personal? Todo tiene un fin. Incluso aquellos aspectos de la vida que parecen más sustanciales y permanentes: nuestra carrera profesional, nuestra posición, nuestra familia, los amigos, o el hogar. Al igual que el hombre sabio, nos preguntamos qué beneficio hay en algo cuando descubrimos que estamos como persiguiendo al viento. Podemos incluso olvidar preguntarnos por qué existe la insatisfacción. ¿Por qué no somos felices en este mundo? ¿Por qué buscamos algo más? ¿Por qué estamos buscando respuestas de todos modos? 

¿Qué nos impulsa a buscar significado y propósito, un sentido de algo más de lo que vemos, oímos y sentimos? ¿Cómo es que somos tan diferentes de cualquier otra cosa viviente en este mundo, que nunca parece buscar más allá? ¿Por qué queremos lo que este mundo no nos puede dar? Es simplemente, extraño… 

“Escucha tu vida", escribe Frederick Buechner. "Mírala por el lado misterioso e insondable que es. Toca, prueba, huele el camino hacia el corazón sagrado y oculto de la vida, porque, en última instancia, todos los momentos son momentos valiosos y la vida misma es gracia”. 

La vida misma es gracia. Solo al vernos a nosotros mismos como algo más que una formación fortuita de moléculas aleatorias, las cosas comienzan a tener sentido. Solo si nuestra existencia tiene un significado y un propósito más allá de nuestro yo inmediato, podemos encontrar cordura. Solo si la vida es verdaderamente amena, hay sentido en ella y no en poner fin a la falta de sentido. Cuando reflexiono sobre aquellos momentos en los que me he sentido tan cerca de Dios, me doy cuenta de que mi deleite no ha sido en los logros que a menudo definimos como éxitos. Tampoco existe la satisfacción duradera en las cosas que usualmente perseguimos para el disfrute: lo físico simplemente no dura, y eventualmente todo placer terrenal termina. En definitiva, toda nuestra avaricia después de sentirnos bien nos deja vacíos, insatisfechos. 

No puede ser que esta vida sea solo esto que vemos. Nathaniel Hawthorne dice: “Nuestro Creador nunca hubiera hecho esos días encantadores, y darnos el corazón profundo para disfrutar de ellos, más allá de todo pensamiento, a menos que nosotros hubiéramos sido destinados a ser inmortales.” 

Los cierto es que estamos aquí por una buena razón. Más que ello, no fuimos hechos solo para este mundo. Y en últimas, el centro de todo gozo, satisfacción y propósito es saber que Dios nos hizo. Tal como escribió Christina Rossetti: “Si no existiera Dios, estaríamos en este maravilloso mundo con corazones agradecidos y nadie a quien darle las gracias.” No se trata de placer inmediato, sino de gozo eterno. ¡Algo por lo que deberíamos estar realmente agradecidos! 

Comentarios de Elena de White 

A lo largo del camino que recorremos debemos dejar marcas del amor de Cristo. Este amor, reflejado de manera práctica en la vida, siempre trae una respuesta. Hace que aquellos que aprecian la bondad, lleven ofrendas de gratitud a Dios. Los obreros de Dios serán reconocidos en la medida que sus esfuerzos por promover su causa se hagan en armonía con el plan del Salvador. {RH, 24 de noviembre de 1910 par. 12} 

La verdadera generosidad cristiana nace del principio del amor agradecido. No puede existir amor a Cristo sin su correspondiente amor hacia los que él vino a redimir. El amor de Cristo debe constituir el principio guiador del ser, de manera que encauce todas sus emociones y dirija todas sus energías. El amor redentor debiera despertar en el corazón humano todos los tiernos afectos y la devoción abnegada que puedan existir allí. Cuando ése es el caso, no se necesitarán llamamientos conmovedores para quebrantar el egoísmo y despertar las simpatías dormidas, para obtener ofrendas generosas para la preciosa causa de la verdad...{Hijos e Hijas de Dios, p. 266}.

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